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Lina Morgan, una 'gata' de La Latina que se convirtió en estrella
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fallecida a los 78

Lina Morgan, una 'gata' de La Latina que se convirtió en estrella

Cine, teatro y televisión. La carrera de esta actriz de origen humilde, criada en uno de los barrios más castizos de Madrid, fue muy fructífera. Éxitos y premios avalan una trayectoria vinculada a las tablas

Foto: La actriz Lina Morgan en una fotografía de archivo (Efe)
La actriz Lina Morgan en una fotografía de archivo (Efe)

Lina Morgan, fallecida este jueves en su Madrid natal a los 78 años, nació el 20 de marzo de 1937 como María de los Ángeles López Segovia, en plena Guerra Civil y en el seno de una familia humilde, unos orígenes que nada hacían presagiar que se convertiría en una de las actrices más populares y queridas de España. Era la cuarta de los cinco hijos del sastre Emilio López y de Julia Segovia, ama de casa. Y Lina echó raíces en uno de los barrios más castizos de la capital, La Latina.

Estudió primaria y abandonó los estudios para colaborar con la economía familiar recogiendo cartones y botellas para, posteriormente, venderlos. Pero desde muy pequeña tenía claro que quería ser artista y a los 11 años comenzó a estudiar baile clásico español. Con 13, debutó con la compañía infantil Los Chavalitos de España, donde actuó como solista de baile clásico español. Un año después, Lina pasó al coro de una revista y se convirtió en vedette con la ayuda del actor Alfonso del Real, una figura destacada del momento del teatro cómico musical.

A mediados de los años 50 adoptó, ayudada por su hermano, su nombre artístico, Lina Morgan, inspirándose en el Pirata Morgan. Hizo su primera gira en 1951 y al año siguiente, de vuelta en Madrid, se quedó sin trabajo. Por medio de su hermana mayor, que trabajaba en el Ballet Nacional, fue contratada en una sala de fiestas de la Gran Vía madrileña. En la década de los 60 alternó su trabajo en el teatro con sus primeras apariciones en el cine.


Su debut fue en 1961 en El pobre García, película dirigida y protagonizada por Tony Leblanc, a la que siguieron Vampiresas de 1930 (1962); Objetivo, las estrellas (1963); Julieta engaña a Romeo (1965); Soltera y madre en la vida (1968) o La tonta del bote (1970), entre otras muchas.

En 1979 formó su propia compañía y debutó en el teatro Barceló. Según la actriz, fue un absoluto fracaso y perdieron todo lo invertido. Del Barceló pasó al teatro La Latina, donde permaneció tres años en cartelera con un gran éxito titulado La marina te llama. La actriz se encariñó con esta sala, que acabó comprando junto a su hermano y manager, José Luis, en 1985, y del que se desprendió en junio de 2010.

Allí presentó Vaya par de gemelas (1981), revista musical con la que batió todos los récords de taquilla, al igual que sucedió con El último tranvía (1987), en cartelera hasta 1991, cuando estrenó otro de sus grandes éxitos, Celeste... no es un color. Después llegó su colaboración con Raúl Sender en Sí...pero...no (1999). En 2003, Morgan tenía previsto reaparecer en el Centro Dramático Nacional, con su primer texto teatral no cómico titulado O no que formaba parte parte de un ciclo de monólogos. Pero el proyecto no se llevó a cabo.

Reina del 'prime time'

En cuanto a la televisión, tras su colaboración con Juanito Navarro, pasarían muchos años hasta su regreso a la pequeña pantalla con las series de Antena 3 Compuesta y sin novio (1994), de Pedro Masó. Pero sería en TVE cuando obtendría uno de los éxitos más arroladores de la televisión (y de su carrera) con Hostal Royal Manzanares. Bajo las órdenes de Sebastián Junyent y Valerio Lazarov, revolucionó el prime time con un formato que mezclaba teatro y televisión. Después llegarían Una de dos (de José Frade) y Escuela de baile Gloria. En 2006 volvió a Antena 3 para cerrar su etapa televisiva con la serie A tortas con la vida, de Juan Luis Iborra y José Antonio Escrivá y protagonizada por Juanjo Puigcorbé.

Recibió multitud de premios, entre ellos el de la Popularidad (1969), el Miguel Mihura a la mejor actriz (1982), la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (1984), la Medalla al Mérito Artístico(1985), el Fotogramas de Plata (1988), Empresaria del Año (1989), Premio Empresa y Economía (1992) y TP de Oro, en tres ocasiones, en 1995, 1997 y 1998. También recibió el Premio Ondas (1998), la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes (1999), el Ercilla a la trayectoria artística (2003), una Antena de Oro especial en Teatro (2003 y 2009) o la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid (2010).

Lina Morgan, fallecida este jueves en su Madrid natal a los 78 años, nació el 20 de marzo de 1937 como María de los Ángeles López Segovia, en plena Guerra Civil y en el seno de una familia humilde, unos orígenes que nada hacían presagiar que se convertiría en una de las actrices más populares y queridas de España. Era la cuarta de los cinco hijos del sastre Emilio López y de Julia Segovia, ama de casa. Y Lina echó raíces en uno de los barrios más castizos de la capital, La Latina.

Estudió primaria y abandonó los estudios para colaborar con la economía familiar recogiendo cartones y botellas para, posteriormente, venderlos. Pero desde muy pequeña tenía claro que quería ser artista y a los 11 años comenzó a estudiar baile clásico español. Con 13, debutó con la compañía infantil Los Chavalitos de España, donde actuó como solista de baile clásico español. Un año después, Lina pasó al coro de una revista y se convirtió en vedette con la ayuda del actor Alfonso del Real, una figura destacada del momento del teatro cómico musical.

A mediados de los años 50 adoptó, ayudada por su hermano, su nombre artístico, Lina Morgan, inspirándose en el Pirata Morgan. Hizo su primera gira en 1951 y al año siguiente, de vuelta en Madrid, se quedó sin trabajo. Por medio de su hermana mayor, que trabajaba en el Ballet Nacional, fue contratada en una sala de fiestas de la Gran Vía madrileña. En la década de los 60 alternó su trabajo en el teatro con sus primeras apariciones en el cine.

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