El lenguaje no verbal de Shakira en su juicio por fraude fiscal, según un experto
Un profesional de la comunicación corporal analiza el semblante y la actitud de la cantante en su comparecencia en la Audiencia de Barcelona
Pocos días después de su gran noche en los Latin Grammy, donde fue una de las artistas más premiadas, Shakira tenía pendiente una cita mucho menos grata: la cantante tenía que presentarse en la Audiencia de Barcelona para enfrentarse al juicio en el que la Agencia Tributaria la acusaba de fraude fiscal.
Hoy, en el programa ‘Vamos a ver’, de Telecinco, Julio García, analista de expresión, ha analizado el lenguaje no verbal y el look de Shakira durante el juicio, y ha afirmado que en su entrada a los juzgados “hay pesadumbre, hay tristeza y hay una estrategia de comunicación en la forma en que ella va vestida”.
Para la ocasión, Shakira se presentó en el juzgado con un total look en rosa pastel que nada tenía que ver con los atuendos que lució en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla. Un traje de chaqueta y pantalón, bolso de mano y sandalias de plataforma con tiras, para un outfit elegante y recatado, acorde con la buena imagen que esperaba dar ante el tribunal. Y según el experto, “en ese look Barbie ella quiere que todo se suavice, que no haya malas intenciones”.
“La veo con ganas de saludar y de conectar con la gente que está ahí. En esa media sonrisa que mantiene, que luego baja cuando entra en la sala, ella lo que quiere es acercarse a la gente y que vean en ella a una persona que va a hacer todo lo posible por salir bien”, explicaba.
Una vez dentro de la sala y en el momento en que declaró ante el juez, la imagen de la cantante transmitía, según el experto, “tristeza e inseguridad. La mirada cabizbaja significa que ella está muy preocupada por la situación y por lo que va a pasar a partir de ese momento”. Añadió que la forma en que Shakira movía las manos denotaba nerviosismo, y se refería, asimismo, a su voz, en un tono apagado, y a la expresión de su rostro, apesadumbrada.
Finalmente, y tras cinco años pendiente del juicio, la colombiana optaba por asumir las culpas y llegar a un acuerdo con la acusación, con el que lograba, previo pago de una multa de siete millones de euros y con una pena de tres años de prisión (eludible), zanjar el asunto de una vez por todas.
Eso sí, dejaba muy claro el motivo de su decisión: “Tengo que escoger mis batallas y la más importante para mí ahora es hacer todo para que mis hijos vivan una vida plena y enfocarme en lo que es realmente importante: verlos crecer y pasar tiempo con ellos, sin someterlos a la angustia de ver a su madre en un juicio penal con el desgaste que supone”, señalaba Shakira en un comunicado.
“Ellos mismos me lo han pedido, y por ellos he tomado esta decisión. Han vivido tiempos muy duros y quiero que me vean feliz por fin y mirar juntos hacia el porvenir”, añadía. A ellos, precisamente, les dedicó el premio a la canción del año que recibió en los Latin Grammy.
Pocos días después de su gran noche en los Latin Grammy, donde fue una de las artistas más premiadas, Shakira tenía pendiente una cita mucho menos grata: la cantante tenía que presentarse en la Audiencia de Barcelona para enfrentarse al juicio en el que la Agencia Tributaria la acusaba de fraude fiscal.
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