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Anabel Pantoja, leyenda sin faja
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OPINIÓN

Anabel Pantoja, leyenda sin faja

Anabel es expansiva, es una fiera que había adormecido Cantora. Y ya no. Se ha librado de prendas reductoras que la oprimían

Foto: Ilustración: Jate.
Ilustración: Jate.

Hace años me compré una faja. Convencida de que esos pantaloncitos cortos color carne cincelarían mis caderas al llegar el fin de semana. Yo era entonces una mozuela que se la jugaba los fines de semana, porque en laborables el uniforme del colegio me tapaba lo que no me gustaba frente al espejo. Pero cada viernes por la tarde, mi yo adolescente sin problemas luchaba por parecer una supermodelo sin suerte alguna, así que me fui a una mercería en busca de una aliada.

Aquella prenda no solo no solucionó mis problemas, sino que me condujo al ridículo más espantoso. Apretaba tanto que en vez de dos muslos parecía tener cuatro. Luego me compré una especie de braga alta compresora que hizo que en vez de un culo pareciera tener dos. Odio las fajas desde entonces. Por eso quiero tanto a Anabel Pantoja.

placeholder Portada de la revista 'Lecturas'.
Portada de la revista 'Lecturas'.

La sobrina de Isabel ha hablado en la revista ‘Lecturas’ y recuerda cómo empezó a darse cuenta de que su matrimonio con Omar Sánchez no iba a cumplir su primer aniversario. De hecho, se separaron a los cuatro meses. El inicio del fin ocurrió con otro 'sí, quiero', el de su marido para participar en el reality ‘Supervivientes’. El Negro ocultó la información a su todavía esposa y le dio la noticia cuando ella despertó de la anestesia tras una lipoescultura. “Preparó todo, se fue y yo me quedé con la faja”, rememora. Menos mal que tenía amigos en Canarias que la cuidaron en este delicado trance.

Anabel es expansiva, es una fiera que había adormecido Cantora. Y ya no. Se ha librado de prendas reductoras que la oprimían. Su tía, sus primos, un marido con actitud de hipotenso. Entregada por completo a las buenas causas. A un ‘Sálvame’ que la convirtió en la Beyoncé de Triana, en una influencer ya sin faja y sin complejos. Que se dedicó durante la pandemia a alternar coreografías de aerobic con cucharadas soperas de mayonesa. Que se jactaba de su desconocimiento de idiomas, más sobreactuada que su tía Isabel. Todo se le quedaba pequeño, hasta el millón setecientos mil seguidores que tiene en Instagram. Fue entonces cuando aceptó ella participar en ese mismo reality al que fue su marido en la edición anterior.

placeholder Anabel Pantoja, en 'Supervivientes 2022'. (Mediaset)
Anabel Pantoja, en 'Supervivientes 2022'. (Mediaset)

Nada más llegar a Honduras, se enamoriscó y protagonizó un vídeo guarrón con un señor que es campeón de España de esgrima. Y aunque el programa acabó, la historia de amor continúa. Estos días están en Nueva York y Anabel nos está regalando los mismos bailes que hacía en su casa toda confinada, pero esta vez en el metro de la Gran Manzana. También aprovecha para señalar la casa en la que se grabó la película ‘Soy leyenda’ porque son las referencias culturales que necesitamos. Que no todo va a ser Woody Allen y filmografía depresiva y cultureta.

Pero donde ha abierto su corazón es delante de Karmele Izaguirre. Me he permitido recopilar una colección de perlas para hacer el trabajo por ustedes, si es que están tan interesados como yo en semejante diva. “No paro de comer dulce. En todas partes me invitan a bombones y a Manolitos”. “Voy al supermercado y compro sin control”. Anabel es diosa y también mortal, como todas. Dice expresiones que no deben morir jamás, como “mi gente” cuando se refiere a los suyos y “tenía que coger los remos de mi barca” porque no todo va a ser tomar las riendas de una vida, que ya cansa.

Foto: María Patiño, presentadora de 'Viernes Deluxe'. (Mediaset España)

En el amor parece ser todo menos calmada. “Él no dice mucho te quiero y yo se lo digo mucho”, que es una forma de decir que él no es precisamente fuegote y ella es tirando a cansina. Cuenta anécdotas románticas con un nivel de detalle que acaban provocando entre risas y temor sincero. “Cuando fuimos por primera vez al cine fue muy especial. Compramos en un McDonald’s y nos lo comimos en el cine. Él no quería porque se las da de deportista, pero al final cae”, relata. No contenta con darnos esta información, añade que le hizo “mucha ilusión, aunque fue la película más mala de la historia, la eligió él”. No, no hay repregunta, así que nos quedamos sin saber qué truño vieron mientras devoraban un Big Mac.

Anabel es uno de esos personajes que se crecen cuando no se contienen. Es una heredera natural de Belén, la Esteban. Así que si hablamos de belenazos, podemos decir que esta entrevista es un anabelazo.

Explica el disgusto que tiene con ‘Sálvame’ por cómo han tratado a su madre mientras ella concursaba y se enamoraba. “De hecho es que no puedo ver las imágenes, me llevan los demonios y me entran ganas de aparecer allí y pegar tiros”. Anabel, como ven, es puro talante. A continuación, cuando en la conversación se menciona a Bernardo Pantoja, ella expone: “La intimidad de mi padre ya está rozando muchos límites. Parece que sea el rey emérito y se tenga que informar de todo”.

La Pantojita ya es Pantojaza. Empresaria, diseñadora, influencer… e inversora. ¿Algún nuevo proyecto?, le preguntan. “Compro cosas y las alquilo, son mis inversiones. Estoy muy contenta porque las dos cosas que tengo me han dado un beneficio brutal desde que me he ido y quiero seguir en ello”.

Cuando escriba un libro, que lo titule ‘Soy leyenda’.

Hace años me compré una faja. Convencida de que esos pantaloncitos cortos color carne cincelarían mis caderas al llegar el fin de semana. Yo era entonces una mozuela que se la jugaba los fines de semana, porque en laborables el uniforme del colegio me tapaba lo que no me gustaba frente al espejo. Pero cada viernes por la tarde, mi yo adolescente sin problemas luchaba por parecer una supermodelo sin suerte alguna, así que me fui a una mercería en busca de una aliada.

Anabel Pantoja
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