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La boda en Sevilla de María: dos vestidos de novia, un velo corto y unos zapatos rosas
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La boda en Sevilla de María: dos vestidos de novia, un velo corto y unos zapatos rosas

Jose y María se casaron el pasado verano rodeados de sus familiares y amigos en un enlace con sabor andaluz para el que la novia lució dos atuendos diseñados por ella misma

Foto: La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)
La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

Sevilla no solo fue el escenario de su enlace, Sevilla también fue el escenario de su historia de amor. María y Jose, sevillanos (no podía ser de otra forma), se conocieron en la Feria de Abril cuatro años antes de la boda. "Coincidimos en su caseta y la verdad es que fue un flechazo", cuenta la novia. Ella es la diseñadora de su propia marca de joyas, Alhaja Cult Store, una firma que fundó en 2019 junto a su amiga Irene Rodrigo. Él, en cambio, es ingeniero y, en palabras de su hoy mujer, "la persona más buena que conozco, muy familiar y amigo de sus amigos".

Un noviazgo que vivieron entre Sevilla y Santiago de Chile -"por motivos de trabajo, Jose se fue a vivir allí un par de años y eso fue la excusa perfecta para viajar mucho juntos y conocer en profundidad Chile"-, y que terminó con la tradicional petición de mano el verano de 2021.

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

"Estábamos de vacaciones. Jose había estado surfeando por la tarde y yo lo esperaba con un libro en la playa, me dijo que si nos quedábamos a contemplar el atardecer y nos fuimos a verlo a un acantilado. Allí, mirando al mar, me lo preguntó", recuerda la diseñadora.

Un año después, el 4 de junio de 2022, llegaría el gran día para María y Jose: su boda en Sevilla. "Tenemos muchos amigos de fuera de Sevilla y de España. Los invitados vinieron de todas partes: Argentina, Chile, Costa Rica, Turquía, Italia, Suecia… Queríamos que sintieran la esencia de nuestra ciudad, así que todo giró en torno a sus naranjos, a la cerámica andalusí, los botijos, el aroma de los nardos y flores, muchas flores".

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

La iglesia de San Sebastián, de estilo gótico-mudéjar, ubicada en el barrio del Porvenir y cerca de casa de la novia, fue el templo escogido por la pareja para la ceremonia religiosa. El banquete y la fiesta posteriores, en Villa Luisa: "Elegimos un sitio en el centro de Sevilla para evitar los autobuses y pensando en la comodidad de nuestros invitados. Se desplazaron a pie desde la iglesia hasta el sitio de la celebración, haciendo alguna parada para refrescarse en los barecitos de la zona".

María se vistió en su casa, acompañada de sus padres, y de ahí rumbo al templo. Del maquillaje y el peinado se encargó Julia Hidalgo. Un 'makeup' natural y un moño de bailarina sencillo: "Quería a alguien que trabajara en moda porque pensaba que nos entenderíamos mejor. Julia supo realzar mis rasgos y yo estaba muy cómoda porque me veía muy natural".

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

Del brazo de su padre, la diseñadora de joyas no pudo contener la emoción y rompió a llorar en el paseíllo camino al altar. "Entré por la puerta con las lágrimas saltadas mientras de fondo sonaba 'Cerf volant' cantada por el Coro de Entreángeles. La música continuó durante toda la ceremonia y no dejamos de sentir esa emoción hasta el final gracias a las canciones de Morricone".

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

En paralelo, el primer look nupcial de María quedó expuesto. "El vestido lo diseñé yo. Tenía claro que quería confeccionarlo en una seda que había comprado hace años en China, que tuviera unas mangas con volumen y que el resto fuera sencillo, no muy largo y sin cola", explica la sevillana.

Con ese tejido guardado como una joya más, María se lanzó en busca y captura de una buena modista que diera forma y vida a su traje de novia soñado. "Pregunté a varias amigas si conocían a algún modisto en Sevilla que cosiera muy bien para que mi vestido estuviera tan bien acabado como los de mis abuelas". Así es como encontró a Ana Galán Lama.

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

Una vez María se puso en manos de la modista, ambas se dieron cuenta de que aquel maravilloso telar de seda proveniente de China no era suficiente para confeccionar el modelo. "Me moría de la pena. Ana y yo encontramos un tejido similar de color blanco en la tienda Tejidos Canales de Sevilla y con ese material creó mi primer vestido". No todo estaba perdido y el tejido serviría para el segundo atuendo, pero eso lo contaremos más adelante.

De escote cuadrado, mangas abullonadas con costuras plisadas en los hombros, corte en la cintura y falda de silueta en línea A, la diseñadora lució un impecable vestido sencillo, que no simple, con guiños a las tendencias de moda y gracias al cual pudo otorgar protagonismo a los complementos.

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

Mucho antes de materializar su traje, María ya había escogido y comprado los zapatos que la acompañarían a dar los últimos pasos como mujer soltera y los primeros como casada. "No encontré ningún par de color blanco que me gustara, así que empecé a mirar otras opciones y me enamoré de unos zapatos de Dolce & Gabbana".

Forrados con un tejido de raso en rosa palo, los zapatos presentaban la puntera redonda, cierre con pulsera al tobillo, escotes laterales, tacón ancho y, como detalle decorativo, dos rosas en 3D de color granate en la puntera y en el cierre lateral.

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

Mención especial para el velo corto de María: "Sabía que quería llevar algo en la cabeza, pero no me convencían las diademas, ni tiaras. Acabé comprándome el típico velo de novia y cuando me lo probé no me vi nada favorecida. Estaba muy incómoda. Me fui un fin de semana con una amiga de excursión a Portugal y allí, en un mercadillo, nos topamos con el velo que finalmente me puse".

En realidad, no se trataba de un velo de novia, era la capa de un batón de cristianar para un bautismo. Fabricado con un tejido de organza de seda con flores bordadas, "al principio nos reíamos porque la señora que nos lo vendió nos veía poniéndonos la capa en la cabeza y nos intentaba explicar que era para un bebé. Ana, la modista, me lo cosió a una peineta y con la propia lazada que llevaba la capa, me hizo un lazo que quedó genial", cuenta María.

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

En cuanto a las joyas, además del anillo de compromiso que Jose le regaló en la petición de mano, la novia llevó unos pendientes vintage con un lazo de brillantes y una miniperla colgando: "Son de una joyería de Madrid, me acompañaron mi hermana y mi mejor amiga a elegirlos". También lució una gargantilla de oro muy fina: "Es de mi madre y la llevo siempre".

Su ramo fue una creación de la floristería Orangerie. De estilo romántico y en tonos rosas y blancos, estaba compuesto por peonías y orquídeas cymbidium atadas con un lazo de color empolvado.

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

Convertidos en marido y mujer, María y Jose, seguidos de sus familiares y amigos, se trasladaron al lugar de la celebración: "Respetamos la gama cromática de Villa Luisa, el verde y el naranja de los azulejos y el azul añil, tres colores típicos del estilo mudéjar. Utilizamos estos tonos para los meseros, las invitaciones y los números de las mesas".

Una papelería 'handmade' en la que intervino su padre -"para las invitaciones nos dibujó una acuarela con la parroquia de San Sebastián y el jardín de Villa Luisa"-, una amiga suya y ella misma. "Los meseros los dibujamos entre mi padre, una amiga y yo también en acuarela. Eran todos diferentes, dibujamos naranjas, limones, granadas y flores", explica.

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

"El palacio es precioso y queríamos añadir decoración, pero sin recargar. Elegimos manteles de hilo en color blanco y una vajilla clásica a tono para que destacaran las flores (sobre todo las peonías rosas) y los cítricos. Orangerie decoró las escaleras con mucho verde y jazmines azules, las fuentes con naranjas y limones, y en las mesas, granadas y kumquats. Insistimos mucho en que tenía que oler a nardos allí por donde pasaras y así fue".

El afamado catering Alda y Terry sirvió un menú 100% español. "No queríamos ningún plato de cocina internacional. Optamos por un cóctel largo en el que no faltaron aperitivos como cuencos de salmorejo, croquetas, cartuchos de pescaíto frito... Y como principal, un arroz con rape y langostinos que estaba espectacular, todo el mundo repitió", recuerda la diseñadora de joyas.

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

"Un momento muy especial de la boda fue cuando entramos en el salón con la canción 'A far l'amore comincia tu' de Raffaella Carrà. Fue como estar en la película italiana 'La grande bellezza'. ¡Un sueño!".

En clave musical, la sorpresa para los novios llegó de la mano de un grupo de mariachis. "El primer concierto al que Jose y yo asistimos juntos fue el de Luis Miguel y nos lo pasamos superbién. En aquel concierto hubo mariachis y yo siempre soñaba con tener una ocasión para contratarlos y nuestro vals fue 'Si nos dejan' cantado por 10 mariachis".

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La boda de María en Sevilla. (Días de vino y rosas)

Unos minutos antes de abrir el baile, María se cambió de look. "Cuando se acercaba la fecha de la boda, en Sevilla hacía un calor insoportable y me agobié muchísimo pensando que iba a morir de calor, así que Ana Galán me hizo también un conjunto", relata. A modo de segundo atuendo nupcial y confeccionado con aquella seda de China que no pudo emplear para el primer vestido, la sevillana lució un tándem formado por un crop top y una falda. "La falda y los lazos del top se fabricaron con la seda que tenía guardada", confiesa.

Como consejo para futuras novias, "que intenten controlar los nervios y, sobre todo, disfrutar cada día de la preparación de la boda porque luego pasa volando".

Sevilla no solo fue el escenario de su enlace, Sevilla también fue el escenario de su historia de amor. María y Jose, sevillanos (no podía ser de otra forma), se conocieron en la Feria de Abril cuatro años antes de la boda. "Coincidimos en su caseta y la verdad es que fue un flechazo", cuenta la novia. Ella es la diseñadora de su propia marca de joyas, Alhaja Cult Store, una firma que fundó en 2019 junto a su amiga Irene Rodrigo. Él, en cambio, es ingeniero y, en palabras de su hoy mujer, "la persona más buena que conozco, muy familiar y amigo de sus amigos".

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