Doctora De La Puerta: “Este es el truco para fortalecer tu microbiota y reducir el estrés de forma natural"

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El estrés tiene un impacto significativo en nuestra microbiota intestinal, pero la relación entre ambos es bidireccional, según la doctora María Dolores de la Puerta. Explica que un episodio corto de estrés no representa un problema, ya que nos ayuda a resolver situaciones de manera eficaz. Sin embargo, cuando el estrés se mantiene a lo largo del tiempo, genera una liberación constante de cortisol, la hormona del estrés, lo que puede resultar en una inflamación crónica que afecta directamente a nuestra microbiota. “Un pico de estrés, probablemente, nos permite resolver una situación, pero cuando esta es mantenida en el tiempo se genera una situación muy proinflamatoria que afecta y mucho a nuestra microbiota”, señala la especialista en microbiota.

Según detalla para Infosalud, cuando el estrés impacta nuestra microbiota, los efectos no se limitan solo al intestino. La inflamación generada puede extenderse a otras áreas del cuerpo, incluido el cerebro, lo que puede desencadenar lo que muchos conocen como “niebla mental”, una sensación de fatiga mental, dificultad para concentrarse y falta de claridad en el pensamiento. Además, esta desregulación de la microbiota debilita la barrera intestinal, permitiendo que sustancias no deseadas ingresen al organismo y aumentando la inflamación en todo el cuerpo.

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La doctora De la Puerta resalta la importancia de seguir prácticas específicas para fortalecer la microbiota y gestionar el estrés de manera natural. En primer lugar, recomienda llevar una dieta completa y variada, privilegiando los alimentos frescos y de temporada. “Saca de tu lista de la compra la comida hecha, envasada, en bolsas de plástico, y compra los ingredientes para hacerla tú”, comenta la experta. Este tipo de alimentación ayuda a mantener el equilibrio de la microbiota y favorece una mejor respuesta ante situaciones estresantes.

Además de la dieta, la doctora enfatiza la importancia del ejercicio físico, ya que el sedentarismo es uno de los principales enemigos de la microbiota. Practicar actividades físicas que nos gusten, adaptadas a nuestras condiciones, es clave para mantenerla saludable. El descanso adecuado también juega un papel fundamental: mejorar la calidad del sueño y respetar los ritmos circadianos puede ayudar a reducir los efectos negativos del estrés sobre la microbiota.

Por último, De la Puerta sugiere incorporar prácticas de relajación y meditación, así como técnicas de respiración consciente, para manejar el estrés de forma efectiva. A través de estos hábitos, se puede modular la inflamación en el cuerpo y mejorar el bienestar general. La doctora concluye que el manejo del estrés no debe depender de suplementos, sino de la implementación de una rutina diaria que favorezca tanto la salud mental como la intestinal.