Casa Josephine: espíritu mediterráneo en interiores refinados y cultos

Lo más interesante de descubrir grandes talentos creativos puede que sea saber cómo fueron sus inicios y de qué manera llegaron al punto en el que los presentamos. Arquitectos, interioristas, diseñadores… Todos ellos comparten su gusto por los colores, las texturas y las formas al servicio de las proporciones, aunque pocas veces repiten historias. Están los que nacieron con la vocación debajo del brazo, los que la descubrieron por el camino y los que la desarrollaron sin siquiera notarlo, como si de un hobby se tratase, y aquí están Pablo López e Íñigo Aragón, aka Casa Josephine.

Aunque se conocieron mientras estudiaban Bellas Artes, Pablo se dedicaba al turismo e Íñigo a la moda y a la fotografía, cuando decidieron reformar una finca heredada por Íñigo en Sorzano (La Rioja), con la idea de hacer un hospedaje rural. Apostaron por fundir lo vernáculo con lo moderno, con el arte, y con ese espíritu laxo propio de los pueblos. Así nació Casa Josephine, una historia de amor que tuvo segunda parte más cerca de Madrid, en La Losa, un pueblo ubicado en la sierra de Guadarrama.

Esta vez quisieron desafiar las leyes rurales y crear un espacio en el campo, con influencias de la construcción japonesa y muchos guiños a la estética de los años 70 y 80. La guinda la pusieron diseñando Weekend, su primera línea de mobiliario, tan sencillo como seductor. Aparecieron los clientes, se llenaron de mobiliario y antigüedades traídas de Francia e Italia, y abrieron su estudio y anticuario: El Rastro, uno de los place to be si estás de paseo por el centro de la capital.

Hablamos con Pablo para que nos cuente los entresijos de su estudio.

¿Cómo era Pablo de pequeño? ¿Recuerdas a qué jugabas?

Me encantaba jugar con Lego. También hacer obras de teatro y representarlas, pero me recuerdo como un niño a ratos introspectivo, fantaseando, imaginando… A Íñigo le gustaba hacer maquetas, plastilina, y disfrazarse. Tenía un baúl de disfraces que recuerda con mucho cariño.

¿Cómo nació vuestro gusto por el arte?

Nosotros nos conocimos estudiando Historia del Arte. Yo (Pablo) creo que mi gusto por el arte nació viajando con mis padres, que eran maestros y nos llevaban a ver museos y arquitectura siempre que podían. También recuerdo hojear libros con fotos de cuadros o monumentos del mundo, que me fascinaban desde niño.

Ambos recordamos impresiones estéticas fuertes y vívidas a la edad en la que descubres la belleza del arte, un poco antes de la adolescencia.

¿Cómo llegó a tu vida el interiorismo?

En mi caso, tenía un interés muy moderado por las artes decorativas y el diseño, y no me atraía mucho el interiorismo, hasta hace unos quince años, cuando empezamos nuestro negocio juntos.

Íñigo sí tenía una predisposición natural mucho mayor y un don para pensar en el espacio, en la colocación y selección de piezas y en el diseño. Además de Historia del Arte, Íñigo estudió la carrera de Diseño de Moda y es fotógrafo. Está acostumbrado a pensar usando materiales, colores, texturas y objetos.

¿En qué consiste vuestro proyecto El Rastro?

Empezamos a vender piezas en nuestra casa. Comprábamos antigüedades y piezas de diseño del siglo XX, decorábamos toda la casa y lo poníamos todo a la venta durante unos días. A raíz de eso decidimos abrir un showroom con horario comercial.

Nota: Se dice que por allí pasó Sarah Jessica Parker.

¿Existen diferencias entre la esencia mediterránea italiana, griega y española?

Por supuesto, hay diferencias, y también está el Mediterráneo del sur de Francia, con sus particularidades, y el del norte de África. Lo que nos interesa es precisamente ver las diferencias sutiles y las variedades en las que las mismas ideas constantes de belleza, geometría, orden, naturaleza, disfrute sensorial, dimensión humana y cultura compartida se han expresado a lo largo del tiempo.

Entendemos que hay un espíritu mediterráneo que nos interesa y nos atrae siempre, lo busquemos o no. Somos parte de una tradición cultural y visual que lleva siglos reflexionando sobre los mismos elementos sin agotarse.

¿Qué referentes tiene Casa Josephine?

Nos interesa la fotografía, el cine, el diseño, y todo el arte en general. Los referentes van cambiando, pero Scarpa, Gae Aulenti, Mario Ceroli, Barragán están siempre ahí.

¿Cómo se consigue un 'espacio culto'?

Creemos que se ha abusado de una visión vernácula muy simple y reducida de la estética mediterránea, que se ha convertido en un cliché estético (lino, paredes encaladas, tonos tierra, una estera o una cesta…). No nos identificamos con eso. Cuando hablamos de 'mediterráneo culto', nos referimos a espacios en los que se ve una buena propuesta de diseño que interpreta la tradición y la actualiza con éxito y modernidad, y en formas nuevas que resisten el paso del tiempo. Mediterráneo culto es para nosotros el trabajo de Gae Aulenti o de Carlo Scarpa, de Gio Ponti o Cini Boeri, por ejemplo.

¿Qué elementos nunca faltan en vuestros diseños?

Textil, plantas, libros.

Algo que jamás veremos en uno de vuestros proyectos

No tenemos prejuicios ni consideraciones de ese tipo, porque el gusto y los intereses cambian, pero, en general, evitamos los materiales muy artificiales y plásticos, el contraste sin armonía y el desorden visual. Pero no hay un 'jamás'.

¿Cuál es la importancia de la artesanía?

Nosotros nos consideramos artesanos. Tenemos en cuenta todos los detalles del diseño y de su ejecución, y entendemos —como entienden los artesanos— que hay margen de mejora en el momento en que una idea se materializa. Compartimos con los artesanos la idea de trabajo total, desde la mente a la materia.

Un sueño por cumplir

Construir y decorar una casa para nosotros en el campo de Ibiza. Encontrar un buen equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

Proyectos para el 2024

Estamos trabajando en dos proyectos residenciales en China y dos en Madrid, y hemos diseñado una colección de tapices que saldrá en breve.