Mel Robbins, experta en crecimiento personal: "Cuanto antes digas no, antes estarás diciendo sí al amor de tu vida"

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Decir “no” en el terreno emocional no es una habilidad menor. En muchos casos, implica romper con ideas profundamente arraigadas: que hay que insistir, luchar, esperar o adaptarse para que una relación funcione. Pero cuando lo que se sostiene está basado en la ambigüedad, en la ausencia de compromiso o en un vínculo desigual, prolongarlo no construye: posterga lo que sí podría ser genuino.

Mel Robbins, autora especializada en desarrollo personal, lo expresa con claridad en uno de sus mensajes compartidos en su perfil de Instagram: “Cuanto antes digas no, antes estarás diciendo sí al amor de tu vida.” Su enfoque no se basa en la dureza, sino en la responsabilidad. Para ella, la clave no está en buscar más, sino en dejar de insistir en lo que no responde.

En sus palabras: “La relación adecuada no es algo que persigues ni que fuerzas: es algo para lo que haces espacio.” Ese espacio, emocional y mental, solo se consigue cuando uno suelta lo que está ocupando su lugar. Y eso, muchas veces, significa aceptar que hay vínculos que no evolucionan, personas emocionalmente no disponibles o señales que no se aclaran por una razón: porque no hay claridad que esperar.

Robbins sugiere que, al aferrarse a lo que no está destinado a crecer, se bloquea activamente la posibilidad de que llegue una relación sana. A menudo, no se trata de cerrar la puerta al amor, sino de evitar que lo inadecuado la mantenga entreabierta. Dejar ir no es sinónimo de fracaso, sino un acto de madurez emocional.

El mensaje no es radical, pero sí firme: si dedicamos energía a sostener relaciones que nos generan más dudas que paz, impedimos que algo más auténtico se abra paso. Decir “no” no es rechazar el amor, es preparar el terreno para recibirlo en condiciones más limpias, honestas y sostenibles.

Robbins insiste en que el amor que realmente tiene valor no aparece cuando uno lo persigue, sino cuando deja de forzar. Lo importante es dejar de justificar lo que no encaja, dejar de intentar que funcione lo que no fluye. Solo cuando se deja ir lo que no era, puede llegar lo que sí está preparado para quedarse.