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Baja en grasa, rica en nutrientes y una buena fuente de proteínas: estas son las razones por las que la pechuga de pollo es tan sana
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Baja en grasa, rica en nutrientes y una buena fuente de proteínas: estas son las razones por las que la pechuga de pollo es tan sana

La pechuga de pollo destaca por su combinación de proteínas completas, bajo contenido graso y riqueza en minerales y vitaminas

Foto: La pechuga de pollo es una aliada del plato. (Future Meat)
La pechuga de pollo es una aliada del plato. (Future Meat)

La pechuga de pollo es una de las opciones más recomendadas por nutricionistas y organismos oficiales por su aporte de proteínas de alta calidad y su bajo contenido en grasas. Según la base de datos del Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA), 100 g de pechuga de pollo cocinada (sin piel, a la parrilla) contienen aproximadamente 32 g de proteína y solo 165 kcal, con menos de 4 g de grasa. Esta alta densidad proteica con pocas calorías la convierte en una excelente aliada para el control de peso y el desarrollo muscular.

La proteína presente en la pechuga de pollo es completa, ya que incluye todos los aminoácidos esenciales necesarios para funciones clave como la reparación muscular, la producción de enzimas y la síntesis de neurotransmisores. Además, estas proteínas contribuyen a la saciedad, ayudando a controlar el apetito y estabilizar los niveles de glucosa en sangre.

placeholder Las pechugas de pollo son bajas en grasas. (iStock)
Las pechugas de pollo son bajas en grasas. (iStock)

Más allá de las proteínas, la pechuga de pollo es una fuente significativa de micronutrientes vitales. La base USDA indica que aporta fósforo (≈258 mg/100 g), potasio, selenio (≈28 μg/100 g) y zinc, nutrientes esenciales para el metabolismo energético, la salud ósea y la función inmunitaria.

Las recomendaciones dietéticas de EE. UU. y Canadá establecen una ingesta diaria mínima de 0,8 g de proteína por kg de peso corporal, cubriendo aproximadamente los 46 g en mujeres y 56 g en hombres.

placeholder Pechuga de pollo. (Pixabay)
Pechuga de pollo. (Pixabay)

Dado que una porción de 100 g de pechuga ya proporciona más de la mitad de este requerimiento, incorporar este alimento facilita cumplir con las necesidades proteicas diarias, especialmente en dietas de mantenimiento o reducción de peso.

Desde la perspectiva de la salud pública, las proteínas magras como la pechuga de pollo también ayudan a reducir el consumo de grasas saturadas, favoreciendo la salud cardiovascular. Asimismo, su perfil nutricional la convierte en una opción ideal para diferentes etapas de la vida, desde el crecimiento infantil hasta la tercera edad, donde la preservación de la masa muscular es crucial.

La pechuga de pollo es una de las opciones más recomendadas por nutricionistas y organismos oficiales por su aporte de proteínas de alta calidad y su bajo contenido en grasas. Según la base de datos del Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA), 100 g de pechuga de pollo cocinada (sin piel, a la parrilla) contienen aproximadamente 32 g de proteína y solo 165 kcal, con menos de 4 g de grasa. Esta alta densidad proteica con pocas calorías la convierte en una excelente aliada para el control de peso y el desarrollo muscular.

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