Orgullo vasco: mapeamos el divino Bilbao desde su cinco estrellas más sofisticado
Hace justo 42 años, una gota fría golpeó con dureza a Bilbao. Pero el espíritu vasco pudo más y ese mismo día la ciudad comenzó a reinventarse. Instalados en el estratégico e impecable Meliá Bilbao, nos lanzamos a su conquista
Las vistas desde la Suite Presidencial del Meliá Bilbao no tienen precio. (Cortesía)
Hace justo 42 años, una tremenda gota fría sumió a Bilbao en el caos. Aquella imagen de calles anegadas parecía precipitar un destino que ya venía marcado por la crisis industrial y la decadencia de los viejos Altos Hornos. Sin embargo, el tiempo transformó por completo la fisonomía y el ánimo de la ciudad. Hoy Bilbao se ha convertido en uno de los lugares más modernos y sofisticados de España, un ejemplo de cómo la arquitectura, la cultura y la apertura al mundo pueden reinventar una urbe.
Basta detenerse frente al Museo Guggenheim y ver cómo su titanio se refleja en la ría para comprender hasta qué punto el renacimiento de Bilbao ha sido profundo. Y junto a este museo universal, el cinco estrellas Meliá Bilbao como ejemplo de elegancia, arte y punto de partida para descubrir la vibrante ciudad.
Quienes conocieron aquel Bilbao de los años ochenta recuerdan una ciudad dura, marcada por la suciedad y la violencia, pero también fascinante en su carácter industrial. El tren atravesando el Horno Alto de Sestao era como una escena de 'Blade Runner', con el acero incandescente iluminando la noche. Una postal inquietante, sí, pero única.
Bilbao y sus símbolos del cambio. (Getty Images / F. Z.)
Poco a poco esos recuerdos quedaron atrás y aparecieron los grandes hitos que definieron el nuevo Bilbao: el Euskalduna de Soriano y Palacios, el metro de Norman Foster, las torres de Isozaki, la Alhóndiga de Philippe Starck, el nuevo San Mamés, el Zubizuri de Santiago Calatrava y, por supuestísimo el gran motor del cambio, el Guggenheimde Frank Gehry. La ciudad se reconcilió consigo misma y dio rienda suelta a su orgullo vasco moderno y cosmopolita.
Meliá Bilbao, un gran cinco estrellas. (Cortesía)
En ese escenario se sitúa el Meliá Bilbao, un cinco estrellas levantado en Abandoibarra, junto al Guggenheim, el Palacio Euskalduna y la ría. El hotel rinde homenaje a Eduardo Chillida en su concepción arquitectónica y ofrece más de doscientas habitaciones y suites donde se combinan elegancia contemporánea, confort y diseño. Los baños de mármol, las camas de alta gama y, en muchos casos, las vistas al parque de Doña Casilda o a la propia ría, definen unas estancias pensadas para viajeros que buscan algo más que un simple alojamiento. La Suite Presidencial, distribuida en dos plantas y con terraza privada, es el máximo ejemplo de esa propuesta.
Presidential Suite del Meliá Bilbao. (Cortesía)
La oferta gastronómica se articula en dos espacios complementarios. Sumendi —cuyo nombre significa “montaña de fuego” en euskera— despliega una cocina mediterránea a la brasa con sabores intensos y un ambiente sofisticado. Bribone, por su parte, funciona como lugar versátil y cosmopolita, desde un desayuno con bollería artesanal hasta un cóctel al final del día. Ambos contribuyen a reforzar esa idea de Bilbao como ciudad donde la modernidad convive con la tradición culinaria.
Lobby, piscina y restaurante Sumendi en Meliá Bilbao. (Cortesía)
Para quienes buscan un plus de privacidad, The Level representa la versión más exclusiva de la experiencia Meliá. Habitaciones con vistas privilegiadas, atención personalizada desde el check-in y acceso a espacios reservados convierten la estancia en algo único. En la sexta planta, el Wellness Center añade un gimnasio de última generación, sauna y piscina semicubierta climatizada con vistas a la ciudad y a las montañas, un lugar perfecto para detener el ritmo tras una jornada intensa. El hotel, además, es pet friendly, con servicios específicos para quienes viajan con su perro.
Será por planes
Desde el Meliá Bilbao se despliegan los planes que mejor explican la vitalidad de la ciudad. Basta tomar el metro de Foster hasta Portugalete para cruzar el Puente Colgante, Patrimonio de la Humanidad, o embarcarse en Bilboats para recorrer la ría desde otra perspectiva. El Casco Viejo, con sus bares de pintxos, resume como pocos lugares la mezcla entre memoria y presente que caracteriza a Bilbao.
El Puente Colgante de Bilbao une Portugalete con Las Arenas. (F. Z.)
Y en apenas media hora, escapadas como el Bosque de Oma, la Reserva de Urdaibai o San Juan de Gaztelugatxe —la fortaleza de Rocadragón, hogar de la Casa Targaryen, de 'Juego de Tronos'— muestran otras caras de esa Vizcaya en la que naturaleza y arte se dan la mano.
El increíble paraje de San Juan de Gaztelugatxe y Puppy, el perrete más querido de Bilbao. (Visit Euskadi - Basque Country / Getty Images)
Bilbao ya no es la ciudad gris que fue. Hoy es moderna, abierta y se siente especialmente orgullosa de sí misma, y el Meliá Bilbao encaja en ese paisaje como símbolo de hospitalidad y estilo en el corazón de una urbe que aprendió a reinventarse sin renegar de su pasado.
Hace justo 42 años, una tremenda gota fría sumió a Bilbao en el caos. Aquella imagen de calles anegadas parecía precipitar un destino que ya venía marcado por la crisis industrial y la decadencia de los viejos Altos Hornos. Sin embargo, el tiempo transformó por completo la fisonomía y el ánimo de la ciudad. Hoy Bilbao se ha convertido en uno de los lugares más modernos y sofisticados de España, un ejemplo de cómo la arquitectura, la cultura y la apertura al mundo pueden reinventar una urbe.