Recordando a Lina Morgan: los grandes amores que marcaron su vida

Hace cinco años fallecía Lina Morgan pero, en contra de lo que se suele decir, en este caso su luz no se apagó. Siempre recordada, querida y admirada, su legado permanece y continúa presente, convirtiendo la figura de la actriz en lo que siempre fue, una de las más importantes en su profesión.

Coetánea de otras grandes estrellas, siempre optó por llevar una vida discreta alejada de lujos y fiestas. No era aficionada a las joyas y otros adornos con los que mostrar su fortuna, ella era una mujer sencilla que vivió su vida con el corazón dividido entre sus grandes amores, su familia y el teatro.

De hecho, cinco años después de su adiós, su confidente y heredero, Daniel Pontes explicaba para 'Vanitatis': “Cambió el amor de su vida, que aún vive, por el teatro. Y los hijos, para Lina, no eran compatibles con su dedicación profesional. Ella lo entendió así. Era una mujer muy independiente y, en cierto sentido, egoísta. Lo suyo era suyo y de nadie más”.

El teatro le robó el corazón y sobre sus tablas forjó una exitosa carrera que la llevó a convertirse en una de las actrices mejor pagadas, sobre todo durante la etapa en la que era protagonista indiscutible de una de las comedias que ha marcado a una generación, reuniendo a grandes y pequeños frente al televisor.

Seguir las aventuras y desventuras de Reme durante su tiempo en el ‘Hostal Royal Manzanares’ era una cita fija, y consiguió multiplicar la fama de esta mujer, que ya de por sí no era poca. Según cuentan, llegó a cobrar en 1996, 40 millones de las antiguas pesetas por capítulo, unos 240.000 euros actuales.

Prueba de la gran fama que poseía ya antes de esto es que en 1987 compraba el teatro La Latina por 127 millones de pesetas. En 2010 lo vendería por 6,5 millones de euros. Se intentó que el comprador fuera su amigo José Luis Moreno, según recogió ‘ABC’, pero la falta de liquidez del productor hizo que finalmente no se pudiera cerrar el trato con él.

Su amor por el teatro solo era equiparable al que sintió por su familia, por su madre y sus hermanos. La muerte de su hermano José Luis, a quien no dudó en calificar como su gran amor, le rompió el corazón y la sumió en una gran tristeza, él era su fiel aliado y quien siempre estuvo a su lado. Además de su hermano era su mánager, y el encargado de llevarle las cuentas.

Durante sus últimos años de vida permaneció recluida, alejada de sus sobrinos y con la gran compañía de quien fue su chófer y escudero, Daniel Pontes. Él fue quien estuvo junto al féretro de Lina durante el homenaje que la artista recibió tras su muerte en el teatro que un día fue suyo.

Si estos fueron sus amores oficiales, tampoco podemos olvidar aquellos otros que nunca llegaron a primera plana, su figura como artista siempre ha prevalecido sobre ciertos amoríos que se rumorea que tuvo pero que nunca llegaron a tener confirmación oficial por su parte.

Se decía que había vivido un romance prohibido con un productor teatral, Julián Esteban. Él era un hombre casado por lo que esta relación siempre habría sido clandestina hasta que llegó a su final. En su juventud también se habló de un tonteo con uno de sus compañeros de profesión, Manolo Zarzo, con quien compartió compañía de variedades.

Ella era poco dada a compartir su vida privada con el público, pero en alguna ocasión sí dejó entrever que había vivido alguna gran historia de amor. “Se lo que es querer y que te quieran”, reconocía en una entrevista.