El piso de recién casados de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin: su hijo, Pablo Urdangarin, supervisor de las obras de la reforma

Cuando Pablo Urdangarin tiene tiempo libre, algo que no abunda en su agenda, tiene una rutina que no se salta casi nunca: visitar las obras del piso que su madre se compró el año pasado en Barcelona.

Situado en la avenida Pedralbes, justo en el edificio en el que vivió la familia, cuando Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin eran recién casados, el piso está patas arriba desde el mes de enero. Aunque quienes conocen a la infanta aseguran a Vanitatis que las obras no son de gran envergadura, lo cierto es que algunos de los obreros que están trabajando en él dicen que han tirado hasta las paredes. Además, algunos vecinos han visto sacar sanitarios de la vivienda.

La casa se está poniendo a punto para que alguien pueda habitarla en breve. Y, según las mismas fuentes, sería el propio Pablo el que podría residir en ella. Por eso es habitual verlo por los alrededores, entrar y salir del edificio… Siempre pendiente de las obras.

Sube y baja

Lo decíamos, cuando está en Barcelona y no tiene entrenamientos o partidos, suele visitar el edificio. Como desde hace un tiempo Pablo no tiene plaza de garaje en el edificio en el que vive, aparca en la calle, lo que hace que los vecinos lo vean más a menudo. Pasa un tiempo en la casa, resuelve dudas a los obreros y después se marcha.

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Lo cierto es que Pablo es el único chico de los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin que vive en Barcelona, es el puerto base de la infanta Cristina cuando viene a España. Por eso se ha comprado allí un piso: para tener un lugar en el que estar tranquila cuando viaja a Barcelona y no tener que estar en hotel. Se le hace pesado e incómodo, además de que es muy pública su estancia y siempre termina ante los focos de una cámara.

Ginebra, su residencia

Cuando su casa y hogar familiar estaban en Ginebra, era mucho más fácil visitar Barcelona. Ahora que tiene a sus hijos desperdigados por el mundo y divorciada, el síndrome del nido vacío aprieta, así que decidió empezar un proyecto nuevo en Barcelona para tener un refugio cuando visitara la ciudad.

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Siempre ha tenido su refugio en el hotel AC Marriott Victoria, siempre el mismo apartamento, el que compartía con su marido felizmente. Y también con sus hijos, aunque ellos muchas veces se quedaban en casa de sus tíos o de amigos. Sea como sea, los 65 metros cuadrados del apartamento le encajan perfectamente, no así la soledad del lugar. Ahora a la infanta eso se le hace pesado, prefiere tener un hogar en la ciudad y así, con sus hijos ya independizados, poder reunirse de vez en cuando, ya sea en Navidades o en cualquier festividad. Incluso en verano cuando no estén en Bidart.

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Esta inversión se ha convertido en un gran proyecto, porque una vez estén terminadas las obras, Pablo se puede mudar a vivir ahí -incluso con su novia, Johanna-. Y claro, en un futuro lejano -lejanísimo, insisten las mismas fuentes- la infanta Cristina podría plantearse volver a España y ese sería su lugar de residencia.