La infanta Cristina y sus cuatro hijos, "superorgullosos" del proyecto de Iñaki Urdangarin

Era principios de mayo, un martes entre semana, cuando Iñaki Urdangarin llegaba a bordo de un coche Nissan a Barcelona. Aparcaba en el garaje de su hijo, descargaba varias bolsas, se ponía la mochila al hombro y subía al primer piso. El exmarido de la infanta Cristina tenía unos días largos por delante: por fin podía contarle al mundo que era un hombre nuevo.

Desde que cumplió condena, hace 14 meses, Urdangarin ha estado enfrascado en su nuevo proyecto empresarial, una asesoría en la que ofrece coaching deportivo, empresarial y personal. Se tituló para ello durante su paso por prisión y realizó prácticas en el Barça. Todo este tiempo, incluso su reclusión en Brieva, han servido para llegar a este momento.

De todas sus cuitas hemos ido dando cuenta en Vanitatis, como de la reunión secreta que mantuvo con la infanta Cristina esos días de mayo y que, en principio, según informaron las fuentes a este medio, era para celebrar que Pablo Urdangarin había renovado un año más con el Granollers. Fue para eso, sí, pero también hubo un asunto más.

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El exduque de Palma estaba en Barcelona para lanzar su proyecto empresarial, quería incluso dar una entrevista, y todo eso se lo contaba a la Infanta con la ilusión de un niño pequeño. Es consciente de que es un plan complicado, porque muchos arrugarán el gesto al ver que alguien que ha estado en prisión por delitos fiscales se proponga como asesor empresarial. Pero es precisamente eso, la adversidad y el dolor sufridos, los que él ofrece a los demás. Y eso hace que en su familia, en la que se cuenta también a la infanta Cristina, estén “superorgullosos”.

"Se merece que vaya bien"

Quienes han hablado con la infanta Cristina y con su hijo Pablo estos días, señalan que se quedaron “emocionados” al ver la cara de felicidad de Iñaki al contar su nueva empresa, sus ideas, su futuro. “Con todo lo que ha pasado este hombre”, relata una de las fuentes consultadas, “se merece que le vaya todo muy bien”.

Aquellos días fueron una constante de encuentros y Urdangarin se vio con uno de sus grandes amigos, un periodista que le puso en contacto con ‘La Vanguardia’ para que le entrevistaran. El exduque conoce perfectamente la esencia de este periódico, siempre respetuoso y poco dado al amarillismo, por lo que sabía que nadie traspasaría ningún límite.

Cabe recordar que estrictamente no es la primera entrevista que concede: hace tres años, Juanma Castaño le entrevistó en ‘El partidazo’ de La Cope, un encuentro que terminó mal porque Castaño sí preguntó al exduque por cuestiones incómodas. Urdangarin no consultó a nadie antes de dar aquella entrevista y sus amigos le dijeron que había sido un error. Esta vez ha sido distinto, ha contado con el consejo de los suyos –algunos conocedores del mundo de los medios–, que le han ayudado a no perder los nervios, como sí le sucedió con la entrevista de Castaño.

El trabajo, una necesidad

Entonces, como ahora, ya insistía en su necesidad de trabajar: “Quiero mirar hacia delante, volver al deporte, volver a la gestión o al deporte en general sería uno de mis objetivos. El balonmano siempre ha sido como una segunda familia. Todas las herramientas que he aprendido en mi vida me gustaría destinarlas al deporte. Si no es en el deporte, también he estado vinculado a la empresa en el pasado y podría estar en esa dirección de deporte y empresa”.

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Y es en lo que finalmente ha recalado. Lleva tiempo adelantando algunos detalles a su familia, es decir, a sus hijos, y también a su exmujer. La relación con la Infanta, pese a todo lo sucedido, es buena, sobre todo por la voluntad de ambos de mantener a los hijos lejos de cualquier drama, que de eso ya ha habido suficiente en sus vidas.

Paz personal

En la web del proyecto se presenta Bevolutive by Iñaki Urdangarin y en el apartado en el que se define a sí mismo, escribe: “La vida es un proceso de evolución constante, lleno de picos y valles que no solo debemos transitar, sino también aprender de ellos y gestionarlos con conciencia. El verdadero éxito no está solo en los logros externos, sino en la capacidad de cada persona para conocerse, adaptarse y crecer en los momentos más adversos”.

Han pasado 14 meses del final de su condena (fue el 9 de abril de 2024), más de tres años desde que salió de prisión, más de un año desde que se divorció… La vida de Urdangarin ha sido, como él mismo dice, una montaña llena de picos y valles. El camino ha sido para él durísimo, incluso hubo momentos que pensó que no podría superar. Por eso ahora, en paz consigo mismo y con su entorno, espera poder ayudar a otros.