Tita Cervera se inventa un encuentro casual con su hijo Borja y su nuera

La última vez que Borja Thyssen vio a su madre fue en la clínica Ruber el 11 de octubre del año pasado, horas después de que Blanca Cuesta trajera al mundo a Enzo, el tercer hijo de la pareja. Esa noche la baronesa se presentó en el hospital ante la sorpresa del matrimonio, que no esperaba la visita, porque Carmen no se lo había comunicado. Fue una decisión de última hora y aunque habló con su hijo durante unos minutos no vio ni a su nuera ni al bebé. Así quedó la historia, que no ha vuelto a repetirse, como confirmaron los protagonistas a Vanitatis en la presentación de la exposición de Genovés en la galería Marlborough, con motivo de los actos que rodean ARCO.

No hubo encuentro sorpresivo en ningún restaurante de Barcelona, ni tampoco llamada de teléfono ni regalo a Sacha el día de su cumpleaños, como ha asegurado Carmen Cervera cuando los reporteros le preguntaron si había felicitado a su nieto. Ella narró a los periodistas de Lecturas un choque casual de trenes que supuestamente se produjo en un local de la Ciudad Condal estas Navidades. Lo hizo con pelos y señales, asegurando que se saludaron cordialmente. Seguramente sería un deseo más que una realidad, porque la incomunicación filial no se ha resuelto ni tiene visos de que así sea, y así lo confirman los propios protagonistas a Vanitatis.

El día en que se suponía que el matrimonio Thyssen estaba almorzando en dicho local se encontraban en otro lugar y, por lo tanto, era imposible que madre e hijo se vieran las caras. Y no habría pasado nada si se hubiera dado esa situación, pero “no se dio”, como confirman desde el entorno de los Thyssen y corrobora la pareja. Y en cuanto a la llamada de teléfono para felicitar al mayor de sus nietos tampoco quedó reflejada en ningún lado. De ahí la sorpresa de Borja y Blanca cuando leyeron esos comentarios.