Adiós a Álex Maspons, hijo del fotógrafo de la Gauche Divine: desaparece una generación

Llevaba semanas esperando la llegada de la Parca, amiga traicionera, no como él. Porque era uno de esos amigos leales de los que ya no quedan. Siempre pendiente de los suyos, cariñoso, generoso. Álex Maspons fallecía este jueves por la noche tras sufrir un tumor cerebral inoperable.

Hijo único de Oriol Maspons, fotógrafo mítico e indispensable de la época dorada de la Gauche Divine, fallecido en 2013, Álex mantenía el legado de su padre con ese cariño que le caracterizaba.

La noticia de su fallecimiento se colaba en la mañana del viernes en el móvil con un whatsapp de la amiga también leal Pilar Eyre: “Ha muerto Álex Maspons esta noche”. Barcelona, ciudad pequeña y endogámica, resultó ser ese pañuelo en el que todos se conocen. Pilar Eyre, íntima de los padres de Álex; Álex, íntimo del marido de una. Y todos juntos, amigos eternos.

Oriol y Coral Majó

Celebrar la vida con personas de esta talla humana, vital, intelectual y amorosa es un lujo. En las fiestas de Eyre, en sus presentaciones, en cumpleaños de amigos, y claro, también en algún funeral. Que la vida se va. Álex Maspons conocía a todo el mundo y todos le conocían a él. Y le querían. No en vano había asistido con Oriol de cientos de sesiones fotográficas desde niño. Sus padres, Oriol y Coral Majó, fallecidos en 2013 y 2018 respectivamente, fueron los guías de este chico de 54 años que parecía andar siempre perdido y que en cambio sabía estar siempre en su sitio.

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Una llamada a Álex siempre solucionaba problemas. Este pasado verano fallecía Teresa Gimpera y el amigo se mostraba solícito en contar anécdotas de la modelo y de sus padres. Era julio y Maspons estaba bien. Cómo se escapa la vida a veces y cómo se nos olvida disfrutarla. Aquel día nos recordaba que Gimpera era muy amiga de su padre y de su madre.

"Es un shock"

“Caía muy bien en casa, era muy simpática… En mi casa se la quería mucho y la tengo muy relacionada con Begur, porque por lo que sea, nos juntábamos mucho allí, yo iba mucho con mis padres y allí nos encontrábamos con ella. Era una curranta de narices y en casa se la quería mucho. Es de esas muertes de las que cuando me enteré, se me pasó por la cabeza llamar a mi padre y a mi madre para contarles que se había muerto la Gimpera. Cuando reaccionas y te das cuenta de que no tienes cómo contárselo, es un shock”.

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El mismo que sentirán ahora sus hijos, que quedan huérfanos de un padre que decidió mantener el legado de los suyos hasta el final. Con la marcha del heredero y el gestor del archivo de Oriol Maspons se va toda una generación. Era licenciado en Derecho, forofo de los deportes, cualquiera que fuera, y amante de su teckel, al que llevaba a encuentros de esta raza de perros y le perdía la pista porque todos se parecen.

Del Moma al Reina Sofía

Las fotografías de Maspons están en el MOMA de Nueva York, en el Museo Reina Sofía, en el Museu d’Art Nacional de Catalunya, en la Fundació Vila Casas… Fue el primer fotoperiodista en captar la imagen de una turista en bikini en España (En Ibiza, claro), un hombre intenso y gamberro que quería ser testigo de una época histórica de nuestro país. Lo hizo combinando las ganas de trabajar con las de vivir, y fue uno de los fotógrafos oficiales de aquella Gauche Divine que combinaba cultura y acción política desde las clases altas de Barcelona. Una época irrepetible que Álex Maspons guardaba con celo y mimo.

Había una leyenda que corría sobre el padre de nuestro amigo: que se había tatuado un cocodrilo como los de Lacoste en el pecho para reírse de los ‘pijos’ con los que se crió. “Sí, es verdad”, reconocía su hijo entre risas, “mi padre era un rebelde y se reía de todo”.

Último homenaje

Sin saberlo, Alex rindió su último homenaje a sus padres este mes de noviembre. Este mes se inaugura la exposición ‘Coral. La fotografía más íntima de Oriol Maspons’, con fotografías seleccionadas por su hijo, quien quiso ofrecer una visión inédita de la obra de su padre reivindicando la presencia de su mujer en su vida. La exposición se inaugura, qué casualidad, este 8 de noviembre, el mismo día en el que Álex Maspons fallecía. Estará hasta el 13 de diciembre en la Sala Escoleta de Palo Alto, en Barcelona. Con acceso gratuito, habrá charlas y talleres organizados con la ayuda del propio Álex.

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Coral es la protagonista de esta serie de fotografías de Oriol. Juntos crearon miles de imágenes a lo largo de su vida, lo que los convirtió en pilares de aquella Barcelona cosmopolita que ya no existe. Como ya no existe, desde hoy, la posibilidad de llamar a Álex Maspons para preguntarle cualquier cosa. Porque sabía, eso sí, de todo.