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Marta Rivera de la Cruz: "Si un político deja de ser persona tiene que echar el cerrojo"
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ENTREVISTA

Marta Rivera de la Cruz: "Si un político deja de ser persona tiene que echar el cerrojo"

Es consejera de Cultura y Turismo, dos ámbitos a los que ha dado en toda la línea de flotación la pandemia del coronavirus, pero no por eso han bajado los brazos

Foto:  Marta Rivera de la Cruz. (Foto: Borja Sánchez Trillo)
Marta Rivera de la Cruz. (Foto: Borja Sánchez Trillo)

Marta Rivera de la Cruz es consejera de Cultura y Turismo en la Comunidad de Madrid, dos ámbitos a los que ha dado en toda la línea de flotación la pandemia del coronavirus, pero no por eso han bajado los brazos. "Estoy trabajando más que nunca. Ahora no hay días de la semana ni horarios. Si me llaman a las once y media de la noche, contesto al teléfono", nos dice la también escritora lucense, poco después de que haya hecho una pequeña salida para hacer la compra en el madrileño barrio de Chueca, que es donde vive. Unas salidas que espacia lo máximo posbile por la pandemia y que también le sirven para tomar el pulso a la calle: "Detrás de las pocas personas que te encuentras, ves la tristeza o el miedo en sus ojos, que es lo que te dejan ver del rostro las mascarillas".

Rivera de la Cruz fue diputada de Ciudadanos, entre 2015 y 2019, antes de dar el salto a la Comunidad madrileña, pero previamente era una figura muy reconocida en el mundo del periodismo, profesión también de su padre, Francisco Rivera Cela, y de las letras, que tiene temporalmente abandonadas por la política. Su última novela, 'Nosotros los de entonces', se remonta a 2016, y fue finalista del Premio Planeta con 'En tiempo de prodigios', una década antes.

PREGUNTA: ¿Cómo estás viviendo la cuarentena y con qué ánimo?

RESPUESTA: Sobre todo trabajando, porque, además, prefiero mantener la cabeza ocupada. Lo importante es llevarlo lo mejor que se pueda. Recordar que esto no es para siempre, que llegará el día después, pero es duro. Salgo a comprar lo necesario cada tres días aproximadamente y como vivo en Chueca, que es habitualmente un barrio muy alegre, lo noto aún más. Un detalle divertido es que después de salir cada día a aplaudir a los balcones a las ocho de la tarde, se pone música y nos quedamos a bailar. Son momentos muy especiales y te quedas con la sensación de que existe el civismo, el sentido de vecindad que se había perdido. De repente, si alguien a quien veíamos aplaudiendo no está, nos preocupamos por si le ha pasado algo. Es muy enriquecedor. Todo el mundo se plantea cómo puede ayudar. Recibo muchas llamadas y mensajes preguntándome cómo hacerlo. Es algo que jamás en mi vida había vivido.

P: ¿Preocupada por tu familia? ¿Están en Galicia?

R: La tengo repartida. Mi hermana y mis sobrinos están aquí y también una tía. El resto en Galicia. Como fuimos muy conscientes de lo que estaba pasando aquí en Madrid antes que en otras partes de España, tuve una conversación muy dura con mi padre, le tuve que hacer entender que no se podía salir a la calle por cualquier cosa, que se trataba de una cuestión de vida o muerte. Hay que quedarse en casa. Él vive en el campo, que, pese al confinamiento, es donde mejor se está, porque tiene un jardín en el que puede pasear. Lo malo es que está solo. Lo peor es la falta de compañía.

P: Al menos existe la tecnología para intentar paliarlo.

R: Así es. Organizo encuentros digitales con mi familia, con mis amigos... El otro día hicimos uno con una copa como si no pasara nada y fue divertido. Aunque, como es lógico, echas de menos la vida normal, ir a trabajar, hacer la compra, saludar con un abrazo a tus amigos. ¡Estamos acumulando abrazos para cuando podamos darlos! Hasta éramos inconscientes de la suerte que teníamos y ahora mismo me río del 90% de las preocupaciones que tenía.

placeholder La consejera de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid. (Foto: Borja Sánchez Trillo)
La consejera de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid. (Foto: Borja Sánchez Trillo)

P: Se utiliza mucho el lenguaje bélico para hablar de la pandemia.

R: Yo no lo quiero ver como una guerra, porque cuando esto acabe nos encontraremos los edificios enteros, nadie los habrá bombardeado, y pronto podrán recuperar su uso. El sector cultural ha sido particularmente devastado por lo que está ocurriendo. Yo misma echo mucho de menos ir a un concierto o a un espectáculo, incluso a un partido de fútbol. Antes iba una, dos o hasta tres veces a la semana. Sobre todo, es un momento de gran preocupación por la salud de la gente, yo misma tengo un par de personas cercanas hospitalizadas. Estoy convencida de que en el futuro se van a multiplicar las vocaciones en el sector sanitario. Muchos niños van a querer ser médicos o enfermeros. Tenemos una nueva saga de héroes, los profesionales de la sanidad, los científicos... Son ellos los que nos están sacando las castañas del fuego y se evidencia lo imprescindibles que son.

P: Hace unos días Lolita Flores decía en 'El hormiguero' que los actores, sobre todo los de teatro, son de los últimos que van a poder recuperar su vida profesional. ¿Qué tenéis planteado en la Comunidad de Madrid para ayudar a que no sea así?

R: Hemos aprobado una ayuda de dos millones de euros para las salas de teatro y conciertos. Un patrocinio para ayudar a que la rueda vuelva a girar, pero no sabemos cuándo se van a poder abrir las salas. Depende del Ministerio de Sanidad, que será quien tome la decisión. Estamos trabajando en poner en marcha proyectos al aire libre que se adapten a las situaciones que vayan surgiendo. Será más fácil que se pueda celebrar un concierto o un espectáculo en un jardín o en una explanada que en un espacio cerrado. Y tendrá que ser acorde a las circunstancias que se vayan dando. No sabemos cuándo llegará la normalidad.

P: ¿Podemos decir que la política ha robado una escritora a sus lectores?

R: Más bien diría 'secuestrada' -responde con humor-. No puedo compatibilizar la política con la escritura, ser una política que escribe o una escritora que se dedica a la política. No se trata tanto del tiempo, porque se saca para hacer otras cosas. De hecho, yo sigo leyendo mucho. Es por mi manera de entender el trabajo. Por mi actitud mental. Para escribir tengo que estar centrada en eso. Se me ocurren miles de historias y lo echo de menos. Nunca dejaré de escribir, pero lo retomaré cuando deje la política, que siempre dije que sería algo temporal. Que tendrá un principio y un final... No me voy a jubilar aquí. Aun así, visto lo que está sucediendo ahora, no se pueden hacer planes.

P: ¿Qué te llevaría a dejar la política?

R: El día que crea que no tenga nada que aportar, no tendrá ningún sentido que siga. Por honestidad lo dejaría, porque yo lo considero como un servicio. No se puede seguir sin ganas ni ilusión. En circunstancias tan difíciles como estas es un honor para mí contar con un equipo tan ilusionado por ayudar y hacer cosas.

placeholder Rivera de la Cruz, en otra imagen de la sesión. (Foto: Borja Sánchez Trillo)
Rivera de la Cruz, en otra imagen de la sesión. (Foto: Borja Sánchez Trillo)

P: ¿Es la política como te la imaginabas cuando ejercías de periodista?

R: No. Me he encontrado a mucha gente con ganas de trabajar y dejarse la piel. Y no, no todos los políticos son iguales. A veces, si la gente pudiera ver por un agujero lo que hacen muchos, se darían cuenta de que trabajan y mucho. A veces somos los propios políticos los culpables de que se pueda tener una idea negativa de nosotros, porque no hemos sabido transmitir las cosas que se hacen bien. Siempre es más fácil contar las cosas malas que las buenas. En mi etapa en el Congreso de los Diputados viví cosas muy emocionantes, votaciones por unanimidad... Yo he tenido muchas reuniones con PP, PSOE o Podemos en las que nos dejábamos la ideología en la puerta y las cosas salían adelante. Incluso mantengo un chat con los portavoces de los partidos en el que hablamos de manera habitual e incluso hemos quedado para comer o nos hemos pedido consejo.

P: A veces los debates son tan broncos que luego cuesta ver charlando animadamente a líderes de partidos ideológicamente antagónicos.

R: Dentro de un político hay una persona. En la distancia corta el 90% ganan. Por muchas diferencias ideológicas que tengas, siempre hay algo que puedes hablar. Por ponerte un ejemplo, una política de la que me encuentro ideológicamente muy lejos, y ahora ocupa un lugar mucho más destacado, tuvo a su hija con un problema de salud y, por supuesto, estuvimos hablando y le preguntaba por ella. Si un político deja de ser persona, tiene que echar el cerrojo. Hay que arrimar el hombro. Ahora más que nunca. ¡Se está muriendo gente! Y ahora esta es la prioridad, salvar vidas, pero cuando se ataje la pandemia, vendrá otro muy duro, la recuperación. El que no esté dispuesto a ayudar, debe echarse a un lado.

Marta Rivera de la Cruz es consejera de Cultura y Turismo en la Comunidad de Madrid, dos ámbitos a los que ha dado en toda la línea de flotación la pandemia del coronavirus, pero no por eso han bajado los brazos. "Estoy trabajando más que nunca. Ahora no hay días de la semana ni horarios. Si me llaman a las once y media de la noche, contesto al teléfono", nos dice la también escritora lucense, poco después de que haya hecho una pequeña salida para hacer la compra en el madrileño barrio de Chueca, que es donde vive. Unas salidas que espacia lo máximo posbile por la pandemia y que también le sirven para tomar el pulso a la calle: "Detrás de las pocas personas que te encuentras, ves la tristeza o el miedo en sus ojos, que es lo que te dejan ver del rostro las mascarillas".