El lado más íntimo y desconocido de Eva Amaral: su vida fuera de los escenarios

Con el pecho al descubierto y tras un discurso reivindicativo, Amaral cantó uno de sus temas más míticos, ‘Revolución’, durante su concierto en el festival Sonorama Ribera, elevando el tema a la categoría de himno. La polémica estaba servida. Los elogios y las críticas nos tardaron en llegar, así como el debate social sobre la necesidad o no de este tipo de iniciativas provocadoras que pretenden despertar conciencias en torno a la libertad y la sexualización de las mujeres.

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Sara Castellanos

Por todo ello, Eva Amaral se ha convertido en protagonista de cientos de titulares en los últimos días. Detrás de esta osada puesta en escena que admiró a unos y escandalizó a otros, se encuentra la que es considerada desde hace mucho tiempo como una de las mejores vocalistas españolas de rock, además de una mujer, en el fondo, tímida, tal y como ella misma ha confesado en alguna ocasión, que creció con esos complejos e inseguridades que suelen atormentar a muchas jóvenes durante su adolescencia. Sin embargo, hubo algo en lo que siempre mostró seguridad. Su poderosa voz y su talento creativo le hicieron tener claro que el mundo de la música formaría parte de su vida.

¿Cómo es la Eva Amaral más desconocida, la que vive apartada de los escenarios?

Esta zaragozana que acaba de cumplir 51 años (el pasado 4 de agosto) se crio en el barrio de Casablanca de su ciudad natal, en el seno de una familia obrera.

Hija de Isidoro Amaral y Carmen Lallana, el matrimonio se mostró reticente con los pasos que su hija pretendió dar desde muy joven en el mundo de la música.

A pesar de que Isidoro era un militar maestro de banda, tanto él como Carmen consideraban el oficio de músico como un trabajo poco serio. Creían que el interés de Eva por la música era un capricho sin futuro. Pronto pudieron comprobar que se equivocaban y hoy Eva puede vivir con la tranquilidad de saber que ambos murieron (él en 1998 y ella en 2007) orgullosos de los logros alcanzados por su hija. Los dos fueron un gran apoyo para la cantante cuando vieron las posibilidades reales de que Eva Amaral desarrollara una exitosa carrera y así lo ha hecho saber la artista, quien menciona a sus progenitores con frecuencia. En concreto, sobre la muerte de su madre en 2007, confesó que fue un hecho que la dejó muy tocada. La naturaleza y observar a los pájaros (ha asegurado que estos fueron su conexión con la vida en esos difíciles momentos) la ayudaron a lamerse las heridas. Y es que el mundo vegetal y animal son dos grandes pasiones para ella, ya que considera al ser humano como parte de un todo natural que nos rodea y que nunca hay que perder de vista.

Cuando no está de gira, Eva vive a caballo entre el centro de Madrid (donde, cuando se instaló, procuró contar con zonas verdes cercanas a su residencia, imprescindibles para ella) y otros enclaves con entornos naturales en el norte de nuestra geografía. En la capital, la cantante ha logrado hacerse con un discreto patrimonio inmobiliario. Es propietaria de un piso de 135 m² ubicado en el barrio de Chueca y que adquirió en el año 2003, así como de un ático ubicado muy cerca de la Plaza de España de 254 m² y que compró en el año 2004.

Por otra parte, en Zaragoza posee un piso de 114 m² que heredó a medias con su hermana María Nieves en 2007, año en el que falleció su madre.

En cuanto a sus gustos personales. Eva siente especial predilección por los pájaros (en concreto, le encantan las aves rapaces) y los gatos. Su cuenta de Instagram es una buena muestra de ello, donde la naturaleza y estas especies animales están muy presentes en imágenes donde la cantante también deja claro que el arte de la fotografía no se le da nada mal. Su buen ojo detrás del objetivo le viene quizás de cultivar su creatividad en artes plásticas durante sus años de estudio en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, donde destacó como dibujante y como futura escultora.

Por aquella época, Eva Amaral ya había descubierto su pasión por la música hacía mucho tiempo. Tocaba la batería, la guitarra y cantaba. Fue en 1992 cuando conoció en la parte trasera del bar Central de Zaragoza a su otra mitad artística, Juan Aguirre, un encuentro que marcó y cambió sus vidas para siempre.

Fueron pareja sentimental durante ocho años y aunque el amor no terminó triunfando entre ellos, sí lo hicieron una férrea amistad y una carrera musical repleta de éxitos.

Fue en 2002 cuando juntos lograron el bombazo definitivo que los catapultó a la fama. Fue gracias a la creación de su tercer álbum, ‘Estrella de mar’, el más vendido en nuestro país en su fecha de publicación. Juntos, como dúo musical, llevan 25 años de éxitos.