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Abrimos el álbum de boda de Bea: una novia boho con vestido de encaje vintage y un atardecer en un castillo de Madrid
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Abrimos el álbum de boda de Bea: una novia boho con vestido de encaje vintage y un atardecer en un castillo de Madrid

Una tarde del mes de septiembre, un vestido desmontable de Alejandra Valero y una celebración al aire libre, adéntrate en la boda de Bea y Rafa

Foto: La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)
La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

La historia de amor de Bea y Rafa arrancó al tiempo que ambos comenzaban sus carreras profesionales. “Nos conocimos en septiembre de 2017, en nuestro primer trabajo, que era de consultoría de negocio. Al entrar en la empresa, todos los nuevos hacíamos un máster, y fue ahí donde nos conocimos. Además, nos tocó trabajar juntos en el mismo proyecto, pasando muchas horas juntos, no solo por el trabajo, sino también por los horarios que compartíamos. Al final, del roce surgió el cariño, ¡y empezamos a salir en enero de 2018!”, explica la novia.

La petición de mano fue en Roma en mayo de 2023. "Aunque Rafa no lo tenía planeado inicialmente, ya que el viaje fue el regalo de cumpleaños que le hice por sus 30 años, unos días antes del viaje, le dieron el anillo y, se le ocurrió la idea de pedírmelo allí. Sin embargo, resultó más complicado de lo que pensaba, porque, como nunca había estado en Roma, no imaginaba que los sitios más icónicos estuvieran tan llenos de gente. El segundo día, según me cuenta, no podía esperar más a pedírmelo, así que decidió meterse el anillo en el bolsillo para pedírmelo cuando viera el momento y, lo intentó en la Fontana de Trevi, pero no fue el momento. Tampoco en la Plaza de San Marcos. Finalmente, en los jardines interiores del Museo Vaticano, donde estábamos solos paseando, decidió pedírmelo", confiesa Bea.

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placeholder La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)
La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

Al volver a Madrid, esta pareja de consultores financieros hicieron público su compromiso y fijaron la fecha de su boda: 14 de septiembre de 2024. La ceremonia religiosa en la Parroquia de San Fermín de los Navarros, ubicada en el barrio madrileño de Chamberí, y la celebración en el Castillo de Batres, una fortaleza levantada entre los siglos XV y XVI que se encuentra a 30 kilómetros de la capital.

Bea, muy perfeccionista, quería ser ella quien organizase y planificase su boda, pero, "a medida que se acercaba la fecha y veía la cantidad de detalles que quería incluir, me di cuenta de que necesitaba ayuda para coordinarlo todo. Así que contacté con el equipo de wedding planners de Bodas con Margaritas, quien nos apoyó en la organización y decoración del gran día".

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La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

Igual que para su enlace sabía qué quería y cómo quería montar el gran día, para su look de novia, no lo tenía tan claro. "Lo único que sabía es que, aunque fuera un vestido de novia, quería que fuera 'muy yo', es decir, algo con lo que me sintiera cómoda y que no me hiciera sentir disfrazada. Además, quería telas especiales, tejidos con texturas y bordados y encajes, que fuera un vestido único, pero no me inspiré en algo ni en alguien más allá de lo que a mí me gustaba y considero que me queda bien", argumenta.

Para poner en orden sus ideas, Bea llamó a las puertas del taller de Alejandra Valero, enclavado en la calle Claudio Coello, 88, de Madrid. "El día que conocí a Alejandra comenzó el proceso de creación de mi vestido, sin duda, lo que más disfruté de toda la boda. Fue un proceso muy especial que compartí con mi madre y mi hermana, quienes me acompañaron en cada prueba y mostraron una emoción igual o incluso mayor que la mía".

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placeholder La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)
La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

En el primer encuentro, "les conté a Alejandra y Concha (la madre y socia de Alejandra), un poco sobre la boda y mis ideas para el vestido, indicándoles que especialmente me gustaba el cuello halter y la espalda al aire. Al ser una boda por la iglesia, no quería llevar velo, pero sí algo que me cubriera la espalda. Les sugerí una capa con mangas y cola, pero ellas querían algo más especial. Salí de la reunión muy contenta, conecté con ellas de inmediato, algo que otras novias me habían dicho que era fundamental. Además, todas las telas y detalles que me enseñaron en su atelier me encantaron".

Cuando Bea confirmó a la diseñadora que ella era la elegida, Alejandra Valero dio rienda suelta a su creatividad. "En la segunda cita me enseñaron el boceto y seleccionamos las telas. Para la falda, apostamos por un lino rústico muy especial y espectacularmente bonito. Además, Alejandra siempre incluye un tejido vintage en sus diseños y para el mío eligió un encaje precioso para la parte superior del vestido, también unos bordados ideales para el cuello halter y los tirantes. Aunque aún no sabíamos qué hacer con la parte de arriba, Alejandra me tranquilizó, diciéndome que cuando viera el vestido principal terminado, ya encontraríamos la inspiración".

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La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

Tal y como la diseñadora advirtió a la novia, con la base del vestido montada, el resto iría rodado. "Con el vestido principal ya listo, ahora tocaba decidir que poníamos en la parte de arriba. Al principio, no quería telas transparentes, pero al ver el traje, me dio pena que se tapara, especialmente el tejido vintage, así que Alejandra me propuso una sobrecamisa en una tela en gasa que además daba pie a hacer diferentes formas e incluía mangas abullonadas, que era otra cosa que yo quería", señala Bea.

Una sobrecamisa repleta de detalles, "en los puños, los fruncidos de los hombros al codo y más encajes en la parte inferior y la espalda", que daría pie a un look de novia desmontable de aires boho.

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La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

"Finalmente, me probé el vestido totalmente montado, ¡y no podía estar más feliz! Era el vestido de mis sueños, ¡más allá de lo que había imaginado! No me había visto nunca tan guapa, me quedaba como un guante. Seis días antes de la boda, me lo volví a poner para confirmar que todo seguía perfecto. Además, me enseñaron, tanto a mí como a mi madre, cómo colocar la cola, cómo recogerla, cómo poner la sobrecamisa, cómo caminar... ¡Fue el cierre de un proceso tan bonito! Solo tengo palabras de agradecimiento para Alejandra, Concha y todo su equipo. Ellas supieron escucharme, interpretar mis ideas y, a base de pruebas, crearon el vestido de mis sueños", dice Bea emocionada.

Al tiempo, la consultora financiera fue definiendo los accesorios. En cuanto a las joyas, "llevé dos pares de pendientes. Unos para la iglesia que eran de la abuela de mi marido, un par vintage de brillantes con un zafiro, y luego, para la celebración, unos que me regalaron mis padres solo de brillantes. En la mano izquierda, en el dedo anular, llevé el anillo de pedida de la Joyería Gómez Zuloaga, es un ojo de perdiz de brillantes. En la mano derecha, en el dedo anular, donde después me puse la alianza, llevaba una media alianza de oro y brillantes, que era de mi madre y ella me regaló".

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La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

A sus pies, unas sandalias color bronce de Ganzitos para la ceremonia, y unas alpargatas de Castañer para la fiesta. El ramo cierra el outfit de Bea. "Mi madrina, que es como mi segunda madre, me regaló el ramo. Fuimos juntas a la floristería Botanica24, después de una de las pruebas del vestido. Quería que tuviera un estilo más campestre. Al principio pensé en hortensias, pero me dijeron que no aguantarían por la época del año. Finalmente, elegí flores en tonos rosas, mi color favorito, con una espiga que combinaba bien con el tono blanco roto de mi vestido. También añadimos pequeñas florecitas en el mismo tono y un toque de verde".

Rafa, por su parte, llevó un chaqué clásico de color azul marino de Tom Black con chaleco en el mismo color y camisa blanca. Unos gemelos de plata con sus iniciales, obsequio de sus suegros, y una corbata de Lester, regalo de la hermana de Bea, completaron su outfit de novio.

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La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

Cristina García Méndez peinó y maquilló a Bea para su boda. "No podría estar más contenta con la elección. La conocía porque había maquillado a otra amiga mía. Y puedo decir que nunca me he visto más guapa en la vida. De hecho, confiaba tanto en ella que el mismo día de la boda cambié el peinado y me hice otra cosa, quedó espectacular". Ella nos cuenta que se arregló en casa de sus padres, acompañada por ellos y sus hermanos. Cuanto estaba lista, "mi madre y mis hermanos salieron unos 15 minutos antes que yo, y luego fui yo con mi padre a la iglesia".

"Recuerdo con especial cariño el camino hacia la iglesia con mi padre. Al llegar recuerdo que me dijo: 'Bea, disfruta, hoy es tu día'. También cuando iba a entrar en la iglesia con mi padre y vi a Rafa en el altar llorando. Durante la ceremonia, tuve la oportunidad de leer la petición por todas las personas fallecidas que Rafa y yo extrañábamos profundamente ese día. Aunque al principio me daba miedo, fue uno de los momentos más emotivos y especiales de la ceremonia".

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La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

Concluida la ceremonia, los recién casados y sus 250 invitados pusieron rumbo al castillo. "Camino a la celebración, juntos y solos, fue como tomar conciencia de lo que realmente estábamos viviendo", rememora.

La decoración en el Castillo de Batres estuvo medida al milímetro por la novia. "Para el cóctel elegí manteles rosas combinando unos estampados con otros lisos. Las flores en tonos rosas, lilas y verdes fueron las protagonistas. Opté por centros grandes de mimbre para el cóctel, que pegaban con el mobiliario. Para la cena, usé violeteros, ya que quería crear un ambiente con velas, ¡me encantaba la idea de la boda de noche". Para el seating plan, decidimos que las ciudades en las que habíamos viajado, tanto Rafa como yo, fueran la inspiración. Mi hermana, que dibuja maravillosamente, hizo los dibujos de las ciudades en acuarela, y en cada mesa pusimos una foto de nosotros en la ciudad en cuestión junto con la acuarela".

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La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

Como resumen de aquel día, Bea recuerda estar con las personas más importantes en nuestras vidas. "Además, todos los recuerdos que tengo son junto a mi marido, lo cual me parece muy relevante. Una cosa que dijimos es que queríamos evitar separarnos en la boda, estar siempre juntos y la verdad es que lo cumplimos. En el coctel íbamos juntos de un grupo a otro y luego por la noche, en la fiesta, igual".

Más detalles de su boda. "A nuestros invitados les dejamos una carta escrita a mano, tanto por Rafa como por mí, agradeciéndoles estar presentes en nuestro día tan especial y expresándoles porque era tan importante para nosotros que estuvieran a nuestro lado ese día tan especial. Además, como quería que la cena fuera al aire libre, puse mantas para que las chicas no pasaran frío, ¡y fue algo que me han agradecido mucho!, Por último, como regalo a los invitados les dejamos una pulsera de la Asociación Española Contra el Cáncer, a la cual Rafa y yo hicimos una donación porque es una enfermedad muy presente en nuestras familias y una parte pequeña de los regalos que recibimos decidimos donarlo a la misma".

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La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

Ya en la mesa, novios e invitados disfrutaron de un menú compuesto por dos platos y un postre. "Taten de puerros con langostinos a la plancha y salsa de Jabugo, meloso retinta con parmentier de trufa, ciruelas y cebollitas glaseadas, y por último, tarta árabe".

Acto seguido, empezó la fiesta y con ella, el primer baile. "Comencé el baile con mi padre con la canción 'Ain't No Mountain High Enough', ya que es una canción muy especial para nuestra familia. Con Rafa bailé 'September'. El momento baile si que teníamos claro que no queríamos el tipico vals y que fuera algo nuestro, que nos sintiéramos identificados con ello. Nos daba un poco de vergüenza, pero al final tanto Rafa como yo lo disfrutamos muchísimo y coincidimos que fue uno de los momentos más especiales".

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La boda de Bea y Rafa. (Fotos Olea Photo)

Cerramos el álbum de boda de Bea y Rafa con las recomendaciones de ella para futuras novias. "Aunque puede sonar tópico, mi consejo es que disfruten de cada segundo. Como soy perfeccionista, mis amigos y familiares temían que no pudiera disfrutar porque estuviera pendiente de que todo saliera perfecto. Sin embargo, no fue así, era muy consciente que todo el trabajo ya estaba hecho y solo tenía que disfrutar de ese gran día".

Otro consejo es "que hagan la boda como ellos quieren, no como la gente opina o les obliga y lo mismo el propio día de la boda, haz y estate en cada instante con quien te apetezca. No te preocupes por tener que estar con todo el mundo, si es una boda numerosa como la mia es muy difícil y al final solo vas a perder tiempo de disfrutar y estar con las personas que más te apetece. Y, por último, pasa mucho tiempo con tu marido. Mi recuerdo más bonito es que, durante toda la boda, estuvimos juntos, de un grupo a otro, disfrutando de cada momento, y así todos los recuerdos los tenemos juntos".

La historia de amor de Bea y Rafa arrancó al tiempo que ambos comenzaban sus carreras profesionales. “Nos conocimos en septiembre de 2017, en nuestro primer trabajo, que era de consultoría de negocio. Al entrar en la empresa, todos los nuevos hacíamos un máster, y fue ahí donde nos conocimos. Además, nos tocó trabajar juntos en el mismo proyecto, pasando muchas horas juntos, no solo por el trabajo, sino también por los horarios que compartíamos. Al final, del roce surgió el cariño, ¡y empezamos a salir en enero de 2018!”, explica la novia.

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