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Naruhito y Masako: las rígidas tradiciones que afrontarán como emperadores
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Naruhito y Masako: las rígidas tradiciones que afrontarán como emperadores

Es un lugar común al escribir sobre ciertas casas reales emplear la expresión "combinar la tradición con la modernidad". Con la familia imperial de Japón no hay más remedio

Foto: Naruhito y Masako, en una imagen de archivo. (Reuters)
Naruhito y Masako, en una imagen de archivo. (Reuters)

Se ha convertido en un lugar común a la hora de escribir sobre ciertas casas reales emplear la expresión "combinar la tradición con la modernidad". Solo que hay ocasiones, como pasa con la familia imperial de Japón, que no queda otro remedio.

Esta es, sin duda, la gran asignatura a la que tendrán que hacer frente Naruhito y Masako una vez lleguen al trono del crisantemo. Naruhito, todavía heredero, de 59 años, ha mantenido una tónica muy coherente en todos estos años en los que su mujer, aquejada de una profunda depresión, ha hecho grandes esfuerzos para acomodarse a un estilo de vida regido por unas normas muy férreas.

Un gran cambio en la familia imperial

Naruhito ejemplifica en su persona los gestos de apertura que ya comenzaron con sus propios padres, que decidieron que creciera junto a ellos, 'bajo el mismo techo', junto a sus hermanos, en lugar de hacerlo, como era habitual hasta entonces, bajo la estricta supervisión de 'nannies' y profesores particulares.

placeholder La princesa Aiko de Japón. (Reuters)
La princesa Aiko de Japón. (Reuters)

El heredero del trono estudió durante dos años en la Universidad de Oxford (el pasado verano su única hija hizo un curso en Eton, también en el Reino Unido) y allí logró hacerse con una visión mucho más cosmopolita de la vida que la que hubiera logrado si hubiera terminado sus estudios en Japón.

[LEE MÁS: Los secretos de juventud de Naruhito al descubierto]

En Oxford estudió también su mujer, Masako Owada, descendiente de una familia de diplomáticos, carrera que podría haber continuado de no haber dado el trascendental paso de casarse con Naruhito en 1993. Ella misma manifestó que había sacrificado su propio desempeño profesional "para servir al nuevo camino que emprendo".

Un camino que ha resultado muy difícil para ella, sobre todo después de que naciera su hija Aiko en 2001, lo que le privaba de ser la heredera, consecuencia de las estrictas normas sucesorias de la familia imperial, que también excluye a las mujeres que se casen con plebeyos, lo que se ha convertido en un auténtico problema para su supervivencia.

Naruhito ha sido muy consciente de los esfuerzos que ha hecho su mujer, por lo que en 2004 hizo unas contundentes declaraciones al respecto: "Para mí, Masako parece agotada en sus esfuerzos por adaptarse a la vida real en los últimos 10 años". Y añadía que estaba "angustiada por no poder visitar casi ningún país extranjero pese a haber dejado su trabajo en la diplomacia".

La enfermedad de Masako

Fue entonces cuando se desveló que Masako estaba siendo sometida a un tratamiento para una depresión que no ha superado del todo. Sin embargo, la presión sobre ella disminuyó cuando su cuñada dio a luz en 2006 a un niño, el príncipe Hisahito, lo que garantizaba la sucesión.

Las posturas de Naruhito sobre la propia historia de su país y su papel en la Segunda Guerra Mundial evidencian también que lejos de exaltar a Japón, prefiere optar por una cierta contrición por los errores cometidos: "Hoy, cuando los recuerdos de la guerra empiezan a desvanecerse, creo que es importante recordar nuestro pasado con modestia y transmitir correctamente esta triste experiencia y el camino histórico que Japón siguió desde la generación que conoció la guerra a la que no la vivió", manifestó en 2015.

placeholder Akihito y Michiko. (Reuters)
Akihito y Michiko. (Reuters)

Naruhito y Masako van a tener que seguir un camino similar al de sus predecesores, Akihito y su mujer, Michiko, quienes han derribado cierta barrera 'invisible' al mostrarse en público visitando, por ejemplo, los lugares donde se han producido tragedias naturales. Unas suposiciones que se sustentan en unas declaraciones del mismo Naruhito en el mes de febrero, cuando manifestaba su esperanza de "estar siempre cerca de la gente y compartir las alegrías y las penas"

[LEE MÁS: El hermano de Naruhito y una demanda empañan su entronización]

La cuestión más importante que queda en el aire es la salud de Masako y hasta qué punto podrá cumplir con los mismos compromisos que su suegra. Ella misma el pasado mes de diciembre manifestaba que, aunque se sentía insegura ante la idea de ser emperatriz, se iba a esforzar para "cumplir con más compromisos que antes".

Se ha convertido en un lugar común a la hora de escribir sobre ciertas casas reales emplear la expresión "combinar la tradición con la modernidad". Solo que hay ocasiones, como pasa con la familia imperial de Japón, que no queda otro remedio.

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