Campos Guallar (Tatel) toma las riendas de Casa Salesas, el restaurante de Iñigo Onieva

Cambios en Casa Salesas, el restaurante que abrió Iñigo Onieva hace justo un año en la zona más de moda de la capital. El socio principal de Onieva, Manuel Campos Guallar, ha tomado las riendas del negocio convirtiéndose en el socio único, y ha llevado a cabo una ampliación de capital de 27.000 euros para darle un nuevo impulso al restaurante. El movimiento, explican, responde a una estrategia societaria interna y no ha cambiado en lo sustancial la estructura de la empresa. Tras haber consolidado el local durante estos doce meses, la idea es llevarlo al siguiente nivel.

Durante este año, el marido de Tamara Falcó ha contado con las mejores cartas de la baraja para poner en marcha este negocio, tras el éxito que supuso su proyecto en la noche madrileña con el Lula Club. Primero, ubicación. Situado en la calle Fernando VI, una de las arterias más chic de la capital, y mirando de frente al Palacio Longoria —el precioso edificio modernista que alberga la sede de la Sociedad General de Autores y Editores de España—, Salesas ha sido desde el principio uno de esos sitios para ver y dejarse ver.

Pero también los nombres propios asociados al proyecto, como el propio Onieva o los socios, entre los que se encontraban, según se dijo entonces, Iván Espinosa de los Monteros, el empresario conocido como 'El Turronero' o el verdadero artífice de la idea, Manuel Campos Guallar, exsocio de Abel Matutes, y su pareja, Esha Gupta, famosa actriz de Bollywood.

La idea era crear "un producto único, un restaurante-casa-coctelería en un espacio muy especial creado por y para el barrio, acudiendo a los negocios del barrio como proveedores para apoyar y potenciar Salesas" (según su propia declaración de intenciones en redes sociales). Para ello, contaron con la colaboración en el diseño del conocido interiorista Lázaro Rosa Violán, uno de los premiados por Vanitatis, y una buena nómina de conocidos profesionales encabezados por el chef Juan Antonio Medina, quien se encuentra detrás de la propuesta gastronómica (fue Medina quien consiguió en apenas seis meses una estrella Michelin en A'Barra).

Con Salesas, Onieva y Campos Guallar se estrenaban también como colaboradores en el campo de la gastronomía y el ocio. Este era el primero de varios proyectos que, según anunciaron, tienen intención de poner en marcha en el medio-largo plazo. Campos Guallar canaliza esta inversión a través de Leisure Partners Sociedad Limitada, la nueva socia única de Casa Salesas, y en cuyo capital se encuentran nombres tan conocidos como el de la familia Nadal o Gasol. Onieva trabajó en Tatel y venía con el éxito del Lula Club (que en tiempo récord revolucionó la noche madrileña) en la mochila.

Seis meses después de la apertura del restaurante los socios hicieron un primer cambio en el organigrama del restaurante. Íñigo Onieva asumió entonces formalmente su papel como administrador único de Casablanca Salesas, la empresa con la que gestionan este local. Un paso que era "solo papeleo burocrático y nada que ver con su rol del día a día", explicaban entonces fuentes de la compañía, "Íñigo es el director de Casa Salesas desde el principio". Junto a él, el equipo de operaciones está liderado también por Rafael Tapia.

Paralelamente, Íñigo Onieva sigue siendo administrador mancomunado junto a Pablo Marín del Lula Club. El lugar, inspirado en el mítico Studio 54 que triunfó en Nueva York en los años 70, nació poco después de la pandemia. “Madrid está viviendo un crecimiento espectacular y se está posicionando entre las grandes ciudades cosmopolitas del globo, como pueden ser París, Londres y Nueva York. Los grandes hoteles y los grandes restaurantes internacionales están abriendo en Madrid, pero a nivel noche había un nicho que no estaba cubierto”, contaba entonces Onieva en 'Icon'. La empresa cerró su primer año de vida facturando casi 400.000 euros.

Tras reencontrarse con la marquesa de Griñón, Onieva optó por una vida menos nocturna y se centró en Casa Salesas, ubicado en uno de los barrios más de moda de Madrid, donde residía el propio Onieva antes de mudarse a Puerta de Hierro junto a su mujer. "Casi de inmediato, el restaurante se convirtió en el sitio en el que los madrileños querían dejarse ver y ser vistos", aseguran desde el local, en el que ya han alternado los príncipes de Hannover, Carolina Herrera o Chiara Ferragni, entre una larga lista de famosos que incluye, claro está, a la famosa familia política de Onieva.

La idea es seguir haciendo crecer la marca Casablanca con otras aperturas que cumplan la misma ecuación: buena gastronomía, buena ubicación y diseño de vanguardia. Proyectos en los que Onieva puede seguir jugando un papel importante.