Ana Fernández y su inquebrantable recuerdo a su fallecido novio Santi Trancho

Corría el mes de marzo de 2015 cuando el cámara de televisión Santi Trancho, conocido especialmente por su trabajo en espacios tan populares como 'Frank de la Jungla' o 'Callejeros', fallecía en la localidad madrileña de Galapagar, al colisionar la motocicleta que conducía contra un camión. Tenía tan solo 32 años. Entonces Frank Cuesta se mostraba destrozado a través de Twitter mientras afirmaba que "hoy me han arrancado un trozo de vida. Por favor, arropad a su madre y a Ana".

Se refería el explorador a la actriz Ana Fernández, con la que Santi mantenía en ese momento una relación sentimental, y que desde aquel fatídico accidente ha hecho de mantener vivo su recuerdo toda una misión vital. Ana ni ha olvidado ni tiene intención de hacerlo. Por eso, un año más, ha usado su cuenta de Instagram para recordarnos la figura del carismático operador de cámara.

En cada aniversario de su muerte, la protagonista de 'Solas' ha abierto su corazón para honrar la memoria de alguien que se fue demasiado pronto. "Continuaremos exprimiendo cada día, como tú nos enseñaste", escribía en sus redes sociales por ejemplo en 2021, y el año pasado quería dedicar un recuerdo no solo a su memoria, también a su legado, mientras le daba las gracias "por orquestar y confabular con el universo, desde otro plano, o dimensión".

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Aunque el tiempo ha pasado inexorable y Ana ahora ha rehecho su vida sentimental junto a Adrián Roma, el cantante del grupo Marlon, ella no deja que se apague la llama de su recuerdo por Santi Trancho o, como ella lo llama, "mi querido Junglecam", y de nuevo ha logrado emocionarnos con el mensaje que le ha dedicado en el que, como ella dice, es "un día especial en mi calendario".

En esta ocasión dedica sus palabras "a todos los que estéis pasando por un duelo o una pérdida", a los que quiere dejar "un trocito de mi aprendizaje". La actriz, que recientemente se hacía viral por sus protestas tras lo ocurrido en la gala de los Goya, reflexiona a continuación sobre el tiempo que cura las heridas y "nos ayuda a ir sosegando ese dolor que nos arrolla, ese cúmulo de sentimientos deben quedarse en un lugar muy especial de nuestro ser, una cajita diseñada con cariño, para abrirla cuando queramos y regodearnos en recuerdos y en nostalgia".

Dirigiéndose a la gente que a lo largo de todos estos años se sigue poniendo en contacto con ella para apoyarla o porque han pasado por una situación similar, reconoce no sentirse capacitada para dar consejos, pero sí asegura que "el tiempo es muy sabio y me ha ido enseñando sin yo darme cuenta".

"Resulta que no solo se trata de respirar, se trata de rendirte ante la vida/universo/Dios o como lo quiera llamar cada uno, rendirse no es renunciar, es dejar de ir en contra de algo tan superior que está fuera de nuestro control, es hablar y hablar, es llorar, es acudir a una terapia en condiciones para tratar el tema, es aprender a dejar ir, es volver a llorar, es no dejar de aprender, es amar las cosas simples, es no desperdiciar tu tiempo y es abrirte al amor", aporta finalmente la actriz como reflexión de lo que ha aprendido durante estos años.