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El ingreso de la infanta Margarita y su petición de chocolate con churros en el hospital
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FAMILIA REAL ESPAÑOLA

El ingreso de la infanta Margarita y su petición de chocolate con churros en el hospital

Tal y como ha podido saber Vanitatis, la hermana del Rey emérito estuvo ingresada durante unos días en el hospital Gregorio Marañón, aunque ya se encuentra bien y en casa

Foto: La infanta Margarita. (Cordon Press)
La infanta Margarita. (Cordon Press)

Según ha podido conocer Vanitatis, la infanta Margarita estuvo ingresada recientemente durante unos días en el hospital Gregorio Marañón, donde, tal y como muestran las imágenes obtenidas, en todo momento se ha encontrado acompañada de su marido, el doctor Zurita, y sus hijos, María y Alfonso. Sin embargo, la hermana del Rey emérito se encuentra de nuevo en su domicilio tras haber recibido el alta por parte de sus doctores, ya que su recuperación ha sido rápida y ha sido una buena paciente, apuntan fuentes de su entorno más cercano a este medio.

Por otro lado, esta corta estancia en el centro sanitario no ha estado exenta de anécdotas en las que la tía de Felipe VI ha vuelto a demostrar su reconocido sentido del humor. La duquesa es de buen comer y, como el del resto de los allí presentes, su menú reunía el clásico recetario de hospital. Por ello, una vez que ya se encontraba bien, comentó si podía tomar chocolate con churros. Su respuesta la obtuvo en forma de gelatina en vez del deseado chocolate.

placeholder La salida de la infanta Margarita del hospital Gregorio Marañón tras recibir el alta. (Vanitatis)
La salida de la infanta Margarita del hospital Gregorio Marañón tras recibir el alta. (Vanitatis)

La duquesa de Soria cumplió el pasado 6 de marzo 84 años y, al igual que en aniversarios anteriores, lo quiso celebrar con su familia y amigos, entre los que se encontraban Mariola Orellana o Antonio Carmona. También, por supuesto, su nieto Carlitos, que, según comentaba Maria Zurita a Vanitatis, “les ha dado la vida a mis padres. Sobre todo a mi madre, que se lo pasa muy bien con él. Es un niño muy bueno y le encanta estar con sus abuelos”.

Lo curioso es que entre estos incondicionales se encuentran amigos de sus hijos o sobrinos. Con ellos acude a menudo a conciertos de música rock, pop o lo que se tercie y algunos confirman que “tiene más marcha que todos nosotros”. A diferencia de otros cumpleaños, donde la homenajeada y familia se reunían en restaurantes de la zona cercanos a su casa, su sobrina Simoneta Gómez-Acebo fue la encargada de festejar a su tía y abrió las puertas de su domicilio para ese día tan especial.

placeholder María Zurita, a las puertas del centro con el personal sanitario. (Vanitatis)
María Zurita, a las puertas del centro con el personal sanitario. (Vanitatis)

Doña Margot, que así la llaman familiarmente, es una mujer muy querida tanto en las fundaciones en las que colabora (Unicef, Duques de Soria, Arrupe, ONCE, Hemofilia…) como en la vida familiar y en la del vecindario. Ahora, su movilidad está más reducida y cuando sale a la calle va en silla de ruedas. Hace un tiempo tuvo una caída y se rompió la cadera, pero antes de ese percance era habitual verla hacer la compra en los comercios del barrio y acercarse al mercado de la Paz, donde se quedaba de charla con los tenderos. Sus pequeños achaques de salud han hecho sus paseos más cortos, pero la gente se sigue acercando a ella para saludarla.

Todos los que la conocen aseguran que ha sido capaz de contrarrestar su ceguera con una manera de vivir muy inteligente y con la máxima felicidad. Toca el piano, habla inglés, francés, portugués e italiano correctamente y se defiende en cinco idiomas más como el árabe o el búlgaro. Esta capacidad para hacer de lo negativo algo positivo es una de las características de la personalidad de la hermana preferida de don Juan Carlos, a la que le encanta el fútbol. Dicen los amigos que es por lo único que levanta la voz cuando el equipo está jugando mal o considera que los penaltis del equipo contrario no son justos.

placeholder El doctor Zurita, acompañado de su hijo a la salida del hospital madrileño. (Vanitatis)
El doctor Zurita, acompañado de su hijo a la salida del hospital madrileño. (Vanitatis)

Además, la duquesa de Soria tiene su grupo de amigas con las que se cita para almorzar en lugares que no forman parte del circuito de los locales de moda. Una de sus últimas salidas antes de su cumpleaños fue a Solidere, un restaurante libanés sin estrellas Michelin, pero con una cocina muy especializada y una carta de precios asequibles que incluye menú. El lugar es tranquilo, discreto y uno de los preferidos de la reina Sofía.

Quienes la conocen saben de la independencia que le gusta tener a la infanta Margarita. En verano tiene su mes sabático y lo pasa en Estoril (Portugal) con sus amistades de toda la vida. En esta localidad portuguesa vivieron los condes de Barcelona con sus cuatro hijos en el exilio. Para doña Margarita es un lugar lleno de recuerdos. Allí pasó su adolescencia, su juventud, su puesta de largo y celebró su boda con el doctor Zurita, que ha sido su compañero de trayectoria vital. El matrimonio, que nunca ha dado que hablar, mantiene un perfil bajo y es una pareja de lo más querida. Ahora, su objetivo se encuentra en el disfrute de esta dichosa recuperación.

Según ha podido conocer Vanitatis, la infanta Margarita estuvo ingresada recientemente durante unos días en el hospital Gregorio Marañón, donde, tal y como muestran las imágenes obtenidas, en todo momento se ha encontrado acompañada de su marido, el doctor Zurita, y sus hijos, María y Alfonso. Sin embargo, la hermana del Rey emérito se encuentra de nuevo en su domicilio tras haber recibido el alta por parte de sus doctores, ya que su recuperación ha sido rápida y ha sido una buena paciente, apuntan fuentes de su entorno más cercano a este medio.

Por otro lado, esta corta estancia en el centro sanitario no ha estado exenta de anécdotas en las que la tía de Felipe VI ha vuelto a demostrar su reconocido sentido del humor. La duquesa es de buen comer y, como el del resto de los allí presentes, su menú reunía el clásico recetario de hospital. Por ello, una vez que ya se encontraba bien, comentó si podía tomar chocolate con churros. Su respuesta la obtuvo en forma de gelatina en vez del deseado chocolate.

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