El truco definitivo para congelar el pan y que quede como recién horneado
De este modo, congelar pan deja de ser un drama y se convierte en una solución deliciosa que apetece hacer en casa
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El pan es uno de esos alimentos que rara vez falta en nuestra casa. En diferentes situaciones, ya sea para el desayuno con aceite y tomate, en un bocadillo con jamón o simplemente para acompañar una comida, este sustento es indispensable. Sin embargo, no siempre se consume todo el mismo día y dejarlo fuera del congelador suele significar acabar con una barra dura como una piedra.
En este caso, en concreto, es donde el congelador se convierte en un buen aliado, siempre que se use bien. Porque no, no vale meter el pan tal cual en la bolsa del supermercado o dejarlo sin protección. De hecho, congelarlo mal puede dar lugar a una textura gomosa, escarcha en la superficie o, directamente, un pan que da más pena que apetito, tal y como hemos leído en el medio 'Okdiario'.
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El primer paso para conservarlo como es debido es envolverlo correctamente. El film transparente, ajustado al máximo, o una bolsa de congelación con cierre hermético (sacando todo el aire posible), ayudan a protegerlo de la humedad y del temido “efecto nevera”. En el caso de hogazas o baguettes, un extra de protección nunca está de más: una primera capa de papel de horno y, después, la bolsa. Esto preserva la corteza, que es la que más sufre con el frío.
Además, otro detalle que marca la diferencia es el lugar del congelador donde se guarda. Lo mejor es colocarlo al fondo de un cajón, donde los cambios de temperatura por abrir la puerta son mínimos. Y no olvides etiquetarlo con la fecha: lo ideal es consumirlo antes de tres meses. A la hora de descongelarlo, nada de bolsas ni trapos: sobre una rejilla y a temperatura ambiente, para que respire bien.
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Cabe mencionar que si se quiere un pan bien crujiente, hay un truco infalible: precalentar el horno a 180-200 °C, mojar ligeramente la base del pan y calentarlo 10 minutos directamente en la rejilla. El resultado es un pan casi como recién horneado. Y, si tienes prisa, la freidora de aire también funciona: cinco minutos bastan para panes pequeños o rebanadas. Finalmente, para bollos o pan de molde, el microondas puede servir si se cubren con una servilleta húmeda y se calienta poco a poco.
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