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Goles y penaltis en la Casa de Alba tras la boda del duque de Huéscar
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Goles y penaltis en la Casa de Alba tras la boda del duque de Huéscar

En estos doce meses, tanto Sofía Palazuelo como Fernando Fitz-James han vivido momentos familiares complicados

Foto: Fernando Fitz-James y Sofía Palazuelo, el día de su boda. (EFE)
Fernando Fitz-James y Sofía Palazuelo, el día de su boda. (EFE)

El 6 de octubre de hace un año se abrían las puertas del palacio de Liria para la primera gran boda en la Casa de Alba tras la muerte de la duquesa Cayetana. Fernando Fitz-James Stuart, duque de Huéscar y heredero del título, y Sofía Palazuelo rompían la media de edad en la que los jóvenes deciden formar familia. Él, 28 años. Y ella, 27. La diferencia radica en que ambos tienen el presente y el futuro asegurado en el apartado económico. Y por lo tanto, no había necesidad de esperar para mejoras laborales y patrimoniales.

Como regalo de boda por parte paterna, recibieron una vivienda ubicada en uno de los mejores barrios de Madrid y un Renoir. Este obsequio marcaba la diferencia entre unos novios y otros. La pintura 'Busto de mujer con sombrero de cerezas' era una de las preferidas de la duquesa y permanecerá en Liria hasta que Fernando se convierta en el inquilino del palacio. El sevillano de Dueñas es de su propiedad por decisión directa de la abuela Cayetana, al no formar parte de la fundación.

placeholder Un momento de la ceremonia. (EFE)
Un momento de la ceremonia. (EFE)

Por ahora, el primogénito y su mujer Sofía mantienen un perfil bajo y no suelen frecuentar las fiestas sociales patrocinadas. Esta manera de actuar ha sido una referencia en la vida del primogénito Fitz-James Stuart Solís. Incluso su boda fue menos espectacular que la de su padre, que se casó en la catedral de Sevilla, en el altar mayor, y con una convocatoria de mil invitados. En su caso no pasaron de cuatrocientos y se celebró en 'casa' en vez de en Los Jerónimos, que era el templo preferido de la novia. Como dice el refrán, donde hay patrón no manda marinero. Y en este caso, el duque de Alba era también uno de los protagonistas principales y quiso que todo fuera en su palacio.

Han pasado doce meses y los cambios en la familia Alba y Palazuelo han sido importantes. No así la relación de la nuera con su suegro, que es inmejorable. El duque de Alba ha dicho de ella que "es una gran persona y hacen un buen equipo" y de Fernando alaba el "esfuerzo que pone en todo lo que hace. Será un gran duque de Alba".

placeholder El duque de Alba, fotografiado en el palacio de Liria, recientemente abierto al público. (EFE)
El duque de Alba, fotografiado en el palacio de Liria, recientemente abierto al público. (EFE)

Efectivamente, a la joven Palazuelo no se le puede poner un pero salvo pedirle que sonría más cuando está en público. Las imágenes que aparecen en la prensa la presentan seria y poco comunicativa. Para ella ha sido muy duro el enfrentamiento que mantienen sus padres en los juzgados por cuestiones económicas derivadas de un divorcio muy complicado. Su padre no acudió a la boda y la relación con él es inexistente. Los que conocen la historia desde sus inicios aseguran que Sofía tiene muchas razones para estar enfadada. "El tiempo no lo cura todo, pero sí atempera los problemas", dicen.

placeholder Cayetano Martínez de Irujo. (EFE)
Cayetano Martínez de Irujo. (EFE)

Mientras la relación del duque de Alba con sus hijos es inmejorable, con su hermano Cayetano no puede ser peor. La publicación del libro catarsis ha sido un gol que no esperaba. Ni él ni el resto de la familia. Si ya había ciertos desencuentros entre ellos, las memorias han puesto la guinda. Hace un año, ninguno de los invitados que acudieron al palacio de Liria imaginaba el tsunami que llegaría en este primer aniversario con la publicación de 'De Cayetana a Cayetano'. El enfado se mantiene y solo un hermano -Fernando- visitó al jinete en el Hospital La Luz tras su novena intervención.

Tampoco quisieron estar presentes en la fiesta de cumpleaños de los mellizos Amina y Luis, celebrada en la casa palacio de Arbaizenea, en San Sebastián, el pasado septiembre. Se dieron de baja los primos Alba, que habían confirmado su asistencia.

En este tiempo también han conseguido meter algún penalti. Uno de ellos ha sido la apertura al público del palacio de Liria, una iniciativa del duque que ha sido un éxito. Cayetano fue el único que verbalizó ese malestar que también han sentido Jacobo, Alfonso y Fernando. Cada uno por diferentes motivos. A Eugenia le da igual porque vive en su luna particular.

En la vida del matrimonio no hay grandes cambios ante este primer aniversario. Trabajan, salen con amigos, pasan fines de semana en Sevilla o Salamanca y hasta que no lleguen los hijos disfrutan de una vida privilegiada y sin ostentaciones públicas.

El 6 de octubre de hace un año se abrían las puertas del palacio de Liria para la primera gran boda en la Casa de Alba tras la muerte de la duquesa Cayetana. Fernando Fitz-James Stuart, duque de Huéscar y heredero del título, y Sofía Palazuelo rompían la media de edad en la que los jóvenes deciden formar familia. Él, 28 años. Y ella, 27. La diferencia radica en que ambos tienen el presente y el futuro asegurado en el apartado económico. Y por lo tanto, no había necesidad de esperar para mejoras laborales y patrimoniales.