Isabel II y el percance con su tiara ('algo prestado') en su boda, a dos horas del enlace
La entonces princesa sufrió ese día una de las pesadillas de toda novia: que algo relativo al vestuario nupcial falle
1947. Isabel II, entonces princesa, va a vivir uno de los días más importantes y emocionantes de su vida. Faltan dos horas para que la futura reina de Inglaterra contraiga matrimonio con Felipe Mountbatten, Felipe de Edimburgo. Pero la princesa sufre ese día una de las pesadillas de toda novia: que algo relativo al vestuario nupcial falle.
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Así ocurrió. La revista 'Tatler' ha detallado cómo fue la propia Isabel II quien le contó a la duquesa de Cambridge, en 2018, mientras recorrían una exhibición sobre el vestido de novia de Kate en 2011, el percance que tuvo con su 'algo prestado' en el día de su enlace.
Isabel II lució una espectacular tiara de diamantes que encerraba una gran historia familiar y que es una de las joyas más destacadas de la Casa Real británica. Se trata de la tiara Fringe, creada originalmente en 1830 y confeccionada para la reina Mary en 1919. En 1947, la reina madre (Isabel) cedió a su hija, la futura Isabel II, la tiara para celebrar su enlace con Felipe de Edimburgo.
A dos horas del enlace, la princesa Isabel se estaba vistiendo en el palacio de Buckingham, antes de partir hacia la abadía de Westminster. Lo que Isabel no sabía es que la tiara había sido anteriormente un collar y poseía un broche que tocó de manera accidental, quebrándolo.
Por suerte, la madre de la novia mantuvo la calma: "Tenemos dos horas y hay otras tiaras", le dijo a su hija.
La situación logró solucionarse gracias al joyero real Garrard, que estuvo disponible para solucionar el problema y que tuvo tiempo suficiente para reparar la tiara que finalmente Isabel lució de manera deslumbrante.
La tiara Fringe rara vez ha sido usada tras la boda de la hoy reina de Inglaterra. Tan solo otro miembro de la familia, su hija, la princesa Ana, tuvo el honor de colocarla sobre su cabeza. Fue en el día de su boda, en 1973.
1947. Isabel II, entonces princesa, va a vivir uno de los días más importantes y emocionantes de su vida. Faltan dos horas para que la futura reina de Inglaterra contraiga matrimonio con Felipe Mountbatten, Felipe de Edimburgo. Pero la princesa sufre ese día una de las pesadillas de toda novia: que algo relativo al vestuario nupcial falle.