Este hábito es muy común entre los españoles y tiene consecuencias perjudiciales para tu salud
Es crucial ser consciente de sus posibles repercusiones negativas para la salud bucodental, mandibular y digestiva
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Mascar chicle es una costumbre extendida por todo el mundo, y España no es una excepción. Millones de personas recurren a esta goma de mascar diariamente, ya sea para refrescar el aliento, reducir el estrés o simplemente por costumbre. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que este hábito tan arraigado puede acarrear una serie de consecuencias negativas para la salud, que van más allá de lo meramente estético.
Aunque a primera vista parezca inofensivo, el acto repetitivo de mascar chicle pone en juego varios sistemas de nuestro cuerpo, pudiendo generar problemas a corto y largo plazo. Uno de los más directos y frecuentes afecta a la salud bucodental. Si bien es cierto que algunos chicles sin azúcar pueden ayudar a estimular la producción de saliva y, en teoría, a limpiar los dientes, el consumo excesivo puede tener el efecto contrario.
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La constante acción mecánica de la masticación puede provocar desgaste dental y, en algunos casos, contribuir a la sensibilidad. Además, muchos chicles, incluso los etiquetados como "sin azúcar", contienen edulcorantes artificiales que, aunque no causan caries directamente, pueden tener otros efectos en el organismo.
Más allá de la boca, la mandíbula es una de las principales afectadas. La masticación continua y forzada puede llevar a la sobrecarga de la articulación temporomandibular (ATM), que conecta la mandíbula con el cráneo. Esto puede manifestarse en dolores de cabeza recurrentes, molestias en la mandíbula, chasquidos al abrir y cerrar la boca, e incluso bruxismo (rechinamiento de dientes), especialmente si se hace con fuerza o de forma inconsciente durante la noche. A largo plazo, esta tensión constante podría derivar en problemas crónicos en la ATM, afectando la calidad de vida.
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Otro punto de preocupación reside en el sistema digestivo. Al mascar chicle, nuestro cuerpo interpreta que estamos a punto de ingerir alimentos y, por tanto, activa la producción de ácidos gástricos. Si no se introduce comida real en el estómago, estos ácidos pueden irritar el revestimiento estomacal, provocando acidez, hinchazón, gases e incluso agravar condiciones como el síndrome del intestino irritable. Además, la ingestión de aire que a menudo acompaña a la masticación del chicle puede contribuir a la sensación de hinchazón y malestar abdominal.
Finalmente, aunque a menudo se use para reducir el estrés, el efecto puede ser contraproducente. La tensión constante en los músculos faciales y de la mandíbula puede, en realidad, aumentar la sensación de tensión en la cabeza y el cuello, sumándose a otros factores de estrés en lugar de aliviarlos.
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Mascar chicle es una costumbre extendida por todo el mundo, y España no es una excepción. Millones de personas recurren a esta goma de mascar diariamente, ya sea para refrescar el aliento, reducir el estrés o simplemente por costumbre. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que este hábito tan arraigado puede acarrear una serie de consecuencias negativas para la salud, que van más allá de lo meramente estético.