Alejandro Agag niega los rumores: "No me he sometido a ningún retoque"

Más de una década. Ese es el tiempo que ha transcurrido desde que Alejandro Agag contrajo matrimonio con la hija del expresidente de Gobierno, Ana Aznar, en noviembre de 2002. Sin embargo, todo este tiempo parece no haber hecho mella en el rostro del empresario.

Hace sólo unas semanas Agag reapareció en Las Vegas en una presentación relacionada con su nuevo proyecto, la Fórmula E. Allí, el yerno de Ana Botella sorprendió con un aspecto más rejuvenecido en el que ya no hay espacio para las gafas de pasta negra con las que se dio a conocer en sociedad. También lució nuevo corte de pelo y nuevo look, más informal que antaño. Su evidente cambio ha despertado la sospecha en las redes sociales y en diversos medios que especulan con la posibilidad de que haya confiado en la magia de algunos tratamientos estéticos para hacer frente al paso del tiempo.

“Me siento muy halagado por este piropo, pero no me he realizado ningún retoque como se está publicando”, asegura Alejandro Agag en conversación con Vanitatis. Le sorprende que la gente continúa recordándole con gafas, las cuales dejó a un lado poco después de su boda: “Me operé de la vista después de casarme y no he vuelto a llevar gafas desde entonces. En la calle aún me preguntan por qué me las he quitado, cuando hace más de diez años que no las llevo”, asegura.

Ante la posibilidad de que el marido de Ana Aznar hubiese confiado en las promesas de la eterna juventud que ofrecen el bisturí yotras técnicas, Vanitatis se ha puesto en contacto con Moisés Amselem, un médico estético experto en rejuvenecimiento facial, que ha dado su opinión al respecto. “No parece que haya pasado por un centro de estética”, afirmatajante.

Ni bisturí ni injerto capilar

“Las arrugas de expresión de su cara evidencian que no hay retoques estéticos. Esto puede verse en los volúmenes de la cara. La grasa es el primer indicio de envejecimiento porque al reducirse la piel comienza a perder firmeza y es lo que primero preocupa a los pacientes”, apunta Amselem para descartar la opción plástica o estética del rejuvenecimiento de Alejandro Agag. “Las líneas de expresión de la cara son normales. Si hubiese retoque no se apreciarían las arrugas. Además se puede ver que gesticula con normalidad y no muestra rigidez muscular como podría esperarse de alguien que se haya retocado”, añade. También se ha especulado con un posible injerto capilar. “Lo descarto totalmente”, asegura el experto.

Con ello, la fórmula de la eterna juventud de Alejandro Agag continúa siendo un misterio, aunque una pérdida de peso podría ser la pista buscada. Ha dejado atrás las gafas que enmarcaban su mirada y ha cambiado de corte de pelo, algo más desenfadado sin llegar a perder la seriedad que caracteriza a un hombre de negocios como él. También ha dado un giro a su atuendo. En su armario continúan presidiendo lostrajes de corte clásico, pero en los complementos es donde marca la diferencia. Además, no teme asistir a eventos públicos con pantalones vaqueros, como así hizo durante la presentación de la discoteca marbellí El Billionaire el verano del 2012.

Agag, el nuevo Bernie Ecclestone

Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por el Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF), Agag pasó de ser uno de los tres ayudantes de José María Aznar a ocupar un puesto como eurodiputado en Bruselas. Su carrera política fue meteórica, pero el yerno del expresidente decidió ponerle fin a finales del año 2001 “por motivos personales”. Meses después contraía matrimonio con Ana Aznar (con la que ha tenido cuatro hijos)en el Monasterio de El Escorial, con la cúpula del Partido Popular como testigos, y con proyectos empresariales en mente.

Pronto comenzó a estrechar lazos con Flavio Briatore y Bernie Ecclestone, lo que le hizo tener influencia dentro de la Fórmula 1, así como adquirir junto a sus poderosos colegas el equipo de fútbol inglés Queens Park Rangers. No fue hasta el 2012 cuando Alejandro Agag decidió ‘hacer la competencia’ a la F1 con una variante ecológica con el beneplácito de la Federación Internacional del Automóvil. Pese a ello, su intención no es eclipsar al campeonato de bólidos por excelencia, sino fomentar con la Fórmula E el uso de los vehículos eléctricos. Una iniciativa empresarial que bien le ha servido el calificativo del ‘nuevo Bernie Ecclestone’, aunque aún sus números le pillen lejos.