El encuentro casual de las infantas en Madrid
Un poco más tarde de las doce de la mañana, la infanta Elena inauguraba este viernes la Feria del Libro de Madrid 2011 en el Retiro
Un poco más tarde de las doce de la mañana, la infanta Elena inauguraba este viernes la Feria del Libro de Madrid 2011 en el Retiro de Madrid. Lo hacía junto a la ministra Ángeles González Sinde, de luto por la reciente muerte de su hermano de 37 años en un trágico accidente, y escoltada por más de una decena de guardaespaldas, correctamente diferenciados con una placa en la que figuraba el escudo de la Casa Real, además de un amplio despliegue policial. Recorrió 22 establecimientos en cuestión de una hora acompañada, entre otros, por el ministro adjunto de Asuntos Exteriores alemán, Werner Hoyer; el embajador del país en España, Reinhold Silberberb; la viceconsejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, Concha Guerra, y el director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco. Alemania es el país invitado de esta edición.
La anécdota de la jornada fue el encuentro inesperado entre la infanta Elena, que presidía el acto, y la infanta Cristina, que se encontraba allí a título personal y que iba con una amiga. La duquesa de Palma ha llegado de Washington, donde reside desde hace dos años, para la celebración de la Primera Comunión de su hijo Miguel este sábado en Zarzuela. Se saludaron cariñosamente y la duquesa de Lugo, vestida con un traje chaqueta rojo pasión y un llamativo bolso de Christian Dior, prosiguió con sus quehaceres. Cristina, por su parte, se perdió entre la multitud de curiosos que no pararon de inmortalizar el ‘paseo real’ de las dos hijas de don Juan Carlos por la gran librería en la que se ha convertido la capital hasta el próximo 12 de junio.
Mientras unos fotografiaban cada uno de los gestos de doña Elena, otros aprovechaban la cercanía que destilaba para hacerle llegar otro tipo de mensajes. Un joven afectado por una presunta estafa en una cooperativa inmobiliaria llamó su atención para entregarle una carta con sus reclamaciones. Doña Elena, con cara de extrañeza, le dijo que lo leería, pero que se lo diera a alguno de los miembros del séquito que la acompañaban, “porque ahora no puedo”.
En cambio, la duquesa de Lugo se acercó y se mostró muy amable con una señora mayor que le regaló un libro sobre astrología, pensando en la Reina. “A su madre siempre le han gustado mucho los astros y la física, por eso se lo he dado”. Nada que ver con la actitud que mostró hacia el joven anterior y con los niños del colegio público de Vicálvaro que se encontraban en el Pabellón Infantil muy atentos a una cuentacuentos y que “por problemas de protocolo” se quedaron sin ver a la infanta de cerca. Doña Elena visitó el stand de Mapfre, empresa para la que trabaja, y sorprendentemente algún que otro despistado preguntó a los miembros de la seguridad si la infanta iba a firmar ejemplares.
Al terminar el acto, la primogénita de los Reyes abandonó el Retiro cargada de más de cincuenta libros para ella y sus dos hijos. Sobre toros, como la última obra del ganadero fallecido Juan Pedro Domecq; de temática ecuestre, como un nuevo best seller de Gonzalo Jiner, autor de El sanador de caballos; culinarios, como un recetario de Ferran Adrià; o las novedades de Allende, Marsé, Rosa Montero, Javier Marías o Mario Vargas Llosa. Para Froilán y Victoria Federica, historias de fantasmas y vampiros.
Pero, sin duda alguna, por el que más interés demostró la infanta Elena fue por la primera biografía de la reina Fabiola de Bélgica escrita por un español, Nacida para Reina, de Fermín J. Urbiola. Estuvo mirando con atención muchas de las fotografías que componen el libro y advirtió que alguna de ellas eran inéditas, como la que aparecen los reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, junto a los reyes belgas, Balduino y Fabiola tomando un café de manera informal.
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