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La historia de la tiara Rundell: los diamantes que unen a los reyes de Dinamarca y de Inglaterra
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La historia de la tiara Rundell: los diamantes que unen a los reyes de Dinamarca y de Inglaterra

Reina de Inglaterra, emperatriz de la India y princesa de Dinamarca, el joyero de Alexandra contaba con joyas tan espectaculares como la desaparecida tiara Rundell

Foto: La reina consorte Alexandra de Inglaterra, en un retrato de François Flameng. (The Royal Collection Trust)
La reina consorte Alexandra de Inglaterra, en un retrato de François Flameng. (The Royal Collection Trust)

Todas las joyas, más allá de su valor económico, también pueden poseer un valor sentimental, histórico o artístico. No siempre ocurre, pero existen ciertas piezas muy especiales que aúnan todas esas características, como ocurre con los diamantes de la emperatriz Sissi o el joyero inspirado en 'Los tres mosqueteros' de la reina española Victoria Eugenia.

Una serie de características que también encontramos en la tiara Rundell de la reina consorte Alexandra de Inglaterra. Un título real al que se suma el de princesa de Dinamarca, princesa de Gales y emperatriz de la India, y ante tal despliegue nobiliario, no podía faltan un joyero a la altura.

placeholder La reina consorte Alexandra de Inglaterra en un retrato de juventud, de Franz Xaver Winterhalter. (The Royal Collection Trust)
La reina consorte Alexandra de Inglaterra en un retrato de juventud, de Franz Xaver Winterhalter. (The Royal Collection Trust)

La joven Alexandra Carolina Marie Charlotte Louise Julia nació el 1 de diciembre de 1844 en Copenhague, como parte de la familia real danesa. Sin embargo, su futuro no parecía destinado a portar ninguna tiara real, ya que se trataba de una rama genealógica más alejada en la sucesión.

Un devenir que cambió cuando su padre fue nombrado heredero del trono, ya que su primo lejano Federico VII no contaba con hijos legítimos. Así, Cristián de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg fue nombrado príncipe. Cambiando la vida y el estatus de su familia para siempre.

Nueva princesa en Dinamarca

Incluyendo a la joven princesa Alexandra, llamada Alix en su entorno familiar, que se había criado fuera de los protocolos y normas de la corte. Una familia más relacionada con empresarios, deportistas de éxito y artistas, como el escritor y poeta danés Hans Christian Andersen o la pionera de la natación Nancy Edberg, que nobles.

Aunque, tras esta nueva línea de sucesión al trono danés, la princesa Alexandra de Dinamarca se convirtió así en una de las solteras más buscadas en las cortes europeas. Por eso, aunque no era la primera opción del príncipe, la presión de su madre la reina Victoria conllevó que fuera la elegida como esposa del heredero, Alberto Eduardo, príncipe de Gales y futuro rey Eduardo VII.

placeholder El rey Eduardo VII y la reina Alexandra, entonces príncipes de Gales, el día de su boda retratados por John Jabez Edwin Mayall. (The Royal Collection Trust)
El rey Eduardo VII y la reina Alexandra, entonces príncipes de Gales, el día de su boda retratados por John Jabez Edwin Mayall. (The Royal Collection Trust)

La pareja real se casó el 10 de marzo de 1863, en la capilla de St. George en el castillo de Windsor, como hicieran más de 150 años después el príncipe Harry y Meghan Markle en su enlace. Una boda marcada por el fallecimiento del padre del novio, el príncipe Alberto (marido de la reina Victoria).

Un enlace por el que la entonces princesa de Gales, Alexandra, recibió un espectacular regalo: un parure de diamantes. Se denomina parure al juego de joyería que cuenta con varias piezas combinadas, como en este caso, la tiara, unos pendientes, un broche y un collar. Un formato que se hizo especialmente famoso a finales del siglo XIX.

placeholder El parure de diamantes Rundell, incluyendo la tiara. (Cordon Press/The Print Collector)
El parure de diamantes Rundell, incluyendo la tiara. (Cordon Press/The Print Collector)

Un espectacular conjunto que lució también como reina consorte Alexandra de Gran Bretaña en numerosas ocasiones, incluyendo numerosos retratos oficiales. Centrándonos primero en la tiara, tiene una silueta de corona, con varios motivos de adorno estilo voluta griega y diseños geométricos.

Conformada por dos filas de diamantes que rodean toda la pieza, sobresalen especialmente las 10 piedras preciosas más grandes, que sirven como punto de unión entre los adornos y varias flores de lis. Diseñada para ser flexible, como muchas joyas reales (incluyendo la tiara Portland, también de la familia real inglesa) puede desmontarse en varias piezas para ser usada en diferentes tamaños. Apostando por una gran versatilidad.

placeholder La reina consorte Alexandra de Inglaterra con la tiara Rundell, de Alessandro Bassano. (The Royal Collection Trust)
La reina consorte Alexandra de Inglaterra con la tiara Rundell, de Alessandro Bassano. (The Royal Collection Trust)

Valorada en casi 8 millones de libras, según el portal económico británico 'Money', a este valor habría que añadirle el de los pendientes, con una gran perla cada uno rodeada de diamantes; el broche con los mismos adornos, y el gran collar también de perlas y diamantes.

Unas piezas que se denominan Rundell, en honor una de las joyerías más prestigiosas para la realeza de la época: Rundell & Bridge. Aunque, muchos historiadores creen que realmente es obra de otra famosa casa de orfebrería: Garrard. Dado que aparece en albaranes de la época de esta histórica tienda.

placeholder La reina consorte Alexandra de Inglaterra en un retrato de François Flameng. (Instagram @royalcollectiontrust)
La reina consorte Alexandra de Inglaterra en un retrato de François Flameng. (Instagram @royalcollectiontrust)

Más allá de su origen, lo que tampoco sabemos a ciencia cierta es su presente. Mientras que sí hemos visto lucir a la reina madre Isabel, la reina Isabel II o a Kate Middleton el broche, los pendientes y el collar en las últimas décadas, poco se ha sabido de la espectacular tiara de perlas de diamantes.

Desaparecida de actos oficiales y eventos, no se tiene constancia oficialmente de qué ha ocurrido con ella. La página web The Royal Trust Collection, donde se encuentran los tesoros reales y demás piezas de la historia de la familia Windsor desde hace siglos no la menciona más que en ciertos cuadros o fotografías, no de forma individualizada.

placeholder  Kate Middleton, luciendo el collar de diamantes y perlas Rundell en una recepción del palacio de Buckingham. (Getty)
Kate Middleton, luciendo el collar de diamantes y perlas Rundell en una recepción del palacio de Buckingham. (Getty)

Unas pistas que nos hacen pensar que, tras el fallecimiento de la reina Alexandra en 1925, esta tiara fue a parar a alguna de sus hijas y no al tesoro real. Una práctica muy común entonces, ya que se tenía más en cuenta el valor sentimental de la pieza que el histórico.

Por lo que no se pensaba en crear un joyero de cada Casa Real, como ocurre actualmente con las joyas de pasar de la reina Letizia. De esta forma, los expertos creen que lo más plausible es que la tiara Rundell fuera a manos de su hija Luisa (duquesa de Fife), su hija Maud (posterior reina consorte de Dinamarca) o su hija la princesa Victoria; estando ahora en manos de un coleccionista privado.

El destino de la tiara Rundell

Aunque, al no haber sido vista de forma pública, también se estima que podría haber corrido peor suerte (para los amantes de la orfebrería). Así, como se cree que ocurrió con la tiara de la familia Falcó que fue robada, quizás los herederos de la reina Alexandra optarán (de forma legal) por dividir la tiara en partes. Pudiendo vender los diamantes o perlas o separado.

Lo que si está claro es que la reina Alexandra (antigua princesa danesa) es uno de los miembros más queridos en la historia de la realeza británica del siglo XIX. Descrita por las crónicas de la época como excelente patinadora, jinete y piloto, fue también toda una referente en cuestión de estilo.

placeholder La reina de Inglaterra Alejandra, antes princesa de Dinamarca, fue la primera dueña de la tiara Rundell. (Ilustración del archivo de Illustrated London News and Sketch)
La reina de Inglaterra Alejandra, antes princesa de Dinamarca, fue la primera dueña de la tiara Rundell. (Ilustración del archivo de Illustrated London News and Sketch)

Dado que tanto sus joyas como ropa, maquillaje y peluquería fueron de lo más imitado en todo el mundo. Aunque, especialmente en Gran Bretaña, se la recuerda porque llegó incluso a poner de moda caminar con una leve cojera (una dolencia que la acompañó tras sufrir una infección en uno de sus partos). Además, de ser pionera en la creación de diversas instituciones sociales como el Cuerpo de Enfermería de la Armada Real.

Todas las joyas, más allá de su valor económico, también pueden poseer un valor sentimental, histórico o artístico. No siempre ocurre, pero existen ciertas piezas muy especiales que aúnan todas esas características, como ocurre con los diamantes de la emperatriz Sissi o el joyero inspirado en 'Los tres mosqueteros' de la reina española Victoria Eugenia.

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