Hombres, mujeres y lata de chóped: Isabel Pantoja puede con todo

Isabel Pantoja lleva más de un mes como superviviente en la isla hondureña. Ha superado con creces las expectativas previstas sobre su presencia en el reality de Mediaset. Si alguien pensaba que la folclórica iba a ser un mueble y que mantendría un perfil bajo, se equivocaba.

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Pantoja ejerce su pantojismo sobre los hombres y mujeres que comparten el exilio televisivo. Esta capacidad que tiene para abducir a quien la rodea no le ha salido bien con Colate. El hermano de Samantha ('MasterChef') pasó de caballero andante a traidor oficial al destapar el secreto de la famosa lata de chóped.

Este secreto que formaba parte de las interioridades que se graban y no se ven dejaba en un mal lugar a Isabel Pantoja, que por defecto ya se la inculpaba como birladora de la polémica lata. Se le adjudicaba el refrán de 'por un perro que maté, mataperros me llamaron'.

A la protagonista indiscutible de esta edición le salió ese carácter que tantas veces se ha visto en los encuentros con los paparazzi, el del 'no me vas a grabar más', 'esta es mi casa' o el 'dientes, dientes'. A diferencia de otras veces donde la prepotencia ha sido el santo y seña, esta vez la cantante tenía razón y Colate aparecía como el 'buscador' de vídeos atacando a la abeja reina.

Todos saben en Cayos Cochinos que cualquier encuentro o desencuentro con la dama del reality tiene consecuencias positivas porque se convierten también en primeras figuras. Y da igual que sea a través de la adulación o lo contrario. Carlos Lozano, que domina este tipo de programas, lo asumió y fue el primero en darse cuenta de sus posibilidades, por lo que se enfrentó. Después llegó Omar (el novio estacional de Chabelita), con poca capacidad para sacar de sus casillas a la gran superviviente de todas las ediciones. Pero fue capaz de expresar lo que muchos de los espectadores pensaban: “Joder..., ¡no sabía que ella es la que manda en las playas de cada sitio!".

Pantoja en estado puro. Canta, baila, manda, llora, suplica, ordena y levanta el dedo índice como si estuviera en el escenario para zanjar cualquier desencuentro o atraer a sus posibles adeptos. La artista tiene el poder de abducir a los que la rodean. Lo hace en su vida privada y en la pública, como lo ha demostrado en su día a día isleño.

Los que la han tratado saben de esa capacidad innata para colocarte en el primer puesto de su lista de afectos y hacerte desaparecer cuando considera que la has traicionado.

Sea o no verdad, sucedió con Chelo García Cortés, con Diego Gómez, con María del Monte, con Máximo Valverde... Todos ellos personajes con una trayectoria profesional impecable a los que convirtió en invisibles. A Chelo la ha vuelto a permitir que entre en su vida. Las reglas, como siempre, las marca ella y la colaboradora de 'Sálvame' se ha convertido en la mejor aliada a costa de que la acusen de servil.

El día de las nominaciones, Isabel Pantoja hizo su mejor intervención pidiendo a España entera y a los seguidores que tiene en Latinoamérica, Dallas y Singapur que “no me salvéis. os lo pido, os lo pido”, rogaba con lágrimas como cuando canta en el escenario 'Marinero de luces'.