El día en que un juez enumeró los insultos que se escuchaban en casa de Rocío Carrasco
Fue la hija quien denunció a la madre por maltrato y fue la Fiscalía, actuando de oficio, la que dio la vuelta a la tortilla
Quedaban 20 días para que llegara agosto, el mes de vacaciones de los entonces menores con el padre. Esas dos decenas de amaneceres en el verano de 2012 serían un verdadero infierno en la casa familiar de Rocío Carrasco. Su hija, Rocío Flores, acababa de declarar contra ella en un juzgado porque ansiaba, desde hace tiempo, irse a vivir con su padre. Lo iba a terminar logrando el 27 de julio, eso sí, de forma poco protocolaria, después de agredir a su madre e interponer contra ella una denuncia por malos tratos que acabaría sobreseída.
[ Vea todo el especial: Rocío Carrasco o su hija, ¿quién es la verdadera superviviente? ]
El conflicto había arrancado al calor de la pubertad de la menor. Madre e hija llevaban alrededor de tres años enfrentadas y así lo declararon en el juzgado cuando fue preciso. Los informes de la joven aseguraban que estaba condicionada por los embrollos judiciales derivados del divorcio de sus progenitores y aleccionada en su comportamiento por la figura del padre, argumentos que se pusieron en manos de los jueces.
Tras la agresión del día 27 de julio y la posterior denuncia, agosto de 2012 fue un mes difícil para todos. Especialmente para Rocío Carrasco. Un juzgado de instrucción la estaba investigando por maltrato y, como medida provisional, el magistrado titular del mismo le arrebató en agosto la custodia temporal de la denunciante y se la entregó en su totalidad al padre, hasta que se aclarara todo.
Por tanto, y a pesar de lo que han venido narrando trovadores y juglares, de ese culto pagano perpetuo al mito de Cronos devorando a sus hijos, Rocío Carrasco pudo hacer muchas cosas mal, sí, pero lo cierto es que nunca renunció voluntariamente a la tutela de su primogénita. Una hija que nunca regresaría a casa después de aquello y que acabaría condenada por maltrato contra su madre en 2013 y asegurando en los platós de televisión, siete años después, cosas como: “Yo tengo mi conciencia muy tranquila, ella [por Rocío Carrasco] no lo sé".
No solo fue un mes de congoja e incertidumbre para la familia, sino que fueron varios. La angustia se prolongó concretamente hasta el 26 de diciembre de 2012, cuando el Juzgado de Instrucción n.º 1 de Alcobendas publicó el auto de “sobreseimiento provisional de las diligencias previas y el archivo de la causa” contra Rocío Carrasco, argumentado en las “francas contradicciones” en las que cayó su hija al relatar los hechos.
Las contradicciones de Rocío júnior:
Auto del Juzgado de Instrucción n.º 1 de Alcobendas
“Sostiene el atestado inicial que en la mañana del día 27 de julio de 2012, la imputada Rocío Carrasco Mohedano comenzó a discutir y a insultar a su hija de 15 años, Rocío Flores, cuando esta iba a ir al colegio, agarrándola del pelo, llevándola a la cocina y arrastrándola por el suelo, y una vez allí la agarró del cuello y comenzó a amenazarla de muerte, cayendo la imputada al suelo, propinando posteriormente diversas patadas a su hija menor.
[…] Sin embargo, en su exploración realizada en sede judicial, la menor modificó su versión inicial de los hechos y relató que fue a desayunar a la cocina, que ambas discutieron por una pieza de fruta y que ambas comenzaron a forcejear, señalando que su madre “le restregó una nectarina por encima”, hechos que ni siquiera había referido en su declaración inicial.
[…] Asimismo señala que su madre la tiró al suelo y la amenazó, pero no relata que la llevara hasta allí cogiéndola del pelo, añadiendo que Fidel, el marido de su madre, presenció estos hechos, y que posteriormente su madre llegó a agredirla en el lavabo, omitiendo sin embargo lo relatado inicialmente en el sentido de que salió al jardín de la casa, que gritó pidiendo ayuda y que su madre le tapó la boca y la introdujo de nuevo a la fuerza en el domicilio familiar, incurriendo así en francas contradicciones entre ambas declaraciones prestadas con menos de 15 días de diferencia.
Diligencias previas n.º 3698/2012
Y la versión de la madre:
Auto del Juzgado de Instrucción n.º 1 de Alcobendas
La imputada Sra. Carrasco señaló que es cierto que ambas discutieron en la cocina por una pieza de fruta, y que en ese momento su hija le cruzó la cara de un bofetón, comenzando a agredir la menor a su madre mediante puñetazos y tortazos, declarando la Sra. Carrasco que ella se cubrió mientras su hija la agredía a ella, que la menor comenzó a chillar, la tiró al suelo y le propinó diversas patadas en la pierna. Declaró en sede judicial la denunciada que su hija fue hacia la puerta de la casa. Que ella la siguió y una vez allí la volvió a tirar al suelo y le volvió a propinar patadas, y añadió que su hija le falta al respeto, la insulta y la amenaza desde hace tiempo, presentando así una versión de los hechos totalmente distinta a la facilitada por su hija menor, circunstancia que ha dado lugar a que se haya deducido testimonio de las presentes actuaciones a favor de la Fiscalía de Menores por si los hechos relatados por la señora Carrasco fuesen constitutivos de infracción penal presuntamente cometida por su hija de 15 años”.
Diligencias previas n.º 3698/2012
La vuelta de la tortilla
La Fiscalía de Menores se pronunciaría tan solo un día después del auto de sobreseimiento provisional del juzgado de instrucción de Alcobendas que hemos extractado en la parte superior de este texto. El día 27 de diciembre de 2012 se dirigía a la magistrada del Juzgado de Menores n.º 4 de Madrid para enarbolar sus alegaciones al expediente de reforma 261/2012, relativo a la menor Rocío Flores Carrasco, solicitando la apertura de audiencia contra ella. La jueza lo haría y, en los primeros compases del año posterior, tendrían lugar las testificales y el juicio.
Muchos de los datos recogidos en la sentencia que dio carpetazo a este segundo proceso abierto de oficio por la Fiscalía tras el archivo de la denuncia de la menor contra su madre se han ido desgranando en los primeros capítulos de esta serie, incluido el fallo, en el que la menor saldría condenada. Pero resulta cuando menos aclaratorio el fragmento inicial de esa sentencia, el correspondiente a los “hechos probados” para el juez en este asunto.
Sentencia del Juzgado de Menores número 4 de Madrid 44/2013
“Resulta probado que la menor, Rocío Flores Carrasco, de quince años de edad […], desde hace aproximadamente tres años, y de forma reiterada, ha venido atentando contra la paz familiar. […] Desde entonces, y cuando mantenía una discusión con su progenitora, actuando con ánimo de amedrentarla y faltarle el respeto, la increpaba con expresiones tales como: “Eres una guarra, no eres mi madre, mi madre es la mujer de mi padre, tú dabas patadas a tu barriga cuando estabas embarazada de David, tengo ganas de partirte la cara […]”. “Guarra, puta, mi padre tenía razón, eres una maltratadora psíquica, a esta casa no me trae ni la policía, ni el juez, ni tu padre y tu madre que están bajo tierra”.
Párrafo extraído del epígrafe correspondiente al “fallo”
Es importante volver a insistir en que Rocío Carrasco no abrió jamás una causa en contra de su hija, porque nunca la denunció. Fue la Fiscalía la que dio la vuelta a la tortilla y actuó de oficio. Posteriormente, eso sí, la madre de la menor se adhirió al proceso como acusación particular.
Dado el batiburrillo general de hechos, informes, notificaciones y demás acontecimientos sucedidos en tan corto espacio de tiempo, reconstruyamos aquí, de manera sintética, lo acontecido en esta familia entre los meses de junio de 2012 y marzo de 2013, el año en el que los Flores-Carrasco vivieron peligrosamente.
Mañana en Vanitatis:
Capítulo 6. El día que Rocío Flores fue condenada a seis meses de libertad vigilada
Visita el resto de capítulos de este especial:
Capítulo 5: El día en que un juez enumeró los insultos que se escuchaban en casa de Rocío Carrasco
Capítulo 7: El día en que un juez ‘desheredó’ a Rocío Flores por su historial delictivo
Vea todo el especial: FLORES-CARRASCO CONFIDENCIAL
Quedaban 20 días para que llegara agosto, el mes de vacaciones de los entonces menores con el padre. Esas dos decenas de amaneceres en el verano de 2012 serían un verdadero infierno en la casa familiar de Rocío Carrasco. Su hija, Rocío Flores, acababa de declarar contra ella en un juzgado porque ansiaba, desde hace tiempo, irse a vivir con su padre. Lo iba a terminar logrando el 27 de julio, eso sí, de forma poco protocolaria, después de agredir a su madre e interponer contra ella una denuncia por malos tratos que acabaría sobreseída.