Así es el centro de reinserción de Urdangarin: 210 celdas dobles y cancha de balonmano
El marido de la infanta Cristina logra un régimen de semilibertad y cambiará de centro: dormirá en el CIS de Alcalá de Henares. Pidió el tercer grado, pero no se le ha concedido
De una cárcel femenina en régimen de aislamiento a un centro de reinserción social con 210 celdas dobles, cancha de balonmano y compañeros de prisión. Iñaki Urdangarin ha logrado parte de sus deseos aunque no ha conseguido el tercer grado que lleva pidiendo desde que le condenaron, en 2018.
La Dirección General de Instituciones Penitenciarias, tras la recomendación de la Junta de Tratamiento de la cárcel de Brieva, ha decidido cambiar la situación del marido de la infanta Cristina, quien podrá disfrutar de las ventajas del artículo 100.2 aunque seguirá en segundo grado, según ha publicado Efe y confirmado Vanitatis.
Los pros de esta decisión son que Urdangarin abandonará la prisión abulense y se trasladará a Alcalá de Henares, al Centro de Inserción Social Melchor Rodríguez García (parece casi que ha recibido el regalo de Reyes por anticipado). Allí disfrutará de la compañía de otros presos, algo de lo que ha estado privado durante estos dos años largos de reclusión. Desde este centro podrá ir cada día a realizar sus tareas de voluntariado, se presupone que en el Hogar Don Orione, donde ha estado yendo tres días a la semana en los últimos meses. Los contras son que no podrá salir todos los fines de semana, como esperaba, y solo podrá pasar uno al mes en libertad.
Otra de las condiciones que se le piden a Urdangarin para obtener este nueva situación (no es un cambio de régimen penitenciario) es que se someta a un programa de delitos económicos por el que deberá entrevistarse, incluso, con víctimas.
Inaugurado en 2009
El Centro de Inserción Melchor Rodríguez García está situado a cinco kilómetros de Alcalá de Henares y a 34 de Madrid. Según informa la sección de UGT de Prisiones, hay tres rutas de autobús que parten de Madrid, Alcalá y Guadalajara para llegar al centro. Aunque Urdangarin no las necesitará porque suele moverse con escoltas del Ministerio del Interior.
Situado en la carretera de Alcalá-Meco, junto a la prisión del mismo nombre, fue inaugurado por el ya fallecido ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba el 7 de julio de 2009, y está dirigido a internos en régimen abierto o que están en un proceso avanzado de reinserción. El compromiso constitucional de reinserción en la sociedad de la población reclusa es el objetivo esencial de centros penitenciarios de régimen abierto, cuentan en la web de Interior, y el CIS de Alcalá de Henares es un ejemplo para ellos.
Talleres y deporte al aire libre
Cuenta con 210 habitaciones dobles, talleres, aulas y zonas deportivas. Con este fin, en el centro hay una gran pista polideportiva que sirve para jugar y entrenar a fútbol sala, baloncesto y, lo más importante, balonmano. Así que el exduque de Palma y exjugador del Barça y la selección española de balonmano podrá, por fin, volver a practicar su deporte favorito.
Era una de las grandes frustraciones de Urdangarin. Porque, como cuentan los presos cuando se les entrevista, el cambio de sus vidas queda plasmado en los detalles. Y el que afligía especialmente al marido de doña Cristina es no poder mirar a la luz del día de frente. En Brieva tenía un pequeño patio del que solo podía disponer cuando no había ninguna actividad de sus compañeras de prisión, así que miraba al sol por la ventana, levantando la cabeza. Y cuando salía al patio, al ser tan estrecho, se encontraba en la misma posición. Un detalle nimio para muchos pero que, según ha relatado su abogado, Mario Pascual Vives, a él le ‘torturaba’. Eso y no poder hacer deporte, algo que se intentó paliar con la entrega de una bicicleta estática sobre la que quemaba las horas y los kilos.
Visiblemente más delgado y envejecido, Urdangarin ha conseguido terminar el 2020 con una buena noticia. A no ser que decida recurrir la decisión para intentar lograr el tercer grado, algo que alargaría el proceso sobremanera. Da la casualidad de que este centro fue ‘bautizado’ en honor al Ángel Rojo, Melchor Rodríguez García, un anarquista que fue director de Prisiones durante un corto periodo de tiempo a principios de la Guerra Civil de 1936.
De una cárcel femenina en régimen de aislamiento a un centro de reinserción social con 210 celdas dobles, cancha de balonmano y compañeros de prisión. Iñaki Urdangarin ha logrado parte de sus deseos aunque no ha conseguido el tercer grado que lleva pidiendo desde que le condenaron, en 2018.