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Adiós a Octavio Aceves, el vidente que iba a clase con la reina Sofía
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APRECIADO POR MUCHOS VIPS

Adiós a Octavio Aceves, el vidente que iba a clase con la reina Sofía

Una de sus citas mensuales era asistir como oyente o ponente a unos cursos que se organizaban en la universidad. Allí coincidió con la madre de Felipe VI

Foto: Octavio Aceves, posando en una imagen de archivo. (Gtres)
Octavio Aceves, posando en una imagen de archivo. (Gtres)

Octavio Aceves ha fallecido a los 73 años. Durante mucho tiempo fue uno de los videntes con más repercusión pública. Tenía su casa en el Madrid de los Austrias, donde también pasaba su consulta. A su domicilio acudían clientes de todo tipo, desde personajes del colorín a empresarios e incluso algún político con cargo importante en el gobierno de Felipe González y Aznar. Nunca daba nombres pero se intuía quiénes eran sus seguidores en las presentaciones de sus libros. De pronto aparecía un consejero del Ibex, un subsecretario o un aristócrata de primer orden. Durante años estaba de moda entre los vips tener a un astrólogo/vidente/asesor áulico, y Octavio fue uno de ellos.

Era un hombre culto, educado, con una gran memoria y sobre todo buen psicólogo. Hablaba varios idiomas, era doctor en Psicología y Humanidades, y estas cualidades eran perfectas para su trabajo. Escribió más de veinte libros y daba conferencias en foros académicos de renombre.

Foto: Octavio Aceves junto a Victoria Vera en una imagen de archivo. (Getty)

Una de sus citas mensuales era asistir como oyente o ponente a unos cursos que se organizaban en la Universidad Complutense sobre parasicología, fenómenos paranormales, adivinación en culturas antiguas, esoterismo y otros temas que tenían que ver con ese mundo. La reina Sofía acudió en varias ocasiones para escuchar al vidente pero sobre todo a Juan José Benítez, periodista, escritor y experto en ufología. Su saga ‘Caballo de Troya’ formaba parte del análisis del alumnado que acudía a esos encuentros. Doña Sofía y Octavio Aceves mantuvieron una buena relación.

placeholder Octavio Aceves con su pareja en una imagen de archivo. (Getty)
Octavio Aceves con su pareja en una imagen de archivo. (Getty)

Si adivinaba o no era otra historia, y a la gente que acudía para saber su futuro lo que le daba eran buenas vibraciones. Cada año era uno de los fijos en los reportajes en los que se pedían predicciones sobre algunos los personajes punteros. Cuando llegaba el siguiente año se analizaban los comentarios de los adivinos que normalmente no concordaban con la realidad. Aceves era de los que menos metía la pata. Como tenía buen carácter no se enfadaba cuando aparecían titulares del estilo “los adivinos no adivinan ni una” y una foto suya. En realidad era de estos profesionales el que menos se arriesgaba y, por lo tanto, sus aciertos estaban equilibrados con sus desaciertos.

placeholder La reina Sofía. (EFE)
La reina Sofía. (EFE)

Era elegante en sus maneras y en sus actitudes ante la vida. Cuando la vida le sonreía y su economía era más que saludable, su casa era una especia de parada y fonda, de puertas abiertas para sus amigos. Muchos de ellos nunca lo fueron y cuando llegaron las penurias lo abandonaron. Esas reuniones lúdicas en las que la puesta en escena era perfecta con flores frescas, velas con olor a madreselva y música de su gran amiga Victoria de los Ángeles, de la que escribió su biografía más personal.

En primavera cambiaba su consulta de Madrid a Capri, su paraíso en la tierra, como calificaba a esta isla del mar Tirreno. Se alojaba en el hotel Gatto Bianco y echaba el tarot celta a sus amistades que le esperaban ansiosos por saber de su futuro. El 10 de octubre de 2005 fue elegido Ciudadano de Honor de Capri. Un reconocimiento del que se sentía muy orgulloso, igual que ser miembro del Senado de la Cultura de esa misma ciudad.

Cuando Octavio se percató de que su memoria fallaba, supo que llegaba el peor diagnóstico: el alzhéimer. Cuando aún pudo decidir, se ingresó en una residencia en Guadalajara, donde falleció este sábado. Descanse en paz.

Octavio Aceves ha fallecido a los 73 años. Durante mucho tiempo fue uno de los videntes con más repercusión pública. Tenía su casa en el Madrid de los Austrias, donde también pasaba su consulta. A su domicilio acudían clientes de todo tipo, desde personajes del colorín a empresarios e incluso algún político con cargo importante en el gobierno de Felipe González y Aznar. Nunca daba nombres pero se intuía quiénes eran sus seguidores en las presentaciones de sus libros. De pronto aparecía un consejero del Ibex, un subsecretario o un aristócrata de primer orden. Durante años estaba de moda entre los vips tener a un astrólogo/vidente/asesor áulico, y Octavio fue uno de ellos.

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