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Maximiliano de Habsburgo nos cuenta el detalle que tuvo Isabel II con su fundación
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ENTREVISTA

Maximiliano de Habsburgo nos cuenta el detalle que tuvo Isabel II con su fundación

El sobrino segundo de doña Sofía fundó hace unos años una organización que aborda problemas relacionados con adicciones de todo tipo. Él mismo pasó su calvario

Foto: Maximiliano de Habsburgo. (Cortesía Borsania)
Maximiliano de Habsburgo. (Cortesía Borsania)

Maximiliano de Habsburgo es sobrino segundo de doña Sofía, y su madre Elena, prima de la reina Isabel II. Junto con su hermana, Sofía, formaron parte de la élite de jóvenes del Madrid loco de los años 90. Vino para aprender español y nunca se fue, salvo un tiempo intermitente que pasó entre Estados Unidos y Alemania. En esos tiempos de fiestas y madrugadas sin fin no estaba mal visto el consumo de cocaína. Como otros jóvenes que cayeron en el mundo oscuro, él también tuvo su infierno particular. Y no solo salió, sino que decidió ayudar a personas con adicciones.

Creó su fundación, a la que bautizó con el nombre de Recal (recuperación de almas). La sede se encuentra en Majadahonda y la fallecida reina Isabel II participó con una importante donación. De la fallecida monarca dice que "ha cumplido con su deber hasta el último día”. Maximiliano vive en Madrid con su mujer, Maya Askari, y sus tres hijos, que también están involucrados en la fundación.

¿Qué es la fundación Recal?

Es una institución que tiene la clínica en Majadahonda y donde se tratan problemas de adicciones. Al alcohol, a las drogas, al juego, a los videojuegos, trastornos de alimentación… Las personas que vienen lo hacen porque quieren curarse. Se dan cuenta de que tienen un problema y ese es el primer paso para curarse. Y siempre hay que estar alerta.

¿Por qué la creaste?

Porque viví ese mundo muy de cerca. Y una hermana mía, con 24 años, murió por su afición. Fue terrible para la familia y eso me hizo darme cuenta de que se podía ayudar. El nombre lo dice todo: Recal es la recuperación de almas. El dolor físico está ahí, pero es peor el dolor del alma.

En aquellos años no existían este tipo de centros.

Así es. No se sabía cómo tratar, cómo ayudar. Las familias daban su cariño y su amor, pero no había terapias. Empecé ayudando a personas que eran alcohólicas y estaban en la calle, sin hogar. Ese fue el primer paso. Abrí un piso pequeño en Pozuelo y dábamos atención primaria como ropa, comida…

placeholder Maximiliano de Habsburgo. (Cortesía Borsania)
Maximiliano de Habsburgo. (Cortesía Borsania)

¿Siempre has vivido en Madrid?

Sí, vine para estudiar y me quedé. Salvo dos años en los 80 en que me fui a Estados Unidos y Alemania. Mi vida está organizada aquí. Mis hijos están ahora en un internado, pero la base de nuestra casa es Madrid.

Una persona como tú con un título de archiduque, ¿cómo te recibían?

Es que no decía ni quién era, ni si tenía título o no. Había que ayudar y es lo que seguimos haciendo. Con estas enfermedades no hay clases sociales. Puedes ser muy rico o muy pobre y el sufrimiento es igual.

Ha cambiado la manera de aceptar las droga. En los 80 era habitual ver a gente borracha o consumiendo.

Era así. Pero como todas las adiciones son progresivas. Probablemente, la mayoría de gente que empezó así acabó bastante mal. El problema de las drogas es que una lleva a otra. Hay gente que empieza con porros y dice “no pasa nada”, y sí que pasa.

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¿Llegaste a estar en el mundo oscuro?

Sí, por eso sé lo que sucede con las adicciones. Y mi hermana con 24 años murió por ser consumidora.

Ahora el tema de los videojuegos es complicado. Los padres no saben cómo atajar esa dependencia.

Empezamos a tratar estos temas hace cinco años. Y están las combinaciones terribles con la cocaína. Se quedan despiertos 48 horas jugando o en las redes sociales.

El hecho de ser quien eres, ¿sirve para visibilizar estos problemas?

Efectivamente. Tengo acceso a determinadas personas que pueden ayudar económicamente. Hay gente en la clínica que no tiene dinero y con esas donaciones y ayudas podemos seguir adelante.

En el patronato está Cayetano Martínez de Irujo. Tuvo también problemas de adicción que contó en su libro autobiográfico.

Sí, lo leí. Es muy duro, pero el mensaje importante es que uno se puede curar. Lo primero es darte cuenta de que hay un problema porque siempre está la negación. Nosotros tenemos el programa de doce pasos.

placeholder Cayetano Martínez de Irujo, junto a la portada de su libro. (Getty)
Cayetano Martínez de Irujo, junto a la portada de su libro. (Getty)

Es bueno que gente conocida diga que ha pasado por ese mundo.

Es importante porque quita el estigma. He sido drogadicto y he podido recuperarme. Es muy duro, pero se puede. Los que ingresan en Recal salen adelante.

Tengo entendido que la reina Isabel II os hizo una importante donación para el centro de Majadahonda.

Estuvo en el 80 cumpleaños de mi madre, prima de la reina, y ella pidió que no quería regalos sino colaboración con la fundación. A las dos semanas recibimos una donación. Fue muy cariñosa.

Tu hermana Sofía también forma parte de la fundación.

Me apoya en todo lo que organizamos. Ella tuvo su gran tragedia, que fue la muerte de su hijo en un accidente de coche. Tiene mucha fe y eso la ayudó. Es difícil de procesar.

Tus hijos, ¿cómo manejan las redes?

Lo que hacemos es controlar las horas. En casa tenemos una caja y cuando han terminado su tiempo, lo meten ahí. Es difícil porque a esas edades la relación con sus amistades es a través de los teléfonos o las tabletas.

Maximiliano de Habsburgo es sobrino segundo de doña Sofía, y su madre Elena, prima de la reina Isabel II. Junto con su hermana, Sofía, formaron parte de la élite de jóvenes del Madrid loco de los años 90. Vino para aprender español y nunca se fue, salvo un tiempo intermitente que pasó entre Estados Unidos y Alemania. En esos tiempos de fiestas y madrugadas sin fin no estaba mal visto el consumo de cocaína. Como otros jóvenes que cayeron en el mundo oscuro, él también tuvo su infierno particular. Y no solo salió, sino que decidió ayudar a personas con adicciones.

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