15 años sin Juan Pablo II: un triste funeral repleto de royals (y el dolor de la familia Grimaldi)
El sumo pontífice falleció el 2 de abril de 2005, pero su funeral no tuvo lugar hasta el día 8, tres días después de la muerte del príncipe Rainiero de Mónaco
Con cuatro días de diferencia nos dijeron adiós el papa Juan Pablo II y Rainero de Mónaco. El sumo pontífice fallecía el 2 de abril de 2005 y el príncipe el día 6. Este luctuoso acontecimiento en el seno de los Grimaldi impidió a Alberto de Mónaco asistir, como tenía previsto, al multitudinario funeral de Karol Wojtyla, que tuvo lugar en la basílica de San Pedro en el Vaticano el día 8 de ese mismo mes.
Según anunció Palacio, fue Patrick Leclercq, el ministro de Estado, quien encabezó la delegación monegasca junto a René Novella, secretario de Estado. Mientras tanto, en el principado vivían días de luto y preparaban las exequias del monarca, que tendrían lugar el día 15 en la catedral de Mónaco.
El funeral para despedir a Juan Pablo II, cuyo pontificado duró casi 27 años, se convirtió en el más multitudinario que se recuerda (se calcula que se congregaron entre la plaza de San Pedro y las calles adyacentes unas 300.000 personas) con representantes de países de cinco continentes y con una amplia representación española, con nuestro jefe de Estado, el rey Juan Carlos I; su mujer, la reina Sofía; el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; el líder de la oposición, Mariano Rajoy, y el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos.
La víspera del funeral, los ahora Reyes eméritos llegaban al aeropuerto militar de Ciampino y allí eran recibidos por los ya referidos miembros de la delegación española. Desde allí se trasladaron a la basílica, donde rezaron ante el cuerpo del santo padre. Al día siguiente, siguieron las exequias desde la primera fila del templo, acompañados por Margarita y Henrik de Dinamarca y por Abdalá de Jordania, así como por los presidentes de Estados Unidos, Portugal, Francia e Italia, entre otros dignatarios.
Las principales casas reales del mundo mandaron a sus representantes, en un momento en el que ya se estaban preparando para dar paso a las nuevas generaciones que han llegado al trono en los últimos años. Por parte de Bélgica, estuvieron representados por Alberto y Paola (el monarca abdicaría ocho años más tarde, en 2013), Luxemburgo envió a los grandes duques Enrique y María Teresa, Noruega a la reina Sonia, Portugal a sus aspirantes al trono en el caso de que algún día se restaure la institución, los duques de Braganza, el Reino Unido al príncipe Carlos, y Suecia a los reyes Carlos Gustavo y Silvia.
El 11 de abril, en la catedral de la Almudena también se celebró un funeral para recordar a Juan Pablo II, presidido por los reyes Juan Carlos y Sofía y oficiado por Antonio María Rouco Varela, con la asistencia de los entonces príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, y el duque de Lugo, Jaime de Marichalar, que todavía no había procedido al 'cese temporal de la convivencia' con la infanta Elena, que anunciarían en 2007.
Con cuatro días de diferencia nos dijeron adiós el papa Juan Pablo II y Rainero de Mónaco. El sumo pontífice fallecía el 2 de abril de 2005 y el príncipe el día 6. Este luctuoso acontecimiento en el seno de los Grimaldi impidió a Alberto de Mónaco asistir, como tenía previsto, al multitudinario funeral de Karol Wojtyla, que tuvo lugar en la basílica de San Pedro en el Vaticano el día 8 de ese mismo mes.