Los 'ilustres' compañeros de Franco en el cementerio de El Pardo

El Tribunal Supremo ha avalado por unanimidad en plena precampaña para el 10N el plan del Gobierno de Pedro Sánchez de exhumar los restos de Franco para reinhumarlos en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio en contra del deseo de la familia de hacerlo en la cripta de la catedral de la Almudena.

Fuentes jurídicas han avanzado la decisión de la Sección Cuarta de la Sala de lo Contencioso Administrativo que ha desestimado en su totalidad el recurso de los nietos del dictador contra el acuerdo del Consejo de Ministros del 15 de marzo que fijaba para el 10 de junio la exhumación. El contenido de la sentencia se dará a conocer en los próximos días.

Aunque el abogado de la familia ya ha anunciado que recurrirá al Constitucional, si finalmente se completa el traslado de sus restos al cementerio de El Pardo, allí compartirá sepultura con la que fuera su mujer, Carmen Polo, además de varios altos cargos franquistas, políticos, artistas y hasta un sanguinario dictador caribeño.

Para empezar, el dictador compartirá su nuevo 'hogar' con un viejo amigo: Luis Carrero Blanco. El que fuera segundo hombre más poderoso del franquismo fue presidente del Gobierno hasta su muerte en un atentado de ETA en 1973. También allí está enterrado Carlos Arias Navarro, ministro de Gobernación y posterior jefe de Gobierno, fallecido en 1989.

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Un gran número de ministros permanecen también enterrados en este cementerio. Varios de ellos lo fueron con Franco como Nemesio Fernández Cuesta Illana, Pablo Martín Alonso, Demetrio Carceller Segura, Pedro Nieto Antúnez y Félix Álvarez-Arenas Pacheco. Además, allí descansan también el que fuera ministro de Hacienda y Justicia con Adolfo Suárez y de Exteriores con Felipe González, Francisco Fernández Ordóñez, y Juan José Rosó, ministro de Interior con Suárez y Calvo-Sotelo.

El dramaturgo Joaquín Calvo Sotelo, el pintor Daniel Vázquez Díaz, el arquitecto Luís Gutiérrez Soto o el presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Tomás y Valiente, asesinado por ETA en 1996, son algunas otras de las figuras relevantes cuyas lápidas figuran en el recinto de El Pardo-Mingorrubio.

Pero quizá su habitante más sorprendente sea Rafael Leónidas Trujillo, el que fuera dictador de la República Dominicana desde 1930 hasta su asesinato en 1961 y que llegó a ser uno de los seis hombres más ricos del mundo. Sus 31 años de gobierno son conocidos como la Era de Trujillo y considerados como una de las tiranías más sangrientas de América Latina, atribuyéndosele la muerte de más de 50.000 personas.