Valeria Vegas: "La Veneno se sentía derrotada e incluso se había intentado suicidar"

En 2016, 'Ni puta ni santa. Las memorias de la Veneno' puso en el mapa para una gran parte del público a Valeria Vegas, su autora, periodista, guionista y directora de cine valenciana cuya vida aparece reflejada en la serie 'Veneno', que ha multiplicado en estos días las suscripciones a Atresplayer Premium por la enorme expectación que ha generado esta nueva producción de ocho capítulos firmada por los Javis, que se ha ganado también el beneplácito de la crítica.

Valeria, que ha trabajado codo con codo con Javier Ambrossi y Javier Calvo en la elaboración de los guiones, es una de las personas más autorizadas para hablar de la vida de Cristina Ortiz, conocida por el sobrenombre de la Veneno, que fue crucial en su vida para que iniciara el proceso de transición. Esta relación le ha acarreado también algún quebradero de cabeza, como una denuncia de su madre, de la que nos habla por primera vez: "Nunca he querido hacerlo para no darle pábulo a este asunto, pero lo hago porque me lo has planteado y solo tengo que decir que tengo la conciencia muy tranquila porque voy con la verdad por delante".

Figura clave en la visibilidad trans y también activista, Valeria vivió los años de declive y, por tanto, más dolorosos de la Veneno hasta su inesperada muerte, sobre la que siempre ha planeado la sombra de una duda. Con gran cariño y respeto, hablamos largo y tendido de un personaje que es historia de la televisión en España.

PREGUNTA: Ahora que la serie ya es una realidad, ¿cómo te has visto convertida en personaje?

RESPUESTA: Ha sido una sensación muy particular, aunque, claramente, no me ha pillado de sorpresa. Entre pudor y orgullo. Siento mucha alegría de que se haya reivindicado a la Veneno. Me alegra también pensar que cuando la gente ve mi personaje, mi propia vida, piense: "Qué guay esa chavala que se lanza a la aventura". Por cierto, que son cosas que se hacen en la juventud, ahora no tendría la osadía de irme a buscar a la Veneno para conocerla como hice entonces en Valencia. Como anécdota te diré que me pusieron el primer capítulo el pasado 9 de marzo en una sala de montaje y me dejaron sola. Me dio mucho sofoco. Se me aceleró el corazón y todo, porque fue una experiencia muy emocionante. Sentí un carrusel de emociones porque hice un auténtico viaje en el tiempo en mi propia vida.

P: ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con los Javis?

R: Fabulosa, porque son unas personas que cogen las ideas enseguida. Tú les estás contando un detalle que para ti parece no tener importancia y de repente ellos construyen algo que tú no te esperabas con eso o le sacan una metáfora. Y es muy divertido también que trabajan con canciones de fondo porque es una manera de inspirarse. En una ocasión se pusieron 'Déjala correr' de Rocío Jurado y empezaron a surgirles unas ideas detrás de otras para una secuencia -manifiesta la directora del documental 'Manolita, la Chen de Arcos', ahora disponible en Filmin.

P: Tu familia vivió tu transición en la vida real y en la serie. ¿Cómo fue entonces y cómo lo están sintiendo ahora en la ficción?

R: Tuve la suerte de que mi familia, por decirlo de una manera coloquial, se lo olió... Así que mis padres me apoyaron desde el principio. Lógicamente no fue un proceso fácil, porque te surgen dudas, miedos..., pero fue esencial para mí tener su apoyo. Me da mucha pena que mi padre, que falleció el año pasado, no haya podido ver la serie porque estaba muy orgulloso de su hija y le habría hecho mucha ilusión. En cuanto a mi madre, está encantada porque encima la interpreta Goya Toledo y presume con las amigas: "¡Me han quitado veinte años!".

P: ¿Ha estado involucrada la familia de Cristina en la serie?

R: Hay una parte que sí ha colaborado. Un hermano, seguro. Se han reunido con los Javis. Otra no, claro, porque sale muy mal parada. Nunca podré entender a una madre que no ve a su hija durante 19 años. No la veía desde 1997. No me cabe en la cabeza que no tuvieran relación con ella.

P: ¿Qué ocurrió con la demanda que te puso su madre porque te acusaba de haber falsificado la firma de Cristina en un contrato?

R: La madre alegó que la firma era falsa y primero de todo hay que ser consciente de que si ella tuvo ese contrato en su mano es porque yo misma se lo entregué. No era cierto. Lo significativo es que yo se lo entregué en 2016 y no pone la demanda hasta 2019. Mi conclusión es que como no se podía enfrentar a Atresmedia, que es una entidad muy poderosa, que incluso se ha atrevido a convertir en serie 'Fariña', fue a por mí para paralizar la serie. Ni siquiera hemos llegado a juicio, ha sido una vista previa y tengo la sensación de que el asunto se ha quedado en el cajón del juez. Oficialmente no se ha desestimado, pero yo presenté todo tipo de pruebas y testigos, hasta un vídeo en el que se la ve firmando el contrato. También aporté el registro de mi propio libro que autoedité.

P: ¿Se ha tenido en cuenta a Pepe Navarro, quien lanzó a Cristina en 'Esta noche cruzamos el Mississippi' para el proyecto?

R: Sí, se reunió en varias ocasiones con los Javis. En una ocasión yo me iba del trabajo y él llegaba. También se habló con Faela Sainz, a quien interpreta Lola Dueñas, que fue quien la descubrió.

P: ¿Crees que se la trató con respeto en televisión?

R: Hay una frase que siempre tengo muy presente: "Como te ven, te tratan". Por desgracia, Cristina no imponía respeto, lo que, obviamente, no significa que no lo mereciese. En esa época, la televisión hacía un show a veces muy esperpéntico. Hay que entender también que el entretenimiento era así. Ella no tenía otra manera de estar en televisión, porque no podía vender una boda, una ruptura, una adopción... Lo único que le quedaba era pelearse con alguien en un plató. No tenía más de dónde tirar. No tenía recursos para presentar un programa o para ser actriz, por ejemplo. Le faltaron buenas entrevistas en profundidad. Ni siquiera Pepe Navarro se las hizo. Lo mismo ha pasado con Carmen de Mairena. Nos hemos quedado sin conocer su verdad, las cosas profundas que seguramente podría haber dicho.

P: Sobre su muerte ha habido muchas dudas. Incluso se habló de que la familia iba a pedir una segunda autopsia. ¿Qué pasó?

R: El problema con su muerte es que su familia estaba dividida. Había una parte que pedía la incineración y otra una nueva autopsia. Como al final se impuso la primera opción, no pudo hacerse. Si hubieran estado todos a una, hubiera sido de otra manera. Hay muchas leyendas urbanas que dicen que alguien muy importante estuvo detrás de su muerte. Yo me juego todo al rojo que no fue así. Para nada.

P: ¿Qué es lo más duro que te tocó vivir con ella?

R: Hay cosas que por lealtad no voy a contar. A Cristina no le gustaba mostrarse débil y hay que respetar sus deseos. Tenía aparentemente una autoestima muy alta, pero era una autoestima falsa. Ella sabía cuál era su realidad y que el teléfono no sonaba. Me llegó a decir que estaba muy mayor... ¡Con 50 años! Si son los que tienen Marta Sánchez y Pamela Anderson y ¡están fabulosas! Se sentía muy derrotada e incluso en una ocasión me enseñó sus muñecas porque se había intentado suicidar cuatro meses antes.

P: Aquí más que nunca cobra sentido el lugar común del juguete roto.

R: Sí, le faltaban el cariño y el amor de una pareja, porque el chico que vivía con ella lo tenía para que le hiciera compañía y le pagaba todas las cosas. Estaba cansada de vivir. La paradoja es que luego salía a la calle y, doy fe, recibía un enorme cariño por parte de la gente. Algo muy significativo porque hay que tener en cuenta que fue un fenómeno televisivo muy intenso, pero muy efímero, porque solo duró entre 1996 y 1997. Considero que la Veneno habría sido más feliz si la televisión no hubiera pasado por su vida. Le quedó muy grande, porque no tenía recursos para manejarlo. No todo el mundo los tiene y a veces la televisión mal gestionada puede ser muy peligrosa.