Alcaraz, otro pueblo de película (en Albacete) para que engordes tu Instagram viajero
No te pierdas su plaza, sus torres (casi) gemelas, sus arcos, sus calles. Y no dejes de visitar los Chorros del río Mundo... y Ayna y Liétor, donde se rodó la inigualable 'Amanece que no es poco'
Pues sí, Albacete también existe, como Teruel -el tópico era necesario-, así que vamos a ponerlo en el mapa a propósito de uno de sus pueblos más bellos, Alcaraz, con permiso de Ayna, Letur y Riópar Viejo. Y nos hemos venido hasta aquí porque sencillamente nos parece de película y ahora que estamos de Oscar, qué mejor que perdernos por sus calles que harían las delicias de Ridley Scott, por ejemplo. O de Woody Allen, para una de las suyas, que nunca se sabe. O de Cuarón, en un vuelo directo desde México hasta este rincón de Castilla-La Mancha en el reino también de Don Quijote. En fin, que Alcaraz tiene unas torres casi gemelas que te van a encantar; son puro Instagram. Y hay muchísimo más. Por cierto, no todos los días se va al nacimiento de un río y menos a un río que se llama Mundo. Amanece aquí, que no es poco.
En un lugar de La Mancha
Y en plena sierra del mismo nombre, Alcaraz, para ir situándonos (con un pico de 1.796 metros, el Almenara), se encuentra este pueblo tan singular que está en cuatro cuencas hidrográficas, o sea, bañado por los aguas de cuatro grandes ríos (o sus afluentes). A saber: el Guadalquivir, el Guadiana, el Júcar y el Segura. Y el principal afluente del Segura es el ¡Mundo! Hay que ir a buscar sus fuentes, en plan Livingstone. Lo mismo que ir a donde confluyen el Mesta con el del Escorial (nada que ver con Felipe II esta vez), dando lugar al Guadalmena y al impresionante Salto del Caballo. Y por si no bastara con la espectacularidad del paisaje, Los Batanes, ahí están sus cuevas que aún guardan pinturas rupestres.
La plaza que desearás ver
No es como la del Obradoiro, porque como ella no hay otra igual. Pero ojo con la plaza de Alcaraz, porque tiene tantos monumentos que no le caben más. El Renacimiento es (fue) así: arquerías por aquí y por allá, hasta completar tres de los lados de su rectángulo; la iglesia que no podía faltar con su torre, que se hermana con la torre del Tardón, la del reloj, casi gemelas, pegadita esta última a la lonja de Santo Domingo, antiguo convento y con cinco arcos, que no es la única, porque está la de la Regatería (o del Corregidor, todo suena tan de antes…), con dos galerías de 12 arcos cada una, y el insigne Ayuntamiento, que también es una lonja, la del Alhorí, de dos galerías de 5 arcos. Solo hay que multiplicar. Esto es un no parar. Otros pueblos son medievales, él es renacentista a más no poder.
El castillo que querrás conquistar
Un pueblo así tiene que tener su castillo, como Bocairent, Olite o Morella. En este caso, lo que queda de él, porque llegó a ser una ciudadela fortificada al amparo de tres murallas, extraprotección, y siete puertas principales, de las cuales solo se conserva la Nueva, al inicio de la calle Mayor. Alfonso VIII lo tuvo muy difícil para tomarlo en 1213. Esto por no hablar del acueducto, que lo hubo y aún puede verse uno de sus grandes arcos a la entrada del pueblo, aunque también es, para nuestra desgracia, una ruina. Pero si lo que querías era viajar en el tiempo, nada como plantarse en el paraje del Santo, donde se conservan los restos de un antiguo poblado íbero, junto a las ruinas de una iglesia gótica y unas tumbas talladas en la roca. Un mix histórico inigualable. Y aún te queda el Real Monasterio y Santuario de Cortes, donde estuvo la Atalaya. Otra enciclopedia de historia.
Como siempre, lo mejor callejear y tapear
Atentos los turistas de última generación porque aquí hay arcos, fachadas y balcones pintorescos para aburrir y para lucir y lucirse en IG. Estas calles dan para mucho. Lo suyo es perderse, hasta encontrarse ante la puerta de, por ejemplo, el asador Alfonso VIII (C/ Padre Pareja, 1). El sitio ideal para darse un homenaje muy cervantino y quijotesco con las especialidades manchegas: ajo pringue, ajo mataero, atascaburras, migas ruleras, gazpachos manchegos o gachas. Solo los nombres son lo más. Y ya fuera del pueblo y del sueño renacentista, en la carretera de Alcaraz a Hellín (km 675,57), merece la pena, y mucho, el JM Restaurante.
Practica la desconexión en un hotel rural
No está exactamente en Alcaraz, pero sí muy cerquita, entre Bogarra y Paterna del Madera, en el corazón de la Sierra del Segura albaceteña, al ladito también del nacimiento y los Chorros del río Mundo, de Riópar, Ayna (la Suiza manchega), Molinicos y Liétor (no te pierdas su ermita), estos tres últimos en la Ruta Amanecista, porque en ellos se rodó en 1988 la sin par 'Amanece que no es poco', de ese gran contador de cuentos que es José Luis Cuerda. El hotel Val de Pinares (valdepinares.com) se alza en medio de una finca de 200 hectáreas de pinos, encinas, frutales y huertos, cruzada por el arroyo Gollizno y a una altitud de 1.140 metros, ahí es nada. Y además, que lo sepas, dispone también de una casa rural para seis. Precio hotel: desde 31 euros por persona. Para vivir una de cine.
Pues sí, Albacete también existe, como Teruel -el tópico era necesario-, así que vamos a ponerlo en el mapa a propósito de uno de sus pueblos más bellos, Alcaraz, con permiso de Ayna, Letur y Riópar Viejo. Y nos hemos venido hasta aquí porque sencillamente nos parece de película y ahora que estamos de Oscar, qué mejor que perdernos por sus calles que harían las delicias de Ridley Scott, por ejemplo. O de Woody Allen, para una de las suyas, que nunca se sabe. O de Cuarón, en un vuelo directo desde México hasta este rincón de Castilla-La Mancha en el reino también de Don Quijote. En fin, que Alcaraz tiene unas torres casi gemelas que te van a encantar; son puro Instagram. Y hay muchísimo más. Por cierto, no todos los días se va al nacimiento de un río y menos a un río que se llama Mundo. Amanece aquí, que no es poco.