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Mar García Vaquero, la discreta y sosegada mujer 'offshore' de Felipe González
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SU NOMBRE APARECE EN LOS PAPELES DE PANAMÁ

Mar García Vaquero, la discreta y sosegada mujer 'offshore' de Felipe González

Lo dejó todo, trabajo incluido, por el expresidente del Gobierno. Amante de su intimidad, odia aparecer en la prensa rosa. La actualidad (y una empresa en un paraíso fiscal con cuenta en Suiza) la ha llevado ahora a dar el salto a los medios

Foto: Mar García Vaquero en una imagen de archivo (Gtres)
Mar García Vaquero en una imagen de archivo (Gtres)

Hasta que su relación con Felipe González no fue oficial y se convirtió en su novia, Mar García Vaquero disfrutaba de un total anonimato. No formaba parte del entramado social por decisión propia. En este sentido podía haber elegido un lugar destacado en el panorama del colorín mucho antes de la entrada en su vida del expresidente del Gobierno. Su parentesco con el empresario Pedro Trapote, dueño de las discotecas con mayor tirón de Madrid ‒Joy Eslava y Pacha‒ le daba ese protagonismo que nunca quiso. Ahora al aparecer su nombre en los papeles de Panamá, vuelve a la actualidad como ya sucedió cuando se casó con Felipe González en la más absoluta intimidad en agosto de 2012.

La pareja eligió para darse el 'síquiero' la Junta Municipal de Retiro a la que por domicilio pertenecían ambos. Fue una ceremonia íntima. Solo hubo dos testigos; la familia directa (hermanos e hijos) se enteraron después. No hubo filtraciones y fue el propio González quien adelantó la noticia cuando la prensa se puso en contacto con él. El matrimonio siguió viviendo en el piso alquilado del barrio de Salamanca, donde también tiene su despacho González, y los fines de semana suelen pasarlos en la finca que poseen en Extremadura. “No es un fincón como se ha dicho. Tiene cuatro hectáreas y en ese lugar tiene su taller Felipe. Ninguno de los dos son de grandes reuniones y prefieren invitar solo a los íntimos y a la familia directa”, cuentan a Vanitatis.

[Lea: El retiro dorado de Mar García Vaquero junto a Felipe González]

Precisamente hasta esa casa se acercó Susana Díaz antes de convertirse en personaje con transcendencia publica nacional para explicarle al 'jefe' quién era ella tras escuchar a González decir en una entrevista que no tenia muchos datos sobre su currículum profesional y político. Como siempre, fue Mar García Vaquero la que ejerció de perfecta anfitriona. “Quiere que la gente que va a su casa esté cómoda y quiera volver. A Mar le gusta el campo, la tranquilidad, dar largos paseos con su marido”, a quien, aseguran,“admira desde siempre”. Las amistades le toman el pelo por esa veneración que se refleja en muchos aspectos. Cuentan que cuando González estaba preparando sus memorias y grababa sus recuerdos para que después el ayudante los pasara a limpio, su mujer se sentaba en una butaca sin moverse casi en el despacho, escuchando atentamente la experiencia vital de su marido.

Aunque se dijo que la pareja se había trasladado a un chalet en la afueras de Madrid, siguen en el mismo barrio de Salamanca y acuden a los mismos restaurantes de siempre. Sus preferidos son Kabuki y Goizeko, del hotel Welington, y el NiMu, del Hotel Adler. Cuando su marido está ocupado ella hace mucha vida con sus hermanas y con sus dos hijas. “Se van de compras, a exposiciones e incluso a darse los tratamientos de belleza juntas”, indican a este medio personas cercanas a la pareja.

La casa de Somosaguas que compartió González con Carmen Romero hasta su separación se construyó en un terreno propiedad del empresario e íntimo amigo Luis García Cereceda, y una vez dividido y negociado el patrimonio quedó en manos de su exmujer. Precisamente a través de García Cereceda fue como Mar conoció al político socialista. García Vaquero estuvo casada con un medico, padre de sus dos hijas, del que se separó hace mas de 20 años. Después fue pareja de Cereceda, dueño de laexclusiva urbanización La Finca, que tampoco quiso mas protagonismo que el que le daba su posición económica. Federico Jimenez Losantos ha contado varias anécdotas de esa época. “En una ocasión García Cereceda nos invitó a cenar a Luis Herrero, Antonio Herrero y a mí porque consideraba que nos metíamos mucho con Felipe. Mar era la anfitriona y, salvo un momento complicado, en el que Antonio Herrero dio sus razones, el recibimiento fue muy bueno”. Tras separase del empresario no tuvo mas relaciones sentimentales hasta que llegó Felipe González a su vida en 2010.

Con sus hijas ya mayores no hubo problemas de convivencia. Las chicas se quedaron en la casa familiar y Mar se trasladó al piso de su novio en el barrio de Salamanca. Micaela y Lucía mantienen una relación fantástica con su madre y, por supuesto, con González. En realidad las hermanas García Vaquero son una piña y suelen pasar juntas las vacaciones con sus respectivos maridos, ya sea en Navidad en Punta Cana, en verano en Marbella, donde Pedro Trapote tiene una casa amplia y discreta, o en el campo de Sevilla, propiedad también del empresario a la que solían acudir con frecuencia el matrimonio González antes de comprar el terrero de Extremadura.

[Lea: La acomodada vida de Felipe González y Mar García Vaquero]

Los que conocen a Mar García Vaquero la definen como una mujer que procura facilitar la vida a la gente. Ahora ya no trabaja porque se acogió voluntariamente hace dos años a un ERE en La Caixa, donde ejercía de asesora sénior de la banca privada. Sus compañeros tienen un buen recuerdo de ella: Era muy educada, simpática, reservada y con un excelente criterio profesional. Cuando se hizo pública su relación con Felipe González, lo pasó fatal porque los reporteros la esperaban en la calle y su imagen aparecía a menudo en las revistas del corazón. Llevaba muy mal las críticas a Felipe y le preocupaba que su protagonismo perjudicara a su trabajo”.

Al final se acogió a esa baja voluntaria porque también era la manera de poder acompañar a su marido en sus viajes profesionales, sobre todo cuando se trasladaba a Latinoamérica, donde González es requerido para conferencias y charlas.

A sus 55 años, Mar García Vaquero mantienen un perfil bajo, ahora actualizado por los papeles de Panamá. Como ha dicho su marido a su círculo cercano, “si no hubiera estado casada conmigo, no habría sido noticia”. Efectivamente así es, pero lo que no puede olvidar González es que ha sido y es uno de los políticos más influyentes del ultimo siglo.

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Hasta que su relación con Felipe González no fue oficial y se convirtió en su novia, Mar García Vaquero disfrutaba de un total anonimato. No formaba parte del entramado social por decisión propia. En este sentido podía haber elegido un lugar destacado en el panorama del colorín mucho antes de la entrada en su vida del expresidente del Gobierno. Su parentesco con el empresario Pedro Trapote, dueño de las discotecas con mayor tirón de Madrid ‒Joy Eslava y Pacha‒ le daba ese protagonismo que nunca quiso. Ahora al aparecer su nombre en los papeles de Panamá, vuelve a la actualidad como ya sucedió cuando se casó con Felipe González en la más absoluta intimidad en agosto de 2012.

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