Leonor estrena un mini vestido de cuadros en los Premios Princesa de Asturias
Los Premios Princesa de Asturias se han convertido en el escenario perfecto para la princesa Leonor, que ha mostrado una vez más su gran cambio de estilo
Hay momentos inolvidables y, para Leonor, la entrega de los Premios Princesa de Asturias es uno de ellos. La joven se ha ido convirtiendo poco a poco en el rostro de los premios que llevan su nombre y cada vez se puede ver cómo se muestra más segura y profesional, dejando de lado los nervios habituales que cualquiera sentiría al enfrentarse a una situación nueva.
No se puede considerar que esta lo sea, puesto que no es la primera vez que se convierte en protagonista; de hecho, su debut fue hace un par de años, pronunciando un aplaudido discurso y mostrando un aplomo que sus padres han ido inculcándole con los años, sabedores de lo que se espera de ella en un futuro cada vez más cercano. El hecho de que cada una de estas ediciones esté siendo diferente es solo una muestra más de su capacidad de adaptación.
El año pasado, las medidas necesarias para evitar la propagación del virus que ha cambiado nuestras vidas en los últimos meses hicieron que la entrega de premios fuera muy distinta. El concierto previo fue cancelado, los actos habituales, como el encuentro con los galardonados, también sufrieron modificaciones, incluso la entrega de premios tuvo que reubicarse y adaptarse a las circunstancias. Ahora parece que las aguas vuelven a su cauce, los premios regresan al teatro Campoamor y Leonor de nuevo ha brillado con luz propia.
Un look que lo dice todo
La princesa Leonor ha sorprendido a su llegada al teatro, donde se pueden apreciar pequeños cambios, como la alfombra azul sobre la que ha posado la familia real a su llegada, con un bonito vestido que le encajaba como un guante. Un diseño de la firma española Bgo & Me con el que pone de manifiesto que ya no es la niña que conocimos.
El vestido, de cuello redondo, manga corta abullonada y con un estampado de aire retro que encaja a la perfección con el patrón con el que ha sido diseñado. Un corte casi recto hasta la cadera, donde el corte marca un cambio radical, dejando paso a una minifalda con vuelo. Mención aparte merece el detalle de su espalda, donde se aprecia un lazo negro, un detalle lady que remata el diseño.
Si el vestido destaca por poco habitual, el resto del conjunto deja claro que la joven ha cambiado, pero nunca se olvida de quien es, pues una vez más ha prescindido de cualquier tipo de complemento, con la excepción de los pequeños pendientes, los mismos aros de oro de efecto bambú que llevaba esta mañana y que comparte con su madre. Nuevos son los zapatos, con un tacón un poco más alto y esta vez en color negro, dejando de lado los zapatos nude de Carolina Herrera que había escogido, por ejemplo, para el concierto previo al que acudió por primera vez junto a sus padres y su hermana.
Para su cabello, en esta ocasión ha decidido confiar en uno de los peinados habituales de doña Letizia, una elegante coleta alta rodeada por un mechón de su propio cabello que le da un aspecto más pulido y elegante. Esta es la primera vez que ha optado por llevarlo de esta forma, en las dos citas previas lo lució suelto y dejando que las ondas cayeran sobre sus hombros.
El look que ha escogido para esta cita es un claro ejemplo de la evolución que estamos viendo en sus últimas apariciones y que tiene mucho que ver con el paso a la madurez que la joven está protagonizando conforme se hace más mayor, una madurez a la que seguramente también esté contribuyendo el tiempo que está pasando -y pasará- lejos de casa. Leonor se encuentra viviendo en Gales, en el UWC Atlantic College, donde cursará los dos años de los que consta el bachillerato.
Mucho ha cambiado desde que escogió el azul bebé para su debut, un diseño brocado de cuello redondo y mangas tres cuartos, con cintura marcada y falda de tablas a contraste, que conjuntó con unas bailarinas doradas de Pretty Ballerinas, una de sus preferidas por aquella época. Solo un año después veíamos como estas dejaban paso a unos kitten heels que ya nos revelaban que la joven ya no era una niña. En esta ocasión escogió un vestido plagado de pedrería y lentejuelas en la parte superior, detalle que se repetía en el bajo, no así en la falda, de un largo prudente, lisa y sencilla.
Ahora nos muestra una imagen más madura, con un conjunto que se adapta a su edad sin dejar de ser una pieza elegante y adecuada para el evento que protagoniza. La Princesa de Asturias cada vez tiene más claro qué estilo quiere lucir y cómo dejar atrás los estilismos más aniñados del pasado.
Hay momentos inolvidables y, para Leonor, la entrega de los Premios Princesa de Asturias es uno de ellos. La joven se ha ido convirtiendo poco a poco en el rostro de los premios que llevan su nombre y cada vez se puede ver cómo se muestra más segura y profesional, dejando de lado los nervios habituales que cualquiera sentiría al enfrentarse a una situación nueva.
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