Grandes amores y otros secretos que Lina Morgan ocultó durante su vida
Se cumplen siete años de la muerte de Lina Morgan y recordamos los misterios que rodearon la vida de la artista, los secretos que quiso llevarse a la tumba
En 2015 moría María de los Ángeles López Segovia, nombre real que recibió al nacer la gran artista a la que conocimos como Lina Morgan. Una actriz de éxito, una vedette de lujo, una empresaria adelantada a su tiempo y, sobre todo, una mujer que supo guardar secretos como nadie. Optó por llevar su vida personal de la forma más discreta posible. Tanto es así que esperaba que nadie se enterara de su muerte. Evidentemente, no pudo ser.
Su fallecimiento fue demasiado importante como para pasar desapercibido a pesar de que durante sus últimos meses de vida optara por permanecer aislada del mundo, de la gente y de sus amigos, quienes nunca llegaron a comprender por qué no habían podido estar a su lado en sus últimos momentos. Una decisión que su heredero achaca a la artista, pero que se ha convertido en parte del misterio que rodea a la estrella. Aunque tras su muerte se esclarecieron algunas cosas, otras quedarán siempre en las sombras.
Enterrada en el cementerio de la Almudena, ella no quería “en su funeral plañideras ni gente que no la había querido en vida”, tal y como reveló para Vanitatis Daniel Pontes, heredero y confidente de la actriz. Este fue en parte el motivo por el que la prensa fue informada de su muerte un día más tarde de que sucediera. Lina murió el 19 de agosto y quería ser despedida en la intimidad, pero mucha gente quiso mostrar sus condolencias con una última despedida en el teatro de su vida, La Latina.
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Esta decisión podría resultar extraña, pero lo es mucho menos si se tiene en cuenta que la propia Lina mantuvo en secreto durante un tiempo la muerte de sus hermanos. Dos meses tardó en hacer público que su hermano José Luis había fallecido y mucho tiempo más mantuvo oculta la causa del fallecimiento, a consecuencia del sida. Una época nada sencilla para la cómica, que consiguió salir adelante gracias al trabajo y un notable esfuerzo.
Esta fue una época especialmente complicada para ella, pues José Luis era su mayor apoyo junto a su hermana Julia. En él confiaba en lo personal y en lo profesional, era su compañero de batallas, su mayor aliado y quien le ayudaba a mantener a flote sus negocios. Su muerte sumió a Lina en una gran depresión que se vio dificultada por un cáncer de garganta que nunca quiso hacer público.
Tanto es así que para recibir tratamiento en el complejo hospitalario Ruber Juan Bravo, se registraba con otro nombre, tal y como desvelaron en el programa ‘Lazos de sangre’, que le dedicaron hace tiempo. Para evitar especulaciones, ella siguió trabajando como si nada sucediera, acudiendo a las grabaciones de ‘Hostal Royal Manzanares’, proyecto que firmó junto a su hermano antes de su muerte (él era también su manager) y uno de sus últimos grandes éxitos.
La muerte de su hermana Julia fue el otro gran golpe que tuvo que afrontar ya en el ocaso de su vida. Todo lo hacían juntas, incluso dormían en la misma cama, y la muerte de Julia en 2013 fue un gran mazazo, pues perdía el último de los vértices del triángulo que había formado junto a sus hermanos más queridos, un equipo inseparable y con una gran complicidad que no habían extendido al resto de la familia por motivos, una vez más, que la artista nunca quiso esclarecer.
Tal vez por eso Daniel Pontes se convirtió en el heredero universal de Lina, una fortuna que fue menguando con el tiempo y de la que Hacienda se llevó una gran parte al no ser familiar directo. No se lo dejó a las 'monjitas', tal y como se especuló durante un tiempo, tampoco al padre Ángel. El hecho de que no se lo dejara a sus familiares, con quienes no mantenía relación, fue motivo de conflicto.
Tenía un sobrino directo, Julio López, hijo de su hermano Julio y ahijado de Lina, y varias sobrinas nietas. Todos ellos han afirmado en diferentes entrevistas a lo largo de los años que su tía era mujer distinta a la imagen que transmitía, que era desconfiada y poco cariñosa, por lo menos con ellos. No aparecer en su testamento fue un duro golpe, sobre todo porque sí aparecía su chofer, Abelardo González. A pesar de ello, estas fueron las últimas voluntades de la artista, un testamento que actualizó en octubre de 2013.
Se repartía así una gran fortuna que forjó a base de trabajo y buenas decisiones. En 1981 compraba el teatro La Latina de Madrid, donde se celebró su homenaje póstumo y donde siempre tuvo un palco, incluso tras su venta en 2010 por 7,5 millones de euros. En sus últimos años de vida tuvo que desprenderse de algunas propiedades, pero siempre gastó su dinero como quiso, en joyas, en el bingo o en pieles. “Reconozco que las pieles son lo que más me gusta, debe ser por el frío que he pasado. Yo he pasado mucho frío”, recogían en 'Lazos de sangre', donde se emitieron retazos de entrevistas de la actriz.
Más allá del dinero ganado (en los mejores momentos de ‘Hostal Royal Manzanares’ se decía que cobraba 24 millones de pesetas por capítulo), de los conflictos posteriores por su herencia o sus proyectos profesionales, la vida personal de Lina Morgan siempre ha sido uno de los grandes misterios que han rodeado a la actriz. Nunca se casó, nunca tuvo hijos, pero sí se ha ido confirmando que amores no le faltaron.
Así lo dejó escrito Jesús García Orts en una de las biografías más completas de la artista, ‘De Angelines a Excelentísima Señora’, donde asegura que su gran amor fue el empresario ganadero Juan Antonio Martínez Uranga, un amor que no pudo ser por ser él un hombre casado. De hecho, con el tiempo Lina se vanagloriaba de no haber sido responsable de romper ninguna familia.
Caso omiso hacía sobre los rumores que apuntaban hacia una posible bisexualidad de la artista, ella prefirió nunca entrar a afirmar o desmentir lo señalado. “Sí que se enamoró muchísimas veces. Se enamoró al menos cuatro veces y luego tuvo sus rolletes. Creo que lo mejor de Lina es lo que no se sabe”, afirmaba Jesús García Orts.
En 2015 moría María de los Ángeles López Segovia, nombre real que recibió al nacer la gran artista a la que conocimos como Lina Morgan. Una actriz de éxito, una vedette de lujo, una empresaria adelantada a su tiempo y, sobre todo, una mujer que supo guardar secretos como nadie. Optó por llevar su vida personal de la forma más discreta posible. Tanto es así que esperaba que nadie se enterara de su muerte. Evidentemente, no pudo ser.