Es noticia
Menú
Elena Ochoa volverá, pese a la críticas
  1. Famosos
repasamos su exitosa carrera

Elena Ochoa volverá, pese a la críticas

La esposa de Norman Foster se ha convertido a lo largo de su vida en una de las mujeres más polifacéticas del panorama internacional

Foto: Elena Ochoa. (EFE)
Elena Ochoa. (EFE)

Como el Guadiana, Elena Ochoa aparece y desaparece del ‘candelero’ mediático patrio con discreción. Sin embargo, cuando surge ante los focos -como el río citado sobre la tierra- no pasa inadvertida. En España, su personalísimo gusto, mezcla de la vanguardia británica, la excentricidad italiana y la voluptuosidad parisina, no gusta. Se prefiere el bolso taurino de la infanta taurina.

La última vez que se la vio en un sarao de copete patrio -vive a caballo entre Madrid, Londres y Ginebra- fue durante la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) en la entrega en el hotel Ritz de la capital (hoy en quirófano) de los Premios Iberoamericanos de Mecenazgo a la baronesa Tita Thyssen y al multimillonario mexicano Carlos Slim. Elena Ochoa, que obtuvo el galardón en 2016, acudió a la gala vestida con un blusón deconstruido sobredimensionado de pintor y pantalones campana, respectivamente, en rojo y negro Caravaggio. Para las miradas más inocentes, un simple arlequín. Tal vez uno a caballo entre el de 1926 de Salvador Dalí y los numerosos de Paul Cézanne. Una prenda que repite con asiduidad y que posee en varios tonos. Pese a las malas críticas, la volverá a lucir, como los viejos rockeros siempre vuelven a los escenarios con sus pantalones de cuero. Retos a Elena.

placeholder Norman Foster y Elena Ochoa. (Gtres)
Norman Foster y Elena Ochoa. (Gtres)


Fuera del estrecho círculo artístico de la capital, como único mérito, a la gallega se le reconoce su intervención para que la Fundación Norman Foster descansase en el madrileño palacio del Duque de Plasencia y no en otro espacio extranjero. Elena es mucho más que la esposa del arquitecto británico Norman Foster y su nexo con España. Ochoa es psicóloga, editora y comisaria de arte contemporáneo.

Durante más de dos décadas fue profesora titular de Psicopatología en la Universidad Complutense de Madrid y profesora honoraria del King’s College de Londres, además de encabezar varias investigaciones como profesora visitante para numerosas universidades de Europa y Estados Unidos. Todo en un final de siglo donde el techo de cristal para las mujeres estaba en el sótano de las cocinas. Ha trabajado también en la radio y la televisión pública y colaborado como articulista con varios periódicos. Para que ahora lejos de ser profeta en su tierra se la conozca como Lady Foster, la señora del Premio Príncipe de Asturias que se oculta tras unas gafas de sol con pretensiones cubistas.

placeholder Elena Ochoa. (Gtres)
Elena Ochoa. (Gtres)

En 1990, bajo la dirección de Narciso Ibáñez Serrador, Elena presentó los 42 episodios de ‘Hablemos de sexo’. Era la primera vez que se trataba en la pequeña pantalla, abiertamente y desde un punto científico, todos los temas relacionados con la sexualidad humana. No es exagerado afirmar que Elena educó sexualmente a gran parte del país, un país que en la última década del S. XX aún albergaba entre sus fronteras a paisanos que pensaban que la masturbación era el principio de la ceguera o que la eyaculación al vacío propiciaba la pérdida masiva de fósforo.

Seis años después fundó Ivorypress, una empresa que desarrolla una actividad internacional relacionada con el arte contemporáneo en áreas de comisariado de exposiciones, galería de arte, librería especializada, consultoría de arte contemporáneo, proyectos editoriales, producción audiovisual y programas educativos.

Elena Ochoa Foster es presidenta del Consejo de las Serpentine Galleries (Londres) y académica corresponsal en Suiza para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Elena es magna, Ochoa es la imagen de capacidad que España debería querer exportar al mundo en vez de despreciarla por su vocación de mujer de mundo. Por mucho que hayamos avanzado en temas de libertad sexual, el principal pecado patrio sigue siendo la envidia. Pero Elena volverá. Con su sonrisa y su blusón.

Como el Guadiana, Elena Ochoa aparece y desaparece del ‘candelero’ mediático patrio con discreción. Sin embargo, cuando surge ante los focos -como el río citado sobre la tierra- no pasa inadvertida. En España, su personalísimo gusto, mezcla de la vanguardia británica, la excentricidad italiana y la voluptuosidad parisina, no gusta. Se prefiere el bolso taurino de la infanta taurina.

Elena Ochoa
El redactor recomienda