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Un vestido de novia satinado de la diseñadora catalana más cool, unas sandalias de plataforma y un velo de tul corto: el look de María para su boda
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Un vestido de novia satinado de la diseñadora catalana más cool, unas sandalias de plataforma y un velo de tul corto: el look de María para su boda

Carlos y María escogieron Alicante, la ciudad natal de la novia, para celebrar sus nupcias el pasado el 21 de septiembre de 2024. Nos colamos en su boda

Foto: La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)
La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

Una amiga común de María y Carlos siempre pensó que ella, natural de Alicante, y él, de Barcelona, harían 'match' al conocerse y terminarían siendo pareja. Esa amiga tenía razón. "Coincidimos un fin de semana en Barcelona gracias a una amiga en común que nos presentó. Ella siempre decía que pegábamos mucho, pero ninguno de los dos lo entendíamos porque, de primeras, no nos gustamos. Estuvimos varios años sin vernos, aunque nunca perdimos el contacto: supongo que en el fondo sí sabíamos que algo había. De un día para otro, Carlos decidió plantarse en Ámsterdam donde yo vivía en aquel momento y desde entonces, no nos separamos. ¡Y de eso ya hace 5 años!".

Como ocurre en la mayoría de historias de amor, María, responsable de comunicación y asuntos públicos, y Carlos, gestor de inversiones en banca privada, acabarían prometiéndose.

placeholder La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)
La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

"La pedida fue muy divertida y, sobre todo, muy familiar porque literalmente me lo pidió delante de mis padres. En realidad, él no lo tenía planeado así, pero, cuando le dijo a mi padre que me había comprado el anillo, mi padre se emocionó tanto que se vino arriba y quiso compincharse para hacer algo juntos. Así que fue en la Navidad del 2022 en casa de mis padres. Me puse tan nerviosa que en vez de decirle que sí solo le gritaba '¿pero estás seguro?', a lo que él se reía y me decía 'que sí, que sí'", recuerda la novia.

Poco después, fijaron la fecha de su boda: el 21 de septiembre de 2024. La ceremonia religiosa, en la Basílica de Santa María de Alicante, y la celebración, en los Jardines de Abril, una finca a unos 20 minutos de Alicante que alberga un antiguo palacete del siglo XVIII.

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placeholder La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)
La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

La planificación del enlace corrió a cargo de la pareja. "Quisimos organizarlo todo nosotros por nuestra cuenta. No diremos que fue tarea fácil, pero sí muy divertida. Disfrutamos mucho del proceso, aunque con algún que otro desacuerdo, no vamos a mentir (risas). Para el día de la boda contamos con el apoyo total de Terre, el catering. Ellos se encargaron de orquestar el enlace y estar pendientes de todos los detalles".

Al tiempo que elegían cada proveedor, la responsable de comunicación se lanzó a la búsqueda y captura de la diseñadora perfecta para su vestido de novia. "Tenía bastante claro que quería diseñar el traje con Marta Martí", la catalana más perseguida.

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La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

"Llevaba un tiempo siguiéndola por redes porque tiene un estilo fuera de lo tradicional, muy fino, pero atrevido. En cuanto a las ideas, más que lo que quería, sabía lo que no quería: creo que nos pasa a muchas novias", apunta María.

Ya en el estudio de la catalana, ubicado en la calle Muntaner, 425, "me probé varias piezas y enseguida me enamoré de una falda de seda con godets. Y de ahí empezamos a construir el resto del vestido".

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La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

El objetivo de la novia estaba claro: "buscaba ir fina y elegante, con un toque ochentero gracias al velo corto que confeccionaron". Con esta premisa, Marta Martí hizo su magia. "El cuerpo del vestido acabó siendo muy versátil y dio pie a diferentes estilos a lo largo de toda la boda: más recogido para la ceremonia, más romántico para la celebración, y cañero para la fiesta. Lo que tenía claro era que quería disfrutar de un único vestido que perdurara para siempre".

Como avanza María, un velo de tul corto, una de las piezas de tendencia entre las novias, completó el outfit.

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La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

Los zapatos fueron a medida, un par de Paco Gil, una marca de calzado de toda la vida de Elda. "Quise combinar la seda natural del vestido con zapatos y complementos dorados, así que las joyas fueron por el mismo camino".

Entramos en su joyero. "Elegí unos pendientes de M de Paulet largos que me recordaban a gotas de agua, y vestían mucho la parte superior del vestido. Además, mis amigas de toda la vida me regalaron un anillo también de la misma colección a juego".

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La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

El accesorio más original, el ramo, una composición colgante. "Tanto el ramo como las flores los diseñaron las chicas de La Federica. Quise que el ramo tuviera movimiento propio y fuera completamente floral de un solo color".

Carlos, cumpliendo el protocolo, llevó un chaqué a media de Lasarga, una sastrería catalana y zapatos de Sebago. "Tuvo un detalle sorpresa al ponerse los primeros gemelos que le regalé: unos pingüinos".

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placeholder La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)
La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

El día de la boda, "me arreglé en la casa de la playa de mis padres, donde hemos veraneado toda la vida. No solo estaban ellos, sino también dos amigas mías de la infancia que se prepararon conmigo. Tanto la peluquería como el maquillaje corrieron de la mano de dos amigas y profesionales maravillosas. Fue una mañana divertidísima, escuchando música y recordando momentos. Soy hija única y ese día fue también muy especial para mis padres. Se pasó toda la semana lloviendo, pero esa mañana, justo antes de salir de casa, amainó y salió un sol radiante. No nos lo podíamos creer".

La previsión de lluvia cambio los planes iniciales de Carlos y María. "La realidad distó mucho de lo que habíamos planeado, dado que se pasó toda la semana lloviendo a mares y para ese día también daban lluvia. Iba a ser una boda completamente exterior, pero tuvimos que reorganizarlo todo el día anterior para incluir varios espacios interiores. Al final, aunque no llovió, resultó que esos lugares cubiertos fueron todo un éxito y daba la sensación de que no paraban de suceder cosas porque movimos a la gente de un lado para otro según el momento de la celebración".

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La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

Todo estaba listo. El novio y los 240 invitados esperaban a la novia. "Mi recuerdo favorito de aquel día fue el momento a solas antes de entrar en el remolino de gente". María y Carlos se convirtieron en marido y mujer ante los ojos de Dios.

"Algo que no nos esperábamos fue que fuera una boda tan emotiva. Nos rodeamos de gente indispensable en nuestras vidas que aquel día rio y lloró con nosotros. Todo el mundo encajó increíblemente bien, incluso siendo de diferentes grupos, y nos hizo muchísima ilusión ver a amigos y familia conociéndose o volviéndose a ver".

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La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

La sesión de fotos de Caleidoscopia sirvió para que los recién casados disfrutasen de unos minutos en soledad. "Después de las fotos de pareja, justo antes de entrar al cocktail y empezar con la celebración, fue el único momento en el que pudimos quedarnos a solas los dos. Ahí nos dimos cuenta de que lo único que nos importaba de aquel día era casarnos, y que todo lo demás era complementario. Si algo no funcionaba no iba a pasar nada; ya estábamos casados. Era tanta la felicidad que sentimos en ese momento que nos entró una buena llorera".

Cambio de ubicación. "Como la finca ya tenía muchísima vegetación de por sí, quisimos vestirla con un toque de color. Para ello elegimos la gerbera y el clavel como flores principales para los centros de mesa, el seating plan y la decoración. Nos decantamos por una paleta de colores vivos pero empolvados como el rosa y el melocotón. Las mesas, la mantelería y las sillas fueron completamente blancas para que contrastaran con el color de las flores y le dieran un aire romántico a toda la boda. Añadimos algunos detalles como velas y jarrones pequeños de cristal, además de una enorme cascada de gerberas en la mesa principal".

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La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

María confiesa que, "los dos somos muy de celebrar, y fueron precisamente esos elementos más festivos a los que les dimos mayor importancia: buen ambiente, buena comida y buena música. Al final, una boda es una fiesta, y por mucho que te rompas la cabeza intentando ser más original que el resto, lo más importante para que los invitados se lo pasen bien (¡y nosotros!) son esos detalles".

De calentar los motores se encargaron BritBand con música de toda la vida, "y haciendo que los invitados se entregaran con cada canción, Manu y su equipo son divertidísimos y muy amables, y nosotros dos nos unimos para cantar y animar".

Jaleo Prime puso el colofón de la fiesta. "Tuvimos claro que queríamos contar con ellos porque no se dedican a darle a play a una playlist, sino que personalizan cada momento de la noche según los gustos de los novios y su propia experiencia en bodas. Además, nos ayudaron a montar nuestra propia hora loca. Nuestros invitados se quedaron alucinados con los remixes, el musicote que pincharon y el show que nos dieron".

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La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

Las canciones no dejaron de formar parte del día de María y Carlos. "Entramos al banquete con 'Everytime We Touch' de Cascada para romper con la emotividad de la ceremonia y preparar a los invitados para lo que se venía".

El catering fue servido por El Terre. "Los elegimos por su sólida trayectoria en bodas, la confianza que nos dieron desde el primer momento para llevar toda la celebración, y por la calidad de sus platos. Además, son los dueños de nuestro restaurante favorito de Alicante. De primero servimos una falsa lasaña de bacalao, seguido de solomillo de ternera con turrón de dátiles, bacon y patata, y de postre 'el favorito de la novia': coulant de turrón con granizado de café, como buenos Alicantinos"

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La boda de María y Carlos. (Caleidoscopia Foto)

"Abrimos el baile con 'Can’t Help Falling in Love' de Elvis Presley. La redescubrimos viendo el biopic y nos encajó tanto la melodía como la letra. El baile fue totalmente espontáneo, queríamos que fuera natural, sin nada preparado. Lo que sí ensayé fue el baile con mi padre. Nos hacía muchísima ilusión tener ese momento para nosotros y divertirnos los dos solos. Le dije que escogiera la canción que quisiera y se decantó por una versión de 'I’ve got you under my skin' de Frank Sinatra con Bono de U2. Practicamos todo el verano y sin duda fue uno de los momentos más tiernos de la boda".

Es el momento de cerrar el álbum de boda con los consejos de María. "La gente se acuerda más de cómo se lo pasaron y de lo que les hicisteis sentir. Prestad atención a lo realmente memorable y no os obsesionéis con tener todo el pack de la típica boda. Todas las bodas acaban siendo muy parecidas (es la verdad), así que buscad ese toque que os diferencie como pareja".

Una amiga común de María y Carlos siempre pensó que ella, natural de Alicante, y él, de Barcelona, harían 'match' al conocerse y terminarían siendo pareja. Esa amiga tenía razón. "Coincidimos un fin de semana en Barcelona gracias a una amiga en común que nos presentó. Ella siempre decía que pegábamos mucho, pero ninguno de los dos lo entendíamos porque, de primeras, no nos gustamos. Estuvimos varios años sin vernos, aunque nunca perdimos el contacto: supongo que en el fondo sí sabíamos que algo había. De un día para otro, Carlos decidió plantarse en Ámsterdam donde yo vivía en aquel momento y desde entonces, no nos separamos. ¡Y de eso ya hace 5 años!".

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