La visita de la princesa Mette-Marit a su hija Ingrid, en el campamento militar: bromas, salmón y salud mental
Hace unos días, la princesa heredera visitó el campamento de Skjold, donde su hija mayor y futura reina está realizando la formación militar de cara a asumir un futuro trono
Cuando prácticamente todos los titulares relacionados con la Casa Real noruega están protagonizados por las polémicas idas y venidas de Marius Borg, la agenda oficial se empeña en poner en primer plano otros asuntos mucho más amables. Por ejemplo, la visita que Mette-Marit ha hecho a su hija, la princesa Ingrid, en el ejército. Una divertida jornada marcada por las bromas, el salmón -noruego, claro- y la salud mental.
No se trataba de una visita sorpresa, sino que figuraba en el calendario de la Casa Real desde hacía unos días. Cierto es que la salud de Mette-Marit, no tan perfecta como debería, siempre deja margen para la sorpresa y las cancelaciones, pero esta vez sí que cumplió. Bien para poner en primer plano a su hija y futura reina -al fin y al cabo, su hijo Marius no tiene ningún papel institucional-, bien por otras cuestiones, lo cierto es que se conseguía el objetivo.
Porque no podemos negar que la princesa Ingrid Alexandra es uno de los puntales de la Corona noruega. De hecho, no va a tardar mucho en asumir un rol más importante, una vez que acabe su formación en el ejército. Y si a una fórmula habitualmente exitosa le sumamos la presencia de Mette-Marit y un encuentro madre-hija bastante entrañable, el resultado es claro.
Fue el pasado viernes cuando la esposa de Haakon visitaba el campamento Skjold, precisamente el lugar donde su hija aprende todo lo relacionado con la vida militar desde el pasado enero, un paso obligatorio en el país para asumir el trono.
El objetivo de Mette-Marit era conocer más acerca de la salud mental de los miembros de las Fuerzas Armadas, conversando con los altos mandos para saber qué herramientas proporcionan a los soldados de cara a fortalecerla y lidiar con posibles problemas.
Pero claro, teniendo en cuenta los diferentes campamentos y batallones que puede haber en el país -formado por unas 22.000 personas-, no ha sido, desde luego, casualidad que se haya elegido el centro donde se forma la princesa Ingrid.
Unas fotos juntas, conversaciones distendidas y algunas anécdotas eran suficientes para, al menos temporalmente, desviar la atención sobre los quebraderos de cabeza que, semana sí, semana también, está provocando el hijo mayor de Mette-Marit a la Corona.
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— ChristinZ (@ChristinsQueens) November 15, 2024
La princesa heredera no es, además, una persona que se caracterice por su espontaneidad -cierto es que su salud restringe de alguna manera el tipo de actividades que puede afrontar-, por lo que algunas de las imágenes que distribuyeron después de la visita las Fuerzas Armadas son bastante curiosas.
Risas a carcajadas, bromas con su hija y con sus compañeros... Parecía una Mette-Marit desconocida y, desde luego, más que ajena a las andanzas de su hijo, que no le han dejado descansar mucho desde que, el pasado agosto, conociéramos que había sido detenido por agresión y comenzara entonces un proceso judicial que aún sigue su curso.
La esposa de Haakon conversó tanto con altos mandos del batallón como con los iguales de su hija, abordando su preocupación por la salud mental -una de las causas por las que trabaja desde su papel institucional-, pero también empapándose de cómo es la vida militar en el campamento, tomando incluso contacto con algunas de las armas que manejan.
Y, como ya hiciera el rey Felipe cuando visitó a su hija Leonor en plenas maniobras, Mette-Marit no dudó en quedarse a comer, dando lugar a una de las anécdotas de la jornada. El menú, salmón con crema, un plato que pareció sorprenderla mucho, especialmente por la forma en que venía servido, preparado en envases especiales para esas expediciones y maniobras que los soldados tienen que hacer durante días.
Ha quedado claro que la Casa Real sigue empeñada en poner en primer plano a Ingrid, pero, con su agenda actualmente limitada por la vida académica, la solución estaba clara. Nada como una visita de la princesa heredera al centro de estudios de su hija y unas entrañables fotos familiares para conseguir que, al menos por unos días, sean ellas y solo ellas las absolutas protagonistas.
Cuando prácticamente todos los titulares relacionados con la Casa Real noruega están protagonizados por las polémicas idas y venidas de Marius Borg, la agenda oficial se empeña en poner en primer plano otros asuntos mucho más amables. Por ejemplo, la visita que Mette-Marit ha hecho a su hija, la princesa Ingrid, en el ejército. Una divertida jornada marcada por las bromas, el salmón -noruego, claro- y la salud mental.
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