Irene Urdangarin, la 'protegida', cumple 15 años: moderna, deportista y de gustos caros
Sus padres siempre quisieron tener una hija y su nacimiento fue una celebración. Apegada a Urdangarin, la pequeña de la familia despunta por su alegría y su afición a la moda
Buscaban la niña desde hacía tiempo. Así que cuando nació Miguel Urdangarin, la infanta Cristina tuvo un punto de decepción porque querían tener una hija. Lo contaba su marido, Iñaki Urdangarin, quien bromeó a las puertas de la clínica Teknon sobre el supuesto ‘enfado’ de su mujer. Así que cuando nació Irene, el 5 de junio de 2005, hace hoy 15 años, la alegría de ambos fue especial. Incluso tenían pensado el nombre de la niña mucho antes de que doña Cristina se quedara embarazada. Irene cumplía, según su padre, “todas las expectativas del planteamiento de familia que nos habíamos hecho”.
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Y eso no ha cambiado a lo largo de los años. Irene ha sido siempre la niña protegida de casa, la pequeña de cuatro hermanos, “la mimada, en el buen sentido de la palabra”, nos dicen desde el círculo de los exduques de Palma.
Ya entrada en la adolescencia, aquella pequeña de pelo rubio casi blanco se ha convertido en una chica “moderna, estudiosa, alegre, deportista, apegada a sus padres y con querencia por la moda”. Esto último lo evidencian, además, los looks que suele lucir en sus escasas apariciones públicas. En la última, una comida con sus padres y su abuela paterna en Vitoria, apareció con unas zapatillas de la marca Golden Goose valoradas en 450 euros. Su prima, Victoria de Marichalar, tiene unas de la misma marca que valen 340 euros.
Infancia difícil
Con todo, no están siendo los mejores momentos para la hija de la infanta, alejada de España y de su padre, por quien siente un profundo amor. Cuando imputaron a Urdangarin en el caso Nóos, en 2011, ella tenía seis años, por lo que ha vivido su infancia y adolescencia rodeada de conflictos.
El exduque de Palma perdió su trabajo en aquellos años y desde aquel momento se dedicó a cuidar de sus hijos y de su casa, lo que le acercó mucho más a los pequeños, en especial a Irene, que “ha sido siempre su ojito derecho”. De ambos padres, puntualizan quienes les conocen. Tanto es así que muchas veces, en aquellos duros tiempos, tanto en Barcelona como al principio en Ginebra, sus padres renunciaron a sus escoltas para que Irene tuviera doble vigilancia.
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Arropada por sus hermanos
Ha crecido arropada por sus hermanos, que suelen defenderla siempre que hay alguna discusión, y protegida por sus padres. Con ellos comparte además la afición por el deporte, en especial con su padre, con quien ha participado incluso en alguna carrera popular desde que era muy pequeña. “Él le ha inculcado el amor por el deporte”, señalan a Vanitatis las mismas fuentes.
Los padrinos de Irene son Rosario Nadal, gran amiga de la familia y exmujer de Kyril de Bulgaria, y Pedro López-Quesada, marido de Cristina de Borbón Dos Sicilias e íntimo del matrimonio. Con todos mantiene buena relación, como con sus primas por parte de madre, tanto con Victoria de Marichalar, a quien está muy unida, como con la princesa Leonor y la infanta Sofía, con quienes pasa tiempo cada vez que viaja a España, algo que no sucede desde hace meses a consecuencia del covid.
Y eso la aleja por ahora también de Mallorca, donde ha pasado muchos veranos con el gran apoyo de sus padres, su abuela la reina Sofía y también de su tía Elena. Ambas han sido muy importantes en la vida de los Urdangarin de Borbón durante estos años. También lo ha sido don Juan Carlos, el abuelo que ha intentado mantener el equilibrio entre ser el cabeza de familia y el jefe del Estado. Su presencia en Ginebra ha sido más frecuente de lo que muchos imaginan.
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Gran apoyo han sido también los familiares de Vitoria, los Urdangarin Liebaert, con quienes han mantenido relaciones muy estrechas, y con quienes decidieron pasar los veranos después de quedar fuera del palacio de Marivent. Aunque esa supuesta 'expulsión' fue de cara al público, porque los hijos de la infanta Cristina han seguido yendo a Mallorca, con su abuela, cada verano.
Vuelta al cole
Su vida en Ginebra es tranquila. Allí logra pasar desapercibida gracias al esfuerzo de su madre por mantener a los hijos al margen de los problemas judiciales del padre. Desde hace unas semanas, Irene y su hermano Miguel han podido volver al colegio, al Ecolint, escuela internacional donde la joven cuenta con un expediente académico bastante notable, según cuentan los allegados.
Pero ni siquiera esa ‘nueva normalidad’ suiza puede quitarle peso a este cumpleaños triste de la pequeña de los Urdangarin, la niña que ha cumplido todas las expectativas de sus padres. La distancia que la separa de su querido padre, quien sigue sin poder recibir visitas, y mucho menos desde el extranjero, empaña lo que debía haber sido una alegre celebración.
Buscaban la niña desde hacía tiempo. Así que cuando nació Miguel Urdangarin, la infanta Cristina tuvo un punto de decepción porque querían tener una hija. Lo contaba su marido, Iñaki Urdangarin, quien bromeó a las puertas de la clínica Teknon sobre el supuesto ‘enfado’ de su mujer. Así que cuando nació Irene, el 5 de junio de 2005, hace hoy 15 años, la alegría de ambos fue especial. Incluso tenían pensado el nombre de la niña mucho antes de que doña Cristina se quedara embarazada. Irene cumplía, según su padre, “todas las expectativas del planteamiento de familia que nos habíamos hecho”.