La boda de invierno de Itziar y su vestido de novia bordado con su historia de amor

Cuando la boda de Itziar y Juan llegó a la redacción de Vanitatis, estudiamos detenidamente el reportaje fotográfico y todo lo que la novia contaba sobre su historia de amor, los preparativos del gran día y cómo transcurrió todo en directo. Nuestro interés fue automático. Celebrado en invierno en Madrid, un enlace en el que el arte y las ganas de festejar convivieron simultáneamente, con un surtido de detalles sentimentales y el look de la novia como protagonista de la estampa, merece la pena adentrarse de lleno.

Hace un mes que la joven pareja se dio el 'sí, quiero'. Se casaron el pasado 11 de febrero después de siete años de noviazgo. "Nos conocimos en enero de 2016 en un campeonato de España de natación en Gijón y supe que no podía dejarle escapar", nos cuenta la novia.

Itziar es 'brand manager' en la empresa de diseño de PilsFerrer y, a su vez, fundadora del espacio Artesanía de Interiores. Juan, en cambio, pertenece a otro mundo: es consultor especializado en servicios financieros.

"La pedida fue en el acantilado de la playa de Langre en Cantabria. Es la playa donde hacemos surf y a la que nos escapamos todos los findes que podemos. Tenemos grandes amigos que ya son familia y es nuestro lugar preferido. Todo el mundo al que llevamos allí siempre vuelve", narra Itziar. Ese día, el consultor pidió su mano con un anillo de Pilar de la Vega. "Un ojo de perdiz de los años 20. Quería una joya con historia que hubiera tenido varias vidas y Juan no podía haber acertado más".

Con el sueño común de montar una boda en la que su pasión por el arte, el recuerdo a sus familias, algún guiño al sur y muchas horas de baile se fusionasen en un único evento, Juan e Itziar comenzaron a organizar y planificar el que, meses después, sería el mejor día de sus vidas.

Como hemos avanzado, el enlace se celebró el 11 de febrero de 2023 en Madrid. La ceremonia religiosa, en la parroquia de Nuestra Señora de Fuente del Fresno, y la celebración, en El Soto de Mónico. "Tenemos mucho cariño a la iglesia en la que nos casamos. Es la iglesia familiar de Juan, en cuyo diseño participó su abuelo. Su párroco es como si fuera de la familia, por lo que la misa fue muy cercana y emotiva", explica la especialista en marketing.

La novia se preparó en su casa junto a su mejor amiga y ayudada por Álvaro y Gonzalo de Poydel, la marca detrás de su vestido de novia. "Confío muchísimo en Álvaro (es un gran amigo), así que lo único que le dije es que quería manga larga y cola, que fuera un traje muy de invierno". Delegando ese trabajo en el perseguido diseñador nupcial, Itziar pudo preocuparse de otros pormenores.

El maquillaje y el peinado, de Chelo Escobar. Un moño bajo muy pulido y un maquillaje natural prestando especial atención a la mirada de la novia bordaron el 'look beauty' que lució el día de su boda con Juan.

Volviendo al traje que Poydel ideó y confeccionó para ella, destacar que, a diferencia de los típicos modelos de una pieza, nuestra protagonista de hoy lució un conjunto de dos prendas. Fabricado con un tejido de seda rústico, era minimalista, atemporal y sofisticado, y a la vez, cargado de sentimiento.

"Álvaro consiguió un traje sencillo y limpio, pero muy potente, en el que el tejido es la estrella. Claramente, seguía mi estilo, para nada me sentía disfrazada que en el fondo era lo que más miedo tenía". Dos prendas, un vestido base de líneas depuradas, escote cuadrado, manga larga y falda recta con abertura en la espalda, y una pieza superior, una especie de sobrecamisa de la que, anudada a la cintura y unida al traje mediante unas presillas en los hombros, brotaba la capa que metros después terminaba en cola.

¿El detalle más especial? Un bordado a todo color en la parte de la espalda creado a mano por Life is a Picnic. "Representa nuestra historia juntos", confiesa Itziar. La frase 'siempre juntos', una paloma, varias estrellas metalizadas y un paisaje marinero con faro incluido. Una auténtica maravilla artesana que hicieron aún más único y personal el vestido de novia.

En cuanto a los accesorios, un velo fabricado en cashmere de seda con el que entró velada a la iglesia para, una vez estuviese frente a Juan, echar para atrás y descubrir su rostro.

"Los zapatos los diseñé yo con un artesano de Madrid. Sabía que quería unos zapatos blancos clásicos y muy cómodos para darlo todo". De piel, acabados en punta, con un tacón sensato, escotados por los laterales y con pulsera en el tobillo, eran acordes con la estética nupcial sencilla e impecable de Itziar.

Tanto el ramo como la decoración floral dentro y fuera del templo, y los arreglos en la finca, fueron obra de Elena Suárez. "Quería un ramo con flores de temporada y con mucho color. No dudé en contar con Elena Suárez, he trabajado mucho con la empresa y confié ciegamente en Argi y Elena para la decoración de la finca y de la iglesia", explica la especialista en marketing.

El sur de España también tuvo su lugar: "Por la relación que tiene la familia de Juan y nosotros como pareja con El Rocío. Durante la misa se cantó a la Virgen del Rocío y en el cóctel, tocó el grupo Cosa de Dos y se bailaron muchas sevillanas y rumbas. Mi ramo también llevaba la medalla de la Virgen del Rocío".

Además del anillo vintage que Juan le regaló el día que pidió su mano, Itziar lució unos pendientes largos que escondían una preciosa historia: "El padre de Juan falleció un año antes de la boda y queríamos tenerle muy presente. De una pulsera que compró hace muchos años en un viaje, hice mis pendientes. Dos tiras de oro amarillo con esmeraldas. Por su parte, Juan incluyó en su look los gemelos de iniciales (las mismas entre padre e hijo) que su padre llevó el día de su boda".

Además de los gemelos, el consultor escogió un chaqué clásico en gris marengo de Tom Black con camisa azul y una corbata estampada de Christian Dior Vintage, regalo de sus amigos del colegio.

"Las alianzas fueron un regalo de mi abuela. Tanto para los anillos como para el reloj de pedida que Juan llevó en la boda, confiamos en Grassy, la joyería de la familia de uno de nuestros testigos y a la que siempre acudimos en los grandes momentos", detalla.

Concluida la ceremonia religiosa y convertidos ya en marido y mujer, los recién casados y sus invitados se trasladaron hasta la finca El Soto de Mónico. Situada en un entorno único de Alcalá de Henares, a los pies del río Henares y rodeada de un campo de pistachos y de preciosos jardines de estilo mediterráneo, es el lugar que Itziar y Juan eligieron para celebrar su amor rodeados de amigos y familia.

Una boda con mucho arte que se dejó notar en la papelería: "Los meseros, las invitaciones y el 'seating plan' estaban diseñados por PilsFerrer. Las minutas fueron diseños míos, al igual que los marcasitios. Además, los testigos recibieron como regalo una lámina de Jazzy Dope, artista amigo de Juan"

"El grupo del cóctel, Cosa de Dos, fue una de las mejores decisiones de la boda, divertidísimo y la gente lo disfrutó muchísimo. Son muy buenos en lo suyo. Subió a cantar con ellos una canción que siempre nos canta Ester, la novia de uno de los primos de Juan y que es una prima muy especial para nosotros", rememora la novia al hablar de los festejos de su enlace.

El montaje de mesas en el salón puso el foco de atención en los amigos de la pareja: "Hicimos dos mesas largas con 80 invitados, 40, por un lado, y 40 por otro, todos amigos, y Juan y yo en medio, no había mesa presidencial. El resto de invitados estaban en mesas redondas alrededor de las largas". El estampado preferido de la novia vistó las mesas y dio forma a las servilletas: "En toile de Jouy de color verde, todo muy recargado, como a mí me gusta".

Con cada invitado en su asiento correspondiente, "los testigos entraron en el salón con botellas de chupitos y sirvieron a todo el mundo al son de 'We Found Love'. Fue un momento brutal. Nosotros hicimos nuestra entrada triunfal al ritmo de 'No sigue modas', de Juan Magán. A los dos nos encanta una fiesta y durante toda la boda fueron sonando las canciones de cuando empezamos a salir".

Más música: "Durante la comida, la tía de Juan, que es cantante, nos escribió una canción, y el primo pequeño de Juan la acompañó tocando la trompeta".

Fin del banquete y momento del primer baile como marido y mujer. "Abrimos el baile con 'Can't Take My Eyes Off You'. En ese momento me quité el velo y la cola dejando al descubierto el bordado", explica Itziar.

"La mayoría de nuestros invitados eran jóvenes, por lo que para nosotros era muy importante que fuera una fiesta continua. Para la producción audiovisual lo teníamos clarísimo, contamos con grupo SIC, una empresa de producción. Diseñan el evento contigo hasta el más mínimo detalle. Son una maravilla". Ayudados de la música y una increíble puesta en escena, Juan e Itziar lograron su objetivo: una boda con fiesta sin fin. "Todos los allí reunidos no paraban de decirnos que estaban en un festival".