Muere Michael Robinson: el gran amor de su vida y dos hijos, por los que siempre luchó
El exfutbolista y comentarista deportivo ha fallecido víctima de un cáncer que trataba de vencer desde hacía dos años
Fue en diciembre de 2018 cuando Michael Robinson habló abiertamente del cáncer que padecía y que no ha podido superar. "Preferiría no tener que librar esta batalla, pero lamentablemente estoy en esta lucha y tengo claro que la voy a ganar", explicaba en el programa 'La Ventana', de la Cadena Ser, donde su compañero y amigo Carles Francino le había dado la palabra para que explicara a los oyentes los detalles de su enfermedad. Siempre con humor y fortaleza abordó la enfermedad que le ha costado la vida a los 61 años, y su triste adiós ha llegado en su casa de Marbella, aunque también tenía casa en San Sebastián de los Reyes, en Madrid.
Hace tan solo unos días, después de que se publicara su muerte, en su perfil de Twitter manifestaba que no era así, que seguía en la lucha y aprovechaba para mandar ánimos a la gente durante el confinamiento, pero este martes, en la misma red social, llegaba la triste noticia: "Con tremenda tristeza os comunicamos el fallecimiento de Michael. Nos deja un gran vacío, pero también innumerables recuerdos, llenos del mismo amor que le habéis demostrado. Os estaremos eternamente agradecidos por haber hecho a este hombre TAN FELIZ, nunca caminó solo. Gracias".
La vida del exfutbolista y comentarista deportivo estuvo muy vinculada a nuestro país, cuando se vino a vivir a Pamplona en 1987, donde militó durante dos años en el Osasuna, hasta su retirada en 1989. Sin embargo, no todos los recuerdos vinculados a este equipo fueron felices, como él mismo rememoraba en febrero de 2018, en el 'Chester' de Risto Mejide: "Años después cuando volví a El Sadar como comentarista de la Liga para Canal+ pedí al gerente del club si mi hijo, que entonces tenía siete años, podía saltar al campo con el capitán del Osasuna y su camiseta roja. Cuando el niño estaba en el túnel para salir de la mano de Iñaki Báñez, el delegado les separó e impidió a mi hijo saltar. Yo no sé qué diablos hice tan mal para que me tengan tanta manía, para inclusive hacerle eso a mi hijo. A mí pueden machacarme, pueden dejarme cojo, pero hacer eso a un niño de siete años... No he sido capaz de perdonárselo".
Un episodio duro para un hombre que adoraba a su familia, a su mujer, Christine Anne Robinson, junto a sus dos hijos, Liam, que nació en 1986, y les convirtió en abuelos, y Aimee, quien además vivió un episodio muy angustioso para toda la familia cuando estaba presente en el Puente de Londres en junio de 2017 y les hizo llegar, en plenos atentados, unos mensajes de WhatsApp aterradores: “Hay un hombre enloquecido, gritando, disparando y con una navaja. Tengo miedo”.
Michael Robinson contaba este dramático episodio en 'La Ventana': "Menos mal que mi mujer y yo estábamos ya en la cama y no fuimos conscientes de lo que nos estaba mandando". Un mensaje que fue acompañado por otro más tranquilizador: "Probablemente, cuando os levantéis, os encontréis las noticias, pero ya estoy bien. Qué triste". Y así fue, por suerte, salió indemne de una situación que difícilmente podrá olvidar.
Una popularidad enorme
Nacido en Leicester el 12 de julio de 1958 e hijo de futbolista, Robinson se fue abriendo un hueco en el corazón de los telespectadores cuando comenzó su andadura como comentarista televisivo en el año de su retirada como deportista profesional, con una rodilla maltrecha que le impedía seguir jugando, en 1989. Entonces empezó a narrar los partidos de la liga inglesa en TVE. Su popularidad fue tan grande que se trasladó a otros ámbitos como el cine, ya que fue quien puso la voz a Doris, la hermanastra fea de las películas de animación 'Shrek 2' y 'Shrek 3', o la publicidad.
Sus éxitos y sus momentos duros los vivió con su mujer, Christine, con quien compartió más de tres décadas de su vida y a quien conocía desde el colegio aunque se reencontraron cuando estaba en la cumbre de su carrera, en la Premier League y él era una estrella con una reputación detrás, como narraba en su libro 'Es lo que hay... (Mis treinta años en España)': "Llegaban a escribir en los tabloides cosas tremendas de mí. Pronto descubrió que yo me revelaba como un sentimental, blando, romántico, esas cosas, pero lo cierto es que durante un tiempo lo ocultó". Además de hacer todo un relato de cómo surgió su noviazgo, contaba también lo que le enamoró de ella: "Yo vivía entonces en Brighton y me recuerdo ya enamorado. Me resultaba elegantísima, se sonrojaba con cada elogio, regañaba las salidas de tono, era una auténtica lady. No había conocido a nadie como ella".
Ya establecido en nuestro país, concedía hace casi una década una entrevista a 'Jot Down', en la que desvelaba que le gustaba el cine, aunque no veía demasiado ("Mi película preferida es 'Memorias de África'. Sidney Pollack cogió un libro ilegible y lo convirtió en una obra maestra del mundo audiovisual. En esa película no habla nadie, pero es que tampoco hace falta"); confesaba que tras dejar el fútbol se planteó estudiar Historia del Arte ("Me gusta Velázquez: fue el primero en describir la derrota. Antes de él todos pintaban soldados gloriosos, ganadores, pero Velázquez dignificó la derrota y la muerte. Y no entro en la belleza de sus cuadros sino en su significado"), y sobre todo evidenciaba su sentido del humor, que fue marca de la casa hasta el final ("Soy muy afortunado: he cumplido 52 años y no he dado un palo al agua nunca. Lo que hago no lo considero trabajo").
Fue en diciembre de 2018 cuando Michael Robinson habló abiertamente del cáncer que padecía y que no ha podido superar. "Preferiría no tener que librar esta batalla, pero lamentablemente estoy en esta lucha y tengo claro que la voy a ganar", explicaba en el programa 'La Ventana', de la Cadena Ser, donde su compañero y amigo Carles Francino le había dado la palabra para que explicara a los oyentes los detalles de su enfermedad. Siempre con humor y fortaleza abordó la enfermedad que le ha costado la vida a los 61 años, y su triste adiós ha llegado en su casa de Marbella, aunque también tenía casa en San Sebastián de los Reyes, en Madrid.