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Así fue la última gran ovación de Concha Velasco
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Así fue la última gran ovación de Concha Velasco

Madrid siempre fue su plaza y su público la recibió inesperadamente una tarde que pasará a la historia

Foto: Concha Velasco. (Getty)
Concha Velasco. (Getty)

Una tarde de primavera de 2022, en Madrid. La actriz Manuela Velasco lleva semanas interpretando en el Teatro Español a Dorotea (La Bella Dorotea, Miguel Mihura, 1963), una mujer a la que dejan plantada en el altar el día de su boda y que decide no quitarse el vestido de novia hasta encontrar al amor de su vida. No le importan las críticas ofensivas de la sociedad machista que la juzga. Ella solo piensa en lograr su objetivo. Un papel realmente único para la propia Manuela. Décadas antes, su tía, la gran Concha Velasco, lo había interpretado con un aplauso unánime de la crítica.

Los asientos se van llenando, todo discurre con normalidad, las conversaciones se suceden en platea y de repente el tono de las voces se eleva, y desde las cortinas perciben un murmullo al unísono: "Es ella, es ella".

Foto:  Concha Velasco, en la presentación de 'La habitación de María'. (EFE / Luca Piergiovanni)

Con sus hijos a los lados, moviendo delicadamente una silla de ruedas, entran portando a la tía de Manuela, a la mítica Dorotea, a la actriz que cambió a los cincuenta el cine español con sus interpretaciones de 'La chica de la Cruz Roja' o la 'Chica ye-yé'. El público, antes de que se hubiera interpretado una escena, se puso en pie, mirando a la parte trasera del teatro y, enfervorecido, empezó a aplaudir a Concha.

Todos eran conscientes de que la actriz llevaba años ingresada en una residencia. Debido a su edad y su limitada movilidad, habían decidido en conjunto que lo mejor era que estuviese atendida las veinticuatro horas del día. Un lugar en el que la artista socializa, recibe visitas, pero que abandona en contadas ocasiones. Y esta era una de las pocas oportunidades en las que el público del Teatro Español iba a tener la oportunidad de agradecer a la actriz los grandes momentos que le ha regalado sobre las tablas a lo largo de su trayectoria.

placeholder Una imagen de Concha Velasco en los años 60. (Archivo)
Una imagen de Concha Velasco en los años 60. (Archivo)

Concha Velasco dejó los escenarios en el año 2021, en una emocionante despedida en Logroño. Sus hijos le habían pedido que se retirara definitivamente del teatro, ese paraje en el que ella había sido tan feliz. Bajó con un ramo de margaritas y un bastón, uno en cada mano, demostrando que no fueron las fuerzas las que le flaquearon. Después de ese momento ya solo había acudido al teatro como espectadora, por lo que esa tarde fue, sin duda, inolvidable para la actriz, para el público, para sus hijos y sobre todo para su sobrina Manuela, que pudo disfrutar de un momento único entre bambalinas y salir con toda la energía y el apoyo familiar para interpretar a ese personaje de Miguel Mihura que está intrínsecamente unido a esta saga de por vida.

Una tarde de primavera de 2022, en Madrid. La actriz Manuela Velasco lleva semanas interpretando en el Teatro Español a Dorotea (La Bella Dorotea, Miguel Mihura, 1963), una mujer a la que dejan plantada en el altar el día de su boda y que decide no quitarse el vestido de novia hasta encontrar al amor de su vida. No le importan las críticas ofensivas de la sociedad machista que la juzga. Ella solo piensa en lograr su objetivo. Un papel realmente único para la propia Manuela. Décadas antes, su tía, la gran Concha Velasco, lo había interpretado con un aplauso unánime de la crítica.

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