De los brackets al audífono real

Aunque formen parte de la realeza, no les corre sangre azul por las venas y tienen problemas de salud al igual que el resto de mortales. Esta semana, tras la visita del rey a Málaga donde, nuevamente, sufrió un tropiezo, ha trascendido a nivel público algo que ya se sabía en el círculo de periodistas que viaja con el monarca. Ha sido la Casa del Rey la que ha confirmado que don Juan Carlos “utiliza aparatos para amplificar el sonido desde hace varios años para paliar una pérdida auditiva leve”.

Sin reparos, y como con cualquier otro proceso médico, Zarzuela no ha escondido esta información. Por todos es conocido que al Rey le realizan su chequeo anual en la Clínica Planas de Barcelona y jamás ha existido intención alguna de ocultar este dato. Algo que no ocurre con el resto de miembros de la Familia Real.

La princesa Letizia, que no sólo no ha confirmado informaciones referentes a sus cambios físicos, sino que ha desmentido realidades demostrables, rompe esta tradición de los Borbones que se agradece, dado el oscurantismo que impera en otras áreas.

El primer cambio notorio de la princesa de Asturias tuvo lugar en agosto de 2008. Aprovechó que es el mes con menos compromisos de trabajo para ponerse en manos de un médico estético. Al no tener apenas actos oficiales, nadie hubiera notado la transformación, de no ser porque fue fotografiada a la salida del hospital madrileño de La Paz, al que acudió a interesarse por los supervivientes del accidente de Spanair.

A pesar de que intentó disimular las secuelas del quirófano con maquillaje, el revuelo que su nueva imagen despertó en las revistas, llevó a la Casa Real a dar una respuesta pública e informó escuetamente de que "la intervención ha sido una septorrinoplastia recomendada por los servicios médicos de la Zarzuela para paliar sus problemas respiratorios". Eso sí. En aquella ocasión no se reveló el centro escogido para la intervención ni si medió o no ingreso hospitalario. Como la aparición tuvo lugar ocho días antes de lo previsto, todavía se apreciaban pequeños moretones en la zona de las ojeras y un pequeño hematoma en el ojo derecho.

Días después, cuando la hinchazón bajó y se observó su real perfil, empezó a rumorearse que su mentón también se veía diferente. Ni una palabra oficial al respecto. Y en septiembre, el periodista Jaime Peñafiel ‘desveló’ "uno de los confidenciales más serios de la Casa Real (…) No fue una septorinoplastia sino simplemente una rinoplastia, una reconstrucción física, y que no solamente se había retocado la nariz, sino también las orejas, un poco la cara, el mentón. Lo que no sabíamos es que se aprovechó la anestesia generalizada para realizar también un implante de silicona en los pechos".

Desde entonces hasta ahora se han comentado mucho sus cambios de peso y su delgadez y apenas hace un mes, cuando la nuera real lucía una melena mucho más voluminosa y larga, Vanitatis descubrió los brackets transparentes que más tarde negaría haber llevado, tras acudir a su odontólogo a pedir que se los retirasen. Las palabras se las lleva el viento, pero los archivos fotográficos pesan más.