¿Por qué España sigue escuchando a Nino Bravo? Hablamos con los íntimos del cantante
Medio siglo después de su muerte, se estrenan documentales como 'Vivir', que repasan su leyenda. Su hija póstuma, uno de sus mejores amigos y un biógrafo nos dan las claves de su éxito
El 16 de abril de 1973, cientos de personas desfilaban, con cara angustiada, por los alrededores de un domicilio de Valencia; rodeaban la casa de una personalidad que consideraban suya, como la Piquer o Blasco Ibáñez. Esa casa era la de Nino Bravo. La tierra que "tiene palmeras, como la tierra caliente", a la que él cantó tantas veces, se preguntaba por qué el chico de la voz de oro había fallecido tras sufrir un accidente de coche, junto a sus músicos, a la altura del kilómetro 95 en la Carretera Nacional III Madrid-Valencia, en el término municipal de Villarrubio. El cantante aguantó con un hilo de vida hasta ser trasladado a la Ciudad Sanitaria Francisco Franco, que así se llamaba en honor al dictador, en Madrid. Pero no fue suficiente para mantenerle en este mundo. Falleció horas después, a las 12 del mediodía. Medio siglo después, el recuerdo de aquella tragedia es leve, inmensamente inferior al de su legado y su leyenda.
En 2023 es mucha la gente que sabe quién fue Nino Bravo, que ha escuchado alguna de sus canciones. Su figura también sigue deparando sorpresas. Algunas de ellas las cuentan a Vanitatis personas relevantes en su vida y en su carrera: no sabíamos, por ejemplo, que en aquellos años el público consideraba 'frío y distante' al artista. Tampoco que un recopilatorio publicado hace diez años fue disco de oro con la friolera de 30.000 copias vendidas. O que una de sus canciones, 'Voy buscando', comienza igual que otra de Tom Jones. Lo que todos sabemos es que Nino, o Luis Manuel Ferri Llopis, como se llamaba en realidad, sigue siendo uno de los artistas más destacados de la historia de la música española; un icono que se resiste a morir pese a que físicamente se fue con 28 años.
Estos días, los 50 años de la muerte de Nino Bravo han dado lugar a actos oficiales, homenajes e incluso el estreno de un 'Imprescindibles' de Televisión Española en la Cineteca de Madrid. "Esta semana estoy sintiendo nostalgia, pero también una alegría tremenda porque todo esto se lo merece", nos dice Pepe Juesas, que conoció a Luis Manuel cuando formaba parte del grupo Los Superson, a los 16 años. Él era guitarrista y por aquel entonces, Luis y él solo eran unos jovenzuelos que buscaban triunfar en el efervescente pop de la época. Juesas estuvo en los inicios profesionales de Nino y en su final, ya que también viajaba en aquel maldito coche que le acabó costando la vida a su amigo. El aniversario también es emocionante para su hija Eva, que nació después de la muerte del cantante, fruto de su matrimonio con Amparo Martínez Gil en 1971: "Este año el aniversario está cargado de emociones. El reconocimiento institucional nos emociona y nos enorgullece". Durante años, Eva incluso siguió la estela de su padre y se dedicó a la música.
Entre el karaoke y la devoción
No es ningún secreto que, a día de hoy, 'Libre', 'Un beso y una flor' o 'Te quiero, te quiero' son hits en los karaokes de todo el país (y allende los mares); que forman parte del paisaje sentimental de muchos españoles y latinoamericanos. Tampoco que han sobrevivido por encima de modas y tendencias, que han llegado a las nuevas generaciones. Darío Ledesma, responsable de la web oficial del cantante, nació años después de que Nino Bravo hubiese muerto y recuerda para nosotros la forma en que el cantante llegó a su vida. "Yo tendría 11 ó 12 años. Mi padre guardaba un doble CD de Nino Bravo sin ser muy fanático de él. Un día me puse a escucharlo y me explotó la cabeza. Desde ese momento me puse a investigar su vida. En aquella época, sin Internet, era complicado, pero todo lo que caía en mis manos lo almacenaba", confiesa el autor de 'Nino Bravo: voz y corazón', uno de los libros más completos sobre el artista nacido en Aielo de Malferit. Una voz poderosa y comparable a la de los crooners norteamericanos. Cuentan que cuando Sinatra lo escuchó, no pudo evitar mostrar su admiración soltando una frase para la historia: “Menos mal que este tal Nino canta únicamente en español o ya me habría dejado sin trabajo”.
Su chorro de voz (hace años, el cronista musical José Ramón Pardo nos contaba que muchos pensaban que así solo podría "cantar zarzuela") allanó el camino para los Camilos o los Franciscos que vinieron después. Desde que en el verano de 1969 grabase el ‘Te quiero, te quiero’ de Augusto Algueró, que ya habían cantado Lola Flores o Raphael, nada fue igual para él. Después llegó un contrato con la discográfica Fonogram y éxitos melódicos como ‘Noelia’, ‘Libre’, ‘Voy buscando' o ‘Un beso y una flor’. Tras el hombre serio que cantaba aquellos éxitos, con su mirada incisiva y el pelo de aires setenteros, se escondía, según cuenta Pepe Juesas, una persona más cálida: "Lo que ocurre es que su carrera profesional se la tomaba muy en serio. Cuando tenía confianza contigo era abierto, contaba chistes y era un cachondo. Si no te conocía parecía serio, pero de verdad que no lo era".
Eva Ferri ha conocido a su padre a través del relato de terceros, del testimonio de su propia madre, que no suele dar declaraciones. También mediante las historias de muchos extraños que consideran a Nino Bravo uno de ellos, el humilde chico valenciano que alcanzó la gloria gracias a su voz prodigiosa. "Aquí en Valencia es como si mi padre fuese familia de todos. Por lo que sé, era muy familiar y lo que siempre quería era estar con los suyos. Era una buena persona", asegura su hija menor.
Esa buena persona sigue de moda en tiempos de alergia a todo lo sentimental. En Spotify, con 1.352.163 oyentes mensuales, o YouTube, Nino Bravo sigue siendo uno de los cantantes más citados y sus canciones han sido editadas en países como Alemania, Angola, Turquía y Holanda. En su época ya supuso toda una sorpresa: en plena eclosión del glam o el rock progresivo, Nino Bravo gustaba a madres, padres, hijas e hijos. Con una inteligencia innata, el joven sabía perfectamente cuál era la fórmula del éxito. "Utilizando las palabras del propio Nino Bravo, él decía que un cantante de éxito no se da con un single, sino con un LP, porque es ahí donde se demuestra la capacidad para distintos géneros y donde puedes ver su verdadera valía. Los cantantes de ahora hacen singles y parece que se busca el éxito a corto plazo, el inmediato. La música de ahora suena más artificial; entonces se notaba más real, con una gran orquesta detrás", nos dice Darío Ledesma.
Un legado que perdura
¿Qué es lo que ha hecho que esas canciones pervivan? Pepe Juesas lo tiene clarísimo: "Tenía una voz extraordinaria, pero también tuvo la fortuna de que le compusieran los mejores de España. Las canciones no pueden pasar de moda porque cuentan una historia y encima está su voz y una orquestación magnífica detrás". Su propia hija no puede elegir entre las muchas canciones de su repertorio, entre la nostalgia de 'Cartas amarillas' o la épica de 'América, América', tema que llegó a versionar el propio Luis Miguel: "Va pasando el tiempo y en cada época me gusta una canción diferente. Escucho mucho 'Vivir', que ahora está siendo especial para todos porque el documental que se estrena este fin de semana se titula así, pero también 'Amanecer' o 'Aquel atardecer".
"Un beso y una flor' tiene un mensaje de actualidad porque trata temas que siempre van a ser universales. 'Libre' incluso se la han apropiado políticamente, hasta en la dictadura chilena. Su mensaje cala y calará incluso dentro de cien años", recuerda Ledesma, que se ha convertido en uno de los mejores depositarios de su memoria. Una memoria más viva que nunca estos días. Su propia hija nos atiende apresuradamente porque ella, Pepe Juesas y varios miembros de la familia viajan en esos momentos a Madrid para asistir al estreno del documental 'Vivir'. Cuando le preguntamos qué le diría a su padre si lo hubiese conocido, lo tiene muy claro: "Si pudiese hablar con él no le diría nada. Lo único que me gustaría es estar con él, tenerlo aquí al lado".
¿Qué tienen sus canciones para seguir en nuestra cabeza? ¿Seguimos hambrientos de sentimientos en el descreído siglo XXI de crisis, pandemias y terrorismo? Repasando entrevistas de la época, como una realizada al artista por el veterano Manuel Román, vemos que el propio Nino le quitaba importancia a sus temas, como si no adivinase que medio siglo después se seguirían escuchando en todas partes: "Nunca quise ser cantante de mensaje. Lo mío es cantar al amor, aunque algunas letras de mis canciones tengan un poco de pimienta. Huyo, eso sí, de letras morbosas. El mensaje, yo creo, está en la gente, y yo canto para hacerles sentir una pequeña felicidad sin hacerles pensar; para evadirles con cosas bonitas". Pero esas cosas bonitas, aparentemente intrascendentes, nos cuentan mucho de aquella y de cualquier época. El 'jove' valenciano se despidió con algo más que un beso y una flor. En los últimos años del franquismo, aquel chico de pelo largo y aspecto bondadoso enseñó a muchos españoles que pronto sabrían lo que era la libertad. Como el sol cuando amanece, como el mar, como la inmarchitable voz de Nino Bravo.
El 16 de abril de 1973, cientos de personas desfilaban, con cara angustiada, por los alrededores de un domicilio de Valencia; rodeaban la casa de una personalidad que consideraban suya, como la Piquer o Blasco Ibáñez. Esa casa era la de Nino Bravo. La tierra que "tiene palmeras, como la tierra caliente", a la que él cantó tantas veces, se preguntaba por qué el chico de la voz de oro había fallecido tras sufrir un accidente de coche, junto a sus músicos, a la altura del kilómetro 95 en la Carretera Nacional III Madrid-Valencia, en el término municipal de Villarrubio. El cantante aguantó con un hilo de vida hasta ser trasladado a la Ciudad Sanitaria Francisco Franco, que así se llamaba en honor al dictador, en Madrid. Pero no fue suficiente para mantenerle en este mundo. Falleció horas después, a las 12 del mediodía. Medio siglo después, el recuerdo de aquella tragedia es leve, inmensamente inferior al de su legado y su leyenda.