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Felipe V, el primer Borbón en España: reformista, escrupuloso, extravagante y 'loco' por abdicar
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En el 275 aniversario de la muerte de Felipe

Felipe V, el primer Borbón en España: reformista, escrupuloso, extravagante y 'loco' por abdicar

Ha sido el monarca con más años en el trono: uno más que Felipe IV, tres más que Felipe II, cinco más que Carlos I… Aunque bien pudo haber sido superado por Juan Carlos

Foto: Felipe V, con Isabel de Farnesio. (Wikimedia Commons)
Felipe V, con Isabel de Farnesio. (Wikimedia Commons)

Nadie dijo que ser un buen rey fuera sinónimo de perfección. Ni un gran profesional ni un gran político lo son por ser perfectos. Y aquella noche del 9 de julio de 1746, cuando un derrame cerebral acabó con la vida de Felipe V, fallecía un gran rey, no un ser perfecto. Había permanecido 45 años en el trono, el periodo más largo de cuantos monarcas ha tenido España. Reinó desde 1700 a 1746, excepto los poco más de ocho meses que lo hizo su hijo Luis I, en quien abdicó en 1724; pero su hijo murió y Felipe V regresó al trono.

El primer rey Borbón en la Corte española superó en años de ejercicio a Felipe IV (44 años), a Felipe II (42), a Carlos I (40)… Y aunque Juan Carlos I pudo haber rebasado los 45 años en el trono, bien es sabido que tampoco él ha sido fiel reflejo de la perfección. De hecho, se sintió obligado a abdicar en el año 39 de su reinado. Y a abandonar España en agosto de 2020 (justo el que hubiera sido el año 45 de su reinado). Sí, aquel 9 de julio de hace 275 años falleció Felipe V, un buen rey. Y muy deteriorado física y psíquicamente.

Nieto de Luis XIV de Francia

Felipe de Francia, duque de Anjou, que había nacido en Versalles (19 de diciembre de 1683), fue el segundo hijo del Gran Delfín de Francia, que era el heredero del rey Luis XIV y destinado a reinar como Luis XV. Aunque no fue así. Murió antes que su padre y fue uno de sus nietos (el tercero de su hijo Luis) el que accedió a la Corona de Francia como Luis XV.

Felipe era por lo tanto nieto de Luis XIV y de María Teresa de Austria, hija del rey Felipe IV y hermana de Carlos II, el último rey de los Austria. El débil y enfermizo Carlos II fue quien nombró heredero a su sobrino-nieto Felipe duque de Anjou... Pero después de contemplar otras alternativas, tras soportar demasiadas presiones y para tratar de evitar la partición del Reino.

Felipe V, por Jean Rac.  (Wikimedia Commons)

El curso de la Guerra de Sucesión no le favorecía

Tenía 17 años recién cumplidos cuando Felipe V entró en España y se estableció en Madrid. Pero la alegría se tornó en inquietud. Se abrió un periodo agitado y complejo, como es conocido. La provocación de su abuelo Luis XIV, los intereses de las demás potencias europeas y las divisiones internas —sin entrar ahora en este capítulo— se sitúan en la raíz de la Guerra de Sucesión, que se prolongó hasta 1713.

El curso de la contienda no favorecía sus intereses, al menos hasta la batalla de Almansa (1707). De hecho, Felipe V quiso abandonar y regresar a Francia. Hubiera propiciado el mantenimiento de los Austrias en el trono de España, que había sido reclamado por el archiduque Carlos de Habsburgo (hijo de Leopoldo I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico), proclamándose rey Carlos III.

Cuando Carlos de Habsburgo fue nombrado emperador (1711), tras la muerte de su hermano José, la política de alianzas internacionales giró sustancialmente en beneficio de Felipe V, que se asentó en el trono.

Dos de sus hijos le sucedieron en el trono

A primeros de noviembre de 1701, Felipe V había contraído matrimonio con su prima María Luisa Gabriela de Saboya (1688-1714), hija de Víctor Amadeo II, duque de Saboya y príncipe de Piamonte; y de Ana María de Orleans (sobrina de Luis XIV de Francia).

La Saboyana, como fue conocida más tarde en España, tenía 13 años. Y no entró con buen pie en la Corte… Sin embargo, asumió la regencia en las ausencias de su esposo, guiada por la influyente princesa de los Ursinos. Paradójicamente, su padre se sumó a la alianza contraria a los intereses de su esposo. Con los años, la joven reina se ganó el respeto y la simpatía del pueblo.

De su matrimonio nacieron cuatro hijos, todos varones. Dos murieron prematuramente y los otros dos (primero y cuarto) llegaron a suceder a su padre en el trono. Pero la joven reina sufrió durante años de tuberculosis y falleció (1714) poco después de la guerra, cuando tenía tan solo 25 años.

Con su segunda mujer tuvo 7 hijos

Durante esos años ya supo que el primer rey de la Casa de Borbón en España padecía crisis depresivas importantes y cada vez más frecuentes, que recordaban el carácter enfermizo de su madre. En periodos de gran actividad, como fueron los de la larga guerra, Felipe V se mostraba vitalista, decidido. Aunque su acusado apetito sexual agudizaba sus crisis cuando se encontraba lejos de su esposa.

Por ello, ese mismo año 1714 se casaba de nuevo Felipe V. Esta vez con la parmesana Isabel de Farnesio (1692-1766), hija de Eduardo II, príncipe heredero de Parma, que había fallecido cuando ella tenía solo un año. Siete fueron los hijos de este matrimonio. Y todos, excepto el segundo —Francisco, que falleció al cabo de un mes de vida—, alcanzaron un futuro próspero. A ello se dedicó fundamentalmente su madre, que no solo tenía un carácter ‘mandón’, sino que ejerció como consorte a medida que su marido prolongaba su aislamiento a causa de su demencia.

Reformista y con un sueño ‘versallesco’ en Segovia

Durante su primera etapa como rey de España, rodeado de colaboradores franceses, Felipe V afronta un buen número de reformas. Son los denominados ‘decretos de nueva planta’, que fueron debilitando la fortaleza histórica de reinos y señoríos territoriales, hasta su desaparición (salvo excepciones), en beneficio de un modelo centralizado (Castilla), cuya cúspide era el propio monarca.

Amigo del ejercicio de la caza, conoció el entorno de la granja y pequeña ermita que ocupaban en verano los monjes jerónimos de Segovia, situada en plena sierra de Guadarrama (vertiente segoviana). Y allí quiso construirse un palacete de líneas versallescas, el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, que se convirtió en su idílico retiro soñado, siempre que lograra quitarse de encima las responsabilidades del trono.

Es muy probable que el Rey, consciente de sus frecuentes trastornos psicóticos, tuviera la idea de abdicar cuanto antes. Aunque también cabe la posibilidad de que quisiera aspirar a la Corona de Francia… Sea como fuere, lo cierto es que abdicó a primeros de 1724 en su hijo mayor, Luis I, para cumplir su deseo de disfrutar en La Granja de San Ildefonso. Aunque la realidad no transcurrió como había soñado.

placeholder La familia de Felipe V. (Wikimedia Commons)
La familia de Felipe V. (Wikimedia Commons)

Ni su hijo Luis llegó a tomar las riendas del Reino, ni su esposa dejó de ser la referencia de la Corte, ni él consiguió mejorar de su progresiva demencia. Y, además, su hijo murió al cabo de ocho meses.

Vida nocturna

Felipe V tuvo que ocupar de nuevo el trono, aunque forzado. Él estaba ‘loco’ por abdicar de inmediato a favor de su cuarto y único hijo vivo de su primer matrimonio, Fernando. Su mujer y su entorno lo evitaron una y otra vez. Sus problemas mentales fueron cada vez más frecuentes. Su conciencia escrupulosa se hizo agobiante. Su temor a la muerte se convirtió en una obsesión. Aseguraba que estaba muerto al tiempo que evitaba cambiarse de ropa para protegerse de algún contagio que le costara la vida.

Vivía con frecuencia de noche, cazaba de noche, atendía los asuntos de gobierno por la noche. Sus extravagancias se agudizaron hasta el extremo de que, por ejemplo, cuando falleció y quisieron quitarle la camisa, tanto tiempo la había llevado encima que le arrancaba la piel a medida que se la despegaban del cuerpo. Pero, en fin, aún con todo, su segundo periodo en el trono se prolongó durante 22 años. Hasta aquel 9 de julio de 1746 en el que falleció, dando paso a su hijo Fernando.

Su segunda esposa —'la parmesana’—, que vivió recluida en La Granja y en Riofrío durante el reinado de su hijastro Fernando VI, llegó a ver a su hijo mayor en el trono de España. Fernando VI falleció sin descendencia (1759) y accedió a la Corona el hijo mayor de su madrastra, Isabel de Farnesio, con el nombre de Carlos III. Y ella falleció el 9 de julio de 1766 (ayer se cumplió el 255 aniversario), justo 20 años después que su marido.

Fermín J. Urbiola

Periodista y escritor

Nadie dijo que ser un buen rey fuera sinónimo de perfección. Ni un gran profesional ni un gran político lo son por ser perfectos. Y aquella noche del 9 de julio de 1746, cuando un derrame cerebral acabó con la vida de Felipe V, fallecía un gran rey, no un ser perfecto. Había permanecido 45 años en el trono, el periodo más largo de cuantos monarcas ha tenido España. Reinó desde 1700 a 1746, excepto los poco más de ocho meses que lo hizo su hijo Luis I, en quien abdicó en 1724; pero su hijo murió y Felipe V regresó al trono.

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